Las personas en la Industria 4.0

El 70% de empresas aseguran tener dificultades para captar perfiles digitales en el mercado laboral, esta escasez de titulados capaces de cubrir la demanda especializada en las tecnologías de la Industria 4.0 representa, según el autor, un desafío para el sistema universitario y sólo se está pudiendo subsanar con la formación no reglada
Miguel Miñano Núñez
31 de mayo de 2021 | Compartir: Compartir en twitter Compartir en LinkedIn
Las personas en la Industria 4.0
Edwin Andrades / Unsplash

El año pasado la Fundación Isaac Peral, que engloba las principales empresas industriales de la Región de Murcia, elaboró un Análisis sobre la demanda de Cualificación profesional en la Industria. Realizamos numerosas entrevistas y encuestas para extraer de la experiencia de los principales directivos industriales murcianos su visión de los retos del sector en cuanto a personas. Lo primero que fue aflorando a la superficie es que hay un cambio de paradigma produciéndose en estos momentos. No solo hablamos de la irrupción del elenco de tecnologías que están transformando los negocios desde hace un tiempo, como el machine learning, el internet de las cosas, la fabricación aditiva, el BIM, la realidad aumentada o el blockchain, por citar algunas.  Nos referimos a cómo esta ola ha destapado debilidades de nuestro sistema educativo, o incluso de nuestra cultura laboral.

Conforme nos detenemos a observar las causas de este momento crítico, el primer insight incontestable es que no hay perfiles para abordar la Industria 4.0. Un 70% de las empresas manifiestan con rotundidad que tienen grandes problemas para captar y retener los perfiles digitales cualificados que demandan. Esto no parece suceder por ejemplo en otros ámbitos tecnológicos como, por ejemplo, la biotecnología o la ciencia avanzada de materiales.  Además, las entrevistas con responsables universitarios arrojaron que tampoco en los cursos recientes han aumentado las matriculaciones en los grados de informática o telecomunicaciones, por lo que no se prevé que la situación mejore a corto plazo, ya que la demanda sigue aumentando indiferente al estancamiento de la oferta. Probablemente, al final el mercado se ajuste en cierta medida, y la formación no reglada (cursos, masters propios, bootcamps, etc) supla una cuota cada vez mayor de la oferta de capacitación.

Una variable que parece esencial en la ecuación es que el número de mujeres matriculadas en los grados en informática y telecomunicaciones se mantiene dramáticamente bajo (entre un 3 y un 10% en las facultades consultadas). Este desequilibrio es tan grande que, mientras no se compense, tendremos problemas de generación de talento en el sector, con un gran perjuicio para todos.

Profundizando un poco en la relación entre profesionales y especializaciones dentro de la Industria 4.0, vemos que hay dos disciplinas que toman especial relevancia. Por un lado tenemos el Internet of Things, que ya lleva un buen trecho de recorrido y donde no hay grandes incertidumbres. Es una tecnología cuyo valor es apreciable de forma más o menos inmediata, y existen (dentro de la escasez general) profesionales capaces de desarrollarla con solvencia. En este primer grupo tenemos también la Ciencia de Datos en un sentido amplio; es decir, desde el mero análisis y extracción de información hasta las capacidades más avanzadas propias del machine learning como predicción o clasificación. Aquí por un lado encontramos un boom de demanda (prácticamente no hay ninguna empresa que no está haciendo con sus datos algo que hace unos pocos años no hacía, o sienta que debería estar haciéndolo). Por otro lado, y a diferencia por ejemplo del IoT, en Ciencia de Datos los proyectos son más complejos, más difíciles de plantear y resolver apoyando las expectativas en criterios realistas, sobre todo en la comunicación cliente-científico de datos. No obstante, las enormes esperanzas depositadas  en este campo impulsan grandes esfuerzos que permiten un buen avance.

En segundo lugar tenemos las tecnologías que no son tan universales. Muchas de ellas vivieron o viven un hype. En algunos casos, tras un tiempo en el que ha costado encontrarles una forma de aportar valor para la mayoría de la industria, están consiguiendo abrirse su hueco. Estas tecnologías serían por ejemplo la Fabricación Aditiva, la Realidad Aumentada o el Blockchain. Crearon una gran expectación a la que no pudieron dar respuesta inmediata. Con el tiempo, usos más creativos a través de cambios profundos en las cadenas de valor están permitiendo a estas tecnologías alcanzar la meseta de la madurez. De este modo, el interés por la formación en estas tecnologías ha vuelto a crecer, de forma que el número de especialistas y proveedores de Impresión 3D, por ejemplo, aumentaron en los tres últimos años.

Un aprendizaje que podemos extraer es que la formación de personas en estas tecnologías no solo es necesario para responder a la demanda, sino para generarla. Las tecnologías que surgen, en ocasiones pueden implantarse en sistemas productivos tradicionales, pero donde realmente se convierten en disruptivas es cuando, a través de la creatividad apoyada en el conocimiento técnico de capacidades y limitaciones, crean el hueco donde los nuevos sistemas crean una verdadera industria 4.0.

De un vistazo concluimos que tenemos retos que resolver a distintos niveles. Como sociedad, nos beneficiaría dejar de desincentivar las vocaciones tecnológicas. Abandonar el desacertado estereotipo que impide ver a los profesionales digitales como personas emprendedoras, creativas y versátiles, y empezar a reconocerles el papel de protagonistas (“héroes”) del cambio que vivimos. Romper estos esquemas culturales desacertados ayudaría sin duda mucho a aumentar la incorporación de la mujer a la profesión. En el nivel formativo, animar a las universidades a adaptar sus protocolos de actualización de la enseñanza a los ritmos actuales del mundo, que no son los de la burocracia. Igualmente, seguir fomentando la formación no reglada, que nos está salvando los muebles en estos momentos. Y por último, a nivel empresarial, entender que la industria 4.0 no consistirá nunca en instalar una tecnología que se adapta como un guante a nuestros procesos y negocio tradicional, sino más bien en ser creativos y replantearnos nuestras ideas para abrir verdaderamente hueco a la innovación.

Miguel Miñano es responsable de Construcción Digital en CTCON

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