¿Son los PERTES la gran oportunidad para la industria en España?
La estrategia para asignar los fondos europeos debe ir acompañada de medidas que favorezcan la transformación industrial vía innovación tecnológica de origen español y, según el autor, deben incluir también un formato de 'miniPERTES' dirigido a impulsar a las medianas empresas
Carlos Aranda / Unsplash
La pandemia ha cambiado nuestra forma de vida y muchos nuevos hábitos permanecerán. También ha mostrado la necesidad de transformar la forma de producir teniendo en cuenta las posibilidades que ofrece la digitalización y la necesidad estratégica de no depender de terceros países en tecnologías clave. La buena noticia es que existirá financiación pública para abordar esta transformación.
Según avanzan las semanas tenemos más información sobre como se gestionarán los fondos que va a recibir España del programa NextGenerationEU; es decir, los ya conocidos 140.000 millones de euros, que pasarán a la historia como lo hizo en Plan Marshall.
Todavía hay muchos puntos por aclarar y hay aspectos que se están poniendo en duda, como los puestos de manifiesto en el reciente dictamen del Consejo de Estado sobre el Real Decreto 36/2020 (RD) que regula la distribución de estos fondos.
El RD propone aligerar los plazos, criterios y exigencias para la aprobación de los proyectos. Una de las grandes novedades es la creación de los Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE), que son entidades público-privadas con gran capacidad de arrastre para crecimiento económico, el empleo y la competitividad de la economía. El RD no aclara aspectos fundamentales como el tipo de ayuda que se permitirá, los aspectos a negociar con Bruselas, o cómo se materializa esa colaboración pública-privada, que podría ser a través de la creación de un consorcio con entidad jurídica propia en la que participen entidades públicas y privadas.
Según el RD, los fondos se abonarán por los hitos y objetivos definidos. Cada 6 meses habrá una revisión de hitos. Todo lo que esté aprobado desde marzo de 2020 será susceptible de cofinanciación. Se habla de subvenciones entre 30%-70% en función del hito estratégico, aunque por el tipo de proyectos será necesario negociar con Bruselas la financiación de determinados proyectos que pueden alterar la competencia. La referencia para la negociación será el artículo 107 del Tratado de la Unión relativo a las ayudas por servicios de interés económico general.
Otro punto abierto todavía es la propia aprobación definitiva por parte de la Comisión Europea de la propuesta española el 30 de abril.
Sin duda, es un reto para la Administración el gestionar un presupuesto de este tipo. También lo es para los gestores de proyectos públicos y privados porque las iniciativas a aprobar no son ni los típicos proyectos de I+D, ni tampoco los dedicados al despliegue de grandes infraestructuras. Estamos hablando de grandes iniciativas de innovación, en sentido estricto; es decir que llegan hasta el mercado aportando productos o procesos innovadores. Los PERTES son proyectos tractores que nacen con el propósito de tener un efecto catalizador sobre la transformación del país hacia un modelo productivo más digital, más sostenible y de mayor aportación de valor.
Se espera que no haya más de 8-10 de estos proyectos, pero la realidad es que a la llamada del Ministerio de Industria para recibir “manifestaciones de interés” (MDIs), que no son necesariamente, una primera selección para recibir ayudas, se presentaron 710 propuestas con un presupuesto total de 30.000 millones de euros. Una cifra espectacular teniendo en cuenta que la mera presentación de MDI no implica nada por sí misma, y que todavía no están claras las reglas del juego. Lo que sí demuestra ya esta respuesta es que la Industria Española sabe movilizarse y tiene espíritu de colaboración.
En relación con los posibles PERTES que tienen más posibilidades de salir adelante, destaca el presentado el pasado 5 de marzo en SEAT Martorell, con el apoyo de la Corona y el Gobierno, enfocado en convertir a España en la referencia del vehículo eléctrico europeo.
Según las noticias que se van sabiendo, existen otros grandes proyectos enfocados en el desarrollo transversal de la Industria 4.0, de una economía de hidrógeno y otro para promover la digitalización de la industria naval en torno a Navantia.
La gran dimensión de estos proyectos será un reto por si misma, pero también es cierto que, aunque haya 10 grandes PERTES industriales, sólo involucrarán a una pequeña parte de la industria española.
Por lo tanto, es necesario habilitar también convocatorias de “miniPERTES” que den cabida a una parte de los cientos de Manifestaciones de Interés, realmente interesantes, que se han presentado y que pueden ayudar a la transformación de las medianas empresas industriales.
Conviene recordar que las políticas públicas de I+D no son sólo subvenciones o prestamos. También es posible impulsar medidas fiscales. Como ejemplo, el nuevo plan quinquenal aprobado hace unos días por el gobierno chino incluye deducciones fiscales por el 100% en la inversión de I+D para la industria manufacturera.
Respecto a las posibles medidas contables, se podría considerar flexibilizar la amortización de la adquisición de bienes de equipo.
Otro aspecto relevante de este tipo de programas que podría favorecer a la industria desde la demanda es la consideración positiva en cualquier propuesta de la incorporación de tecnología fabricada en España. Existe el riesgo de que una buena parte de los fondos se derive hacia la mera compra de equipamiento fabricado, por ejemplo, en Asia, en un marco mucho más favorable para este tipo de ayudas que, incluso, el más positivo de los que queremos implantar en España.
En relación con esta generación de tecnología, también habría que destacar la incorporación de la gestión de la propiedad industrial asociada a los propios proyectos. Vivimos un mundo en el que se incrementa de manera relevante el valor de los activos tecnológicos intangibles de las empresas y, en este contexto, la gestión de los derechos de propiedad industrial se convierte en un instrumento más que relevante del valor empresarial.
Todas estas medidas tienen que venir acompañadas de programas de formación de los estudiantes y de los propios trabajadores en herramientas digitales y nuevas formas de trabajar.
En conclusión, los PERTES son una gran oportunidad para la industria, aunque todavía habrá que definir algunos aspectos clave. De forma complementaria es necesario definir “miniPERTES” que permitan que las ayudas lleguen a una parte amplia de la industria española y, por último, más allá de los fondos NextGenerationEU existen otras medidas (contables, fiscales, gestión de la propiedad industrial, formación) que también serán claves para favorecer la transformación de la industria.
Luis Ignacio Vicente es Consejero y CIO de ASTI y Consejero Estratégico de Pons IP