Enrique Dans: «Viene un entorno inflacionista, hay que introducir el bitcoin en la empresa»
El profesor de la IE Business School aporta a Atlas algunas claves para una salida de la crisis que no puede significar de ninguna forma una vuelta a lo que las empresas hacían antes, es el momento de apostar por tecnologías como el 'machine learning' y por dotar al talento de entornos flexibles. La tecnología, a diferencia de momentos anteriores, ahora "sí lo permite"
La década que se abre ahora va a marcar un nuevo rumbo para la economía. Confluyen el desembarco de las nuevas tecnologías y descubrimientos científicos en el mundo de la empresa con desafíos globales como el cambio climático, la crisis de las democracias, las criptomonedas o la sustitución de la economía del petróleo por la nueva economía ‘verde’. Resulta esencial por ello afrontar los próximos años con una estrategia definida. Entre las tecnologías por las que hay que apostar, el profesor de la IE Business School y divulgador Enrique Dans cree que “la que marca la diferencia y tiene un coste asumible es el machine learning”. Muchas compañías la ven todavía “como un ámbito de data science, de bata blanca”, apunta, “pero existen ya programas disponibles pensados para pequeños repositorios de datos, no hace falta perder el tiempo en rutinas en Python para implantarla”.
Se está democratizando el acceso a las tecnologías de vanguardia para las pymes. “Es uno de los temas en los que más incido, cosas que hasta ahora parecían especializadas han pasado a estar disponibles para la mayoría”, afirma Enrique Dans. Su consejo, con carácter previo a embarcarse en el machine learning, es “diseñar una estrategia de datos, porque si no se tiene claro lo que hay detrás no tiene sentido”. Hay que elaborar “un roadmap de lo que se quiere, qué usos industriales, si puede servir para crear digital twins o es mejor para mantenimiento predictivo”. Cuando la empresa entienda lo que quieres hacer “verá cuál es su necesidad real de datos y podrá plantearse seguir avanzando hacia ámbitos de información cada vez menos estructurados”.
“La crisis ha hecho que se vean las vergüenzas a los que no tenían un nivel de digitalización adecuado”, sostiene el profesor de la IE Business School. “Las empresas que habían emprendido la digitalización, con personal capacitado, dotado con las habilidades necesarias a los que se les había dotado de ordenadores portátiles, vieron cómo se iban a su casa con motivo de la pandemia y seguían trabajando”, señala. En cambio, “cuántas empresas tuvieron que pedir a sus empleados que se llevaran el ordenador de mesa de la oficina a casa” porque no estaban preparadas.
Ante la salida de la crisis que se avecina, Enrique Dans distingue dos tipos de compañías: unas “están locas por que termine la pandemia para volver a hacer lo que hacían, y se la van a pegar”; y otras asumen que, “con toda su dureza en términos de vidas, esto es un aprendizaje, la relación debe ser más continua con el trabajador, hay que invertir menos horas en ocupaciones que no son las adecuadas”. Advierte, en ese sentido, que “el talento irá a las compañías que ofrezcan un cierto grado de libertad, flexibilidad y busquen personas con las habilidades para trabajar en esas nuevas condiciones”.
En España, dice, “hay de todo”. Hay compañías que “lo han hecho bien y quieren abandonar el presentismo” y empresas “con esquemas conservadores, cada sector tiene su casuística”. La clave es que, en realidad, “hablamos de un cambio cultural, de cómo va a transformarse tu oficina para facilitar la interacción social, no para sentarse, porque para eso los empleados se pueden quedar en casa, y de todas las implicaciones que eso tiene desde el punto de vista tecnológico, laboral y hasta inmobiliario”. Las compañías se van a situar en distintos niveles de evolución, desde uno inicial en el que “los trabajadores no se pueden movilizar”; al nivel 1, en el que se les pone difícil hacerlo; el nivel 2 en el que se pueden trasladar por necesidad o por alguna circunstancia extraordinaria; “y a partir de ahí van subiendo, el nivel 3 es todavía síncrono, si no lo ves al menos por videoconferencia parece que no trabaja, pero en los siguientes niveles 4, 5 y 6 las herramientas asíncronas pueden ya funcionar”.
En cuanto a las tecnologías que han llegado con motivo de la crisis para quedarse, Enrique Dans subraya que “muchas compañías tecnológicas están trabajando en la creación de herramientas para que los que participan en las reuniones sientan que participan de la misma forma que si lo hicieran de forma presencial”. No obstante, hace una apreciación importante: “En los 90, pensamos que había puestos que se podían enviar a casa, los IBM, Yahoo! y compañía lo hicieron, y después se arrepintieron porque una decisión así implica la ruptura de muchos vínculos”. La situación actual será distinta, añade, “vamos hacia modelos de mucha flexibilidad, en los que dejamos al trabajador que haga cosas en casa y esté disponible si necesitamos que acuda a una reunión o un evento, y si prefiere ir a la oficina porque tiene que hacer determinadas cosas le decimos que no tendrá problemas para ello”. La tecnología, a diferencia de lo que sucedía hace 25 años, “ya lo permite” y esa es la gran diferencia.
Un «empujón» para la transformación digital
Los empresarios entendieron a finales del pasado siglo el imperativo de la certificación en calidad o medioambiental, pero no acaban de asumir igual la urgencia de la transformación digital. Enrique Dans cree que eso se debe a que “la forma en que se nos vende suena a receta de consultoría, y la gente no se lo aplica a sí mismo. Si se ve como una tendencia de management para que desembarquen consultores en tu empresa es difícil que cale”. La pandemia ha supuesto una disrupción en ese sentido, “porque la empresa ha visto la propuesta de valor. Hay que hacer que la gente asuma que no sabe cuándo vendrá lo siguiente, pero hay que estar preparado”. Se empieza a entender este argumento, en su opinión, “en cuanto estemos vacunados, las empresas que no hayan cambiado se quedarán fuera”.
Esto podría beneficiar la implantación de las tecnologías de la Industria 4.0. “El reto de plantearla ya lo hemos conseguido, que las empresas entiendan la arquitectura de los datos, faltaba un empujón y en muchos aspectos la pandemia puede hacer esa función”, afirma. La plataforma Atlas Tecnológico está diseñada precisamente para que las empresas que decidan dar el salto conecten de forma sencilla con posibles partners, socios o clientes.
¿Por qué cuesta tanto encontrar financiación e inversores para que España y Europa se posicionen en las tecnologías que van a cambiar la economía? Según Enrique Dans, porque “el capital riesgo no es ni capital ni riesgo; ofrecen poco dinero a cambio de participaciones altas buscan un multiplicador con poco riesgo. Hay pocos que sean ambiciosos. La primera pregunta que me hacen cuando les hablo de una tecnología es si eso se hace en otros sitios, en realidad si no es así debería tener más valor, ¿no?” Como consecuencia de ello, continúa, “es raro ver el inicio de una tendencia basada en investigación básica en España”.
El profesor de la IE Business School recomienda a los emprendedores “ir a otros sitios a buscar capital. Además, Europa ha generado un entorno burocrático en el que la Unión no llega a donde debería llegar y la mayoría de empresas operan en uno o dos países, por el problema del idioma, de la burocracia, de la regulación, no es un entorno propicio para el emprendimiento”.
La pandemia ha provocado una inyección de dinero en la economía “y lo que viene es un entorno marcadamente inflacionista”, añade Enrique Dans. Una de las reacciones el mercado de capitales está siendo apoyarse en el blockchain, las criptomonedas, el bitcoin, para crear activos interesantes para captar liquidez. “Ahora se ve por esa razón más sólido un bitcoin que un dólar o un euro, porque al menos sabes que habrá 21 millones de bitcoin”, sostiene, “hay que integrarlo en todas las empresas”.
La clave es la educación. «Llevo 30 años dando clases, se necesita formación muy basada en la participación, en un diálogo en el que las personas interioricen por su propia cuenta los nuevos modelos. Si vas a una compañía a decirle: ‘te voy a explicar cómo hacer las cosas’, te equivocas, hay que aplicar un modelo más constructivista, en el que los participantes asuman los nuevos postulados por sí mismos y a su manera», concluye Enrique Dans.