Chalecos amarillos en el campo español en vísperas del 23-J para defender la soberanía alimentaria

El sector primario es una olla a presión, a la crisis estructural derivada del cambio de marco de ayudas europeo, se suma este año una crisis coyuntural por el incremento de precio de los cereales debido a la guerra de Ucrania y por la sequía, que el Gobierno ha hecho coincidir con planes para destruir pantanos, el campo ya se coordina con movimiento similares en Francia, Bélgica o Países Bajos
12 de junio de 2023 | Compartir: Compartir en twitter Compartir en LinkedIn
Chalecos amarillos en el campo español en vísperas del 23-J para defender la soberanía alimentaria

Chalecos amarillos en el campo. Más de 500 colectivos se agrupan ya en España en la iniciativa SOS Rural, en concurrencia con los movimientos reivindicativos que han ido cobrando fuerza en Francia, Bélgica, Alemania y Países Bajos, donde el partido Movimiento Campesino-Ciudadano (BBB) ha ganado en todas las provincias y controlará la Cámara Alta. Ya hay una comisión conjunta en la que participan todos ellos para tratar de influir en las decisiones de la Comisión Europea.

“Dentro de poco, tomar un litro de leche será un gesto exclusivo que sólo se podrán permitir unos pocos”, explica Alberto García Torés, director general en Granja de Desarrollo Ovino AGM. “Europa se ha confundido, quiere ser verde y como los técnicos y los políticos no saben lo que pasa en el mundo rural legislan de una forma que complica las cosas”.

Los problemas que atraviesa el sector agrario en España son el resultado de la confluencia de dos crisis, una de tipo coyuntural y otra estructural. En el primer caso se encontraría la escasez de cereales para alimentación del ganado provocada por la guerra de Ucrania, que está disparando los precios y, por consiguiente, los costes de las explotaciones. “A principios de 2022, una tonelada de alfalfa costaba 168 euros, ahora cuesta 450”, dice García Torés, “es imposible dar de comer a los animales, nos estamos arruinando”.

Muchos ganaderos están recurriendo al sacrificio de cabezas para hacer frente a la situación y el resultado es que “los mataderos no dan abasto, te citan a 20-25 días, se están sacrificando vacas de campo y de leche que no están enfermas, matamos para poder pagar la alimentación del resto de animales, nosotros vamos a llevar 200 ovejas al matadero para poder hacer frente al incremento de precios de los forrajes”.

La situación no tiene visos de mejorar en el futuro, “los forrajes que se están guardando son de baja calidad”, afirma el director general de Granja AGM, “en Francia hay forraje de sobra, y en Italia la tonelada de alfalfa está a 220 euros, estos países se benefician de la exportación de productos de más valor a mercados como el de Estados Unidos”, algo que han conseguido gracias a su apuesta por la tecnificación.

“El sector ganadero es el que más va a sufrir, el porcino se tecnificó, pero en el lácteo, si no se hacen granjas grandes tendremos problemas”, añade García Torés. “En tecnificación estamos a años luz de la industria agroalimentaria y de la distribución, se han dado ayudas para que los alimentos fueran baratos que se debían haber dedicado a tecnificar, porque en España seguimos yendo al volumen con poco margen”.

Europa, y España en particular, deben reflexionar si quieren dejar al sector en caída libre, lo que significa abandonar progresivamente la condición de región productora de alimentos, es decir, renunciar a su hegemonía y soberanía alimentaria. Hay contrapartidas que tendremos que asumir si así sucede. En la Agenda 2030 se combate el uso de antibióticos y fitosanitarios, pero en la situación actual ese es un planteamiento mortal para muchas explotaciones, y “la sanidad que hay en las cabañas agrícolas de aquí no es la misma que en terceros países”.

Otra de las crisis circunstanciales que azota al campo español es la sequía. “Se están derribando embalses y zonas para que el agua fluya al mar y no hay aguas estancadas para regar”, destaca el director general de Granja AGM, además “ha llovido a destiempo, si hubiera caído el agua en abril o mayo habríamos tenido una cosecha histórica”. La gente quiere vivir del campo, «pero ya estamos en tasas del 15% de abandono, no encuentras mano de obra y los impuestos han subido brutalmente, somos los esclavos del siglo XXI”, lamenta. “La Comisión Europea propone expropiar el 40% del terreno rústico para que se destine a crear bosques y algo similar sucede con las placas solares que hacen efecto espejo y provocarán desiertos rurales. Podemos tener la energía más barata del mundo, pero la alimentación más cara”.

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