La conexión del mundo laboral con las oportunidades de la IA estimula ya una «revolución de la productividad»
El informe "AI Jobs Barometer" de 2024, publicado por PwC, asegura que los sectores con mayor exposición a la IA han experimentarán un crecimiento de la productividad 4'8 veces más rápido, una afirmación que se complementa con las ideas clave del Collaborate de Zaragoza y un informe de McKinsey
El mundo laboral es de naturaleza variable y turbulenta. El paso de los años ha producido grandes cambios en el rol de los trabajadores, los conocimientos técnicos específicos exigidos y las competencias más demandadas. En otras palabras, la vara que mide la calidad de un trabajador ha cambiado de parecer. La penetración de la inteligencia artificial (IA) ha generado un impacto sin parangón y el informe «AI Jobs Baromenter» de 2024, publicado por PwC,se ha encargado de compilar esta transformación. A través del análisis de más de 500.000 millones de ofertas de trabajo de 15 países, PwC ha evaluado el impacto de la IA en los salarios, la redirección de la operatividad o el nuevo concepto de «valor» en las corporaciones. Sin embargo, el cariz más señalado es cómo la IA ha contribuido a la «revolución de la productividad».
En los últimos meses, en las redes ha circulado una frase muy ilustrativa de la realidad de las tecnologías avanzadas: «la IA no va a remplazar a los humanos, pero los humanos con IA van a remplazar a los humanos sin IA». Y, del mismo modo, ocurre en el ámbito laboral. PwC ha observado que los sectores con mayor exposición a la IA han experimentado un crecimiento de la productividad casi cinco veces (4,8) más rápido que los sectores menos expuestos. Esta no es una idea desconocida para Atlas Tecnológico. En el Collaborate ‘Velocity’ de Zaragoza 2024, celebrado en marzo, los ponentes colaboradores compartieron una sesión de análisis en la que identificaron algunos vectores de cambio en la industria española. Entre ellos, destacaron la necesidad de conectar a las personas con la IA en el sentido de habilitar a los trabajadores y potenciarles con IA.
Son diversos los factores que han posibilitado el incremento de la productividad. La IA permite la automatización de las tareas repetitivas, lo que libera tiempo para que los empleados se concentren en tareas más estratégicas o de valor creativo. Asimismo, este tipo de herramientas avanzadas, como el aprendizaje automático y el análisis predictivo, ofrecen insights más profundos y precisos, lo cual mejora la capacidad de las empresas para tomar decisiones informadas y efectivas. Aunque la IA no solamente se utiliza para mejorar procesos existentes, sino que también permite la creación de nuevos modelos de negocio.
Este amplio abanico de posibilidades estimula a los empresarios a mirar hacia el futuro del negocio desde una perspectiva diferente. Según la encuesta global líderes empresariales de PwC, el 84% de los empresarios que ya están adoptando la IA esperan un aumento en la eficiencia del tiempo de sus empleados. Al fin y al cabo, como se mencionó en el Collaborate ‘Velocity’ Zaragoza 2024, la presión por la productividad es cada vez más intensa, y las empresas están bajo la necesidad de no solo mejorarla marginalmente, sino de duplicarla para mantener su competitividad en el mercado global. Además, el 70% de los CEO anticipan que la IA cambiará significativamente la manera en la que sus empresas crean, integran y capturan valor en los próximos tres años. En lo referente a los inversores, ellos también ven en la IA un medio para la creación de valor, y un 61% de los encuestados afirman que la adopción rápida es muy importante para el éxito empresarial.
Educar para la adaptación
La IA evoluciona a grandes velocidades y su penetración en el área laboral camina al mismo paso. En el artículo de McKinsey «Why agents are the next frontier of generative AI», se explica que con el tiempo estos agentes podrían actuar como compañeros de trabajo virtuales y colaborar con los humanos de forma natural y fluida. Se espera que la «revolución de la productividad» se acelere y, en el trayecto, afecte no solo a sectores tecnológicamente avanzados, sino también a las industrias más tradicionales como la agricultura, la industria manufacturera o la salud.
Sin embargo, esta revolución es más que un mero aumento en la eficiencia operativa, pues se trata de un cambio estructural que afecta a todas las capas del mercado laboral y económico. Es decir, en muchas economías avanzadas el estancamiento de la productividad ha limitado el crecimiento económico, pero con la IA se pueden asentar las bases de un crecimiento económico sostenido.
Claro que, pese a los beneficios prometidos por esta revolución, el cambio también entraña desafíos. La veloz adopción de la IA está cambiando la naturaleza de las habilidades demandadas en el mercado laboral. Hay una necesidad urgente de reentrenar a la fuerza laboral existente para evitar el desempleo tecnológico y asegurar que los trabajadores puedan adaptarse a nuevos roles. Al fin y al cabo, según explica la publicación de PwC, la IA ofrece la oportunidad de reinventar las habilidades para seguir siendo relevantes en un mercado laboral que evoluciona a pasos agigantados. En otras palabras, el talento humano y la tecnología deben complementarse.
Y si se quiere preparar a las futuras generaciones para adaptarlas a un mercado laboral dominado por la inteligencia artificial, las instituciones educativas deberán actualizarse e incluir habilidades digitales y tecnológicas en sus programas. Además, se debe trabajar desde las políticas públicas para conseguir que estas oportunidades sean de acceso equitativo.
No obstante, los primeros que deberán aprender sobre las tecnologías avanzadas no son los emprendedores del futuro, sino los líderes empresariales del ahora. Son ellos los responsables de examinar si algunos de sus procesos centrales o imperativos comerciales pueden acelerarse con sistemas IA. McKinsey considera que, para que las organizaciones se preparen antes del pistoletazo de salida, deberán considerar tres factores clave que les ayuden a exprimir el potencial de la IA: en primer lugar, la documentación de los procesos comerciales en flujos de trabajo codificados, así como la planificación de una estrategia tecnológica a través de la organización de datos. De este modo, se garantizará que la IA comprenda el lenguaje natural y, entonces, tenga la capacidad de agilizar los procesos humanos más complejos. Por otro lado, se asegurará la interactuación efectiva de la IA con la infraestructura empresarial. Y a medida que los agentes de la IA comiencen a interactuar con el mundo real empresarial, se deberán implementar mecanismos de control que mitiguen los riesgos mientras que promocionen su autonomía.