Ezequiel Navarro (Instituto Ricardo Valle): «Es clave tener en el país una capacidad tecnológica mínima que se pueda escalar»
Echa a andar en España uno de los proyectos de articulación del ecosistema de I+D más ambiciosos del presente siglo, con objetivos como la creación de 3.000 empleos tecnológicos, más de 100 empresas y 300 patentes, el presidente de esta red inspirada en el Fraunhofer alemán, Ezequiel Navarro, conversa con el analista de innovación Eugenio Mallol
Eugenio Mallol.-La visión del instituto es muy interesante. Es cómo una refundación del modelo de I+D que se construyó en los 80 del pasado siglo, un proceso en el que los empresarios tomaron la iniciativa. Hicieron posible que las políticas industriales de fomento de la innovación, esas nuevas ideas surgidas en torno a la Transición, tuvieran éxito contra las resistencias al cambio que había en esos momentos. Pero aquella energía empezaba a agotarse y hacía falta una refundación. La iniciativa del Instituto Ricardo Valle de Innovación es un poco esto: la materialización de las nuevas ideas para modernizar y cambiar el modelo productivo en España.
Ezequiel Navarro.-Lo que buscamos es crear más valor vía innovación, porque solo con una economía de servicios la pandemia nos ha dejado ya claro que no es suficiente. Nos encanta el país que tenemos, los servicios que ofrece, poder disfrutar de sectores como el turismo, pero además debemos construir otras patas. Y nos hemos dado cuenta de que éramos extraordinariamente dependientes en campos como respiradores, mascarillas, electroválvulas, microprocesadores, componentes estratégicos… hemos tenido nuestras fábricas de coches paradas y se han dejado de producir 11 millones de coches en el mundo el año pasado, pero es que este año serán cinco o seis millones de vehículos los que no se harán. Eso nos ha evidenciado que tenemos una enorme dependencia tecnológica y que cuando alguien llama desde un Ministerio diciendo que necesita ayuda, son muy pocos los que pueden hacer algo. La clave está en que una capacidad mínima de tecnología esté en el país para poder escalarla si es necesario. El ejemplo lo ha contado muchas veces Pablo Oliete: cuando no había respiradores y hubo que coordinar a las empresas de Ametic y al ecosistema para desarrollarlo en unas semanas. La ministra hace poco lo recordó cuando nos hicieron un reconocimiento.
Eugenio Mallol.-La clave es que esa energía innovadora no se pierda.
Ezequiel Navarro.-Ahí nos dimos cuenta que hacen falta instrumentos ágiles. España en innovación está en una posición trentaytantos, cuando por PIB per capita, por tamaño de economía, deberíamos estar en torno a la 10-11. ¿Qué nos está pasando? Que la transferencia tecnológica y la puesta de la ciencia y la innovación al servicio del mercado nos cuesta. Las empresas no están usando las capacidades y los conocimientos, sino que se están yendo a sectores que luego aprovechan empresas de otros países. Tenemos grandísimos científicos y actividad de publicación que sirven para que empresas de EEUU o Israel encuentren fantásticos biólogos, bioquímicos o científicos de datos en España. Las publicaciones de la Universidad de Granada son de las más referenciadas en inteligencia artificial. Pero no estamos conectando toda esa potencia al territorio. Podemos hacerlo con instituciones nuevas, consiguiendo que la demanda de generación de conocimiento venga del mercado. ¿Por qué no hacemos un centro de innovación lean, con los mínimos recursos necesarios y sin contratar nada de lo que exista? Trabajemos con los centros que ya hay, con los científicos que ya hay, con los que ya tengan cosas y conectémoslos. Y lo que falte, lo ponemos. Y traigamos 10-14 de los mejores del mundo en las áreas que queremos impulsar: inteligencia artificial, vehículo eléctrico y conectado, microelectrónica, salud digital y sistemas aeroespaciales, que son aquellas en las que las primeras empresas que nos hemos propuesto estar ahí teníamos interés. Hay 52 compañías que han expresado en las Manifestaciones de Interés y en los PERTES concretos de los NextGen Europe, e hicimos un llamamiento a que se sumara todo el mundo. Aquí puede venir todo el mundo, pero no puede venir cualquiera. Ya tenemos tres universidades: Málaga, Granada y Sevilla, pronto esperamos que se incorporen más no andaluzas. Y tenemos multinacionales como Google, Ericsson o Dekra y empresas nacionales. Lo que queremos es expandirlo.
Eugenio Mallol.-Convertir el conocimiento en algo palpable, incluso habéis hablado de 300 patentes, con el compromiso de que, si es útil y realmente está enfocado al mercado, las empresas lo llevarán a la práctica.
Ezequiel Navarro.-Efectivamente. Y sin inventar la pólvora. Si ya tenemos un laboratorio en las empresas o la universidad, será del Instituto Ricardo Valle. Estamos trabajando en un convenio para que los institutos tecnológicos de las universidades formen parte de la iniciativa. Se trata de no repetir ningún esfuerzo y evitar la redundancia de contar con equipos técnicos que nadie usa porque no tengo clientes del sector privado. Al revés: vamos a buscar al máximo de empresas para ese equipo que tenemos infrautilizado, y vamos a tener el que no tenemos. A Málaga, o a Madrid, o a donde haga falta, pero para todos.
Eugenio Mallol.-El desafío es la operativa diaria, la financiación, si crearéis un centro o se trabajará en red.
Ezequiel Navarro.-El concepto era crear una red para paliar la fragmentación que tenemos por la transferencia de competencias en innovación, industria y ciencia a 17 comunidades autónomas. Así cuesta tener políticas comunes. Queremos unificar a través de la colaboración a aquellos que quieran, y estar en una posición similar a la de Alemania o Francia, que tienen instrumentos y arquitecturas que les permiten llevar la innovación a las empresas de una manera ágil. Alemania tiene un CSIC, el Instituto Max Planck, en el que hacen muy buena ciencia, pero además tienen otro instituto, el Fraunhofer, que coge la ciencia y hace aplicaciones tecnológicas hacia y por las compañías. Nosotros no tenemos ese Fraunhofer. La red Ricardo Valle, desplegada los próximos años, que será lo que quieran sus miembros a través de la colaboración voluntaria, aspira a eso, a conectar la ciencia. Lo vamos a hacer invitando a los centros tecnológicos que ya existen a sumarse. Eso lo lidera Ametic, que está planteando crear una etiqueta, unos requisitos que hay que cumplir para ser un centro Ricardo Valle y unirse a la red. El primero es la colaboración y el enfoque al mercado. Aquellos que estén enfocados hacia el open Innovation y sean capaces de ir más allá de sus territorios serán evaluados e incorporados. El primer centro ha nacido en Málaga, porque su alcalde tiene un liderazgo importantísimo y el Parque Tecnológico tiene más de 600 empresas y 20.000 trabajadores, con un núcleo muy concentrado y vertebrado que ha dado un paso al frente. Pero tenemos un blueprint, tenemos unos planos, sabemos hacerlo de manera ágil, con unos estatutos, un modelo de gobernanza, de financiación. Si mañana en Alcañiz, o en Gijón, quieren montar el centro número dos, encantados.
Eugenio Mallol.-Pongámonos en la posición de un centro tecnológico o de una universidad que pueda estar interesados en unirse a Ricardo Valle para dar salida a unas líneas de investigación y a científicos. Quizás se pregunten por el modelo: “¿El dinero lo tengo que conseguir yo? La relación con los fondos europeos sí la entiendo, pero ¿esto cómo sería, me facilitan ellos la financiación?”
Ezequiel Navarro.-Una parte muy importante de la financiación de las universidades está en el ámbito autonómico, por tanto, no será un modelo único, y cada centro tendrá que trabajar con ellas. Pero el requisito para montar un centro Ricardo Valle es que haya de cada comunidad autónoma una o más universidades, las diputaciones y ayuntamientos más relevantes y que participen del ecosistema industrial los parques tecnológicos y organismos intermedios que haya. Y queremos también que el sector privado, las empresas más relevantes, estén comprometidas. Las tres principales empresas malagueñas han sido fundadoras del instituto con una mayoría privada: la constructora Sando, Mayoral, empresa líder mundial en ropa infantil, y la promotora Myramar. Junto a ellas, la industria cárnica Famadesa y, como gran colaborador, Unicaja. Estas grandes empresas de la sociedad civil son las que han dado un paso al frente, con un compromiso a 10 años vista. Esto no lo vamos a hacer en dos días, pero la ambición es importante: crear más de 3.000 empleos y más de 100 empresas de base tecnológica.
Eugenio Mallol.-Esta última es una propuesta muy ambiciosa, en efecto, un modelo tractor del resto del ecosistema de innovación cuando lo hagáis realidad. Eso sí puede ser realmente transformador.
Ezequiel Navarro.-Sí, es transformador, pero si desde 1992 que es cuando nace el Parque Tecnológico en Málaga se han creado 600 empresas, por qué no plantearnos ahora más de 100. Las etapas se van acelerando. Ya tenemos mucho camino recorrido y nacemos con la idea de que implicar a alguno de esos grandes talentos que traemos de fuera, retribuyéndoles mediante la participación en esas empresas que se crean. Es un modelo que funciona en países anglosajones, sin embargo, aquí cuesta mucho convertir a un académico o investigador de prestigio en un emprendedor. El patronato inaugural del Ricardo Valle decidió la creación de la primera empresa de diseño y packaging de semiconductores, y esperamos que cuando eche a volar le podamos incorporar capital privado y llegue lo más alto que pueda.
Eugenio Mallol.-De esa quincena de talentos internacionales que queréis captar avánzanos alguno, o al menos dime dónde estáis apuntando.
Ezequiel Navarro.-Estamos apuntando a arquitectos de computadores de primer nivel, que sean especialistas en data processing units, en arquitectura de computación de vehículo eléctrico y conectado, que hayan trabajado en Intel, en Apple, en General Motors, que estén muy conectados con el entorno California, pero también con el entorno Shenzhen o Seúl, esos grandes polos de innovación que tienen modelos que nos puede interesar incorporar y conectar con nuestro sistema académico. Ellos han sido profesores e investigadores allí, cómo podemos traerlo aquí, cómo podemos vincular su retribución, que valoren nuestra calidad de vida, que puedan combinar su venida aquí como profesor invitado, visitante o catedrático con un paquete de trabajo en el centro tecnológico. De manera que la compensación sea suficientemente motivadora.
Eugenio Mallol.-Hablemos del Foro Transfiere en Málaga, que se ha convertido en una referencia para el ecosistema de innovación español. Los grandes foros internacionales de principios de año han sido un poco decepcionantes a nivel de propuestas de debate y de contenidos, pero Foro Transfiere va a tocar hueso, va a hablar de las cosas importantes.
Ezequiel Navarro.-Ambición no nos falta. Hemos tenido muchas candidaturas porque estamos seleccionando al director general y al CTO del Instituto Ricardo Valle. Y uno de los que se ha presentado, de perfil internacional, me llama y me dice que donde está no tienen la misma ambición. A veces, la ambición sin medios puede ser una locura, pero la diferencia entre un loco y un visionario es el éxito. Vamos a ver si somos locos o visionarios. En cuanto a Transfiere, participo en el comité organizador, este año se plantea una mayor participación de las empresas y una mucho mayor también del CDTI y del Ministerio de Ciencia, que viene y se instala en un espacio para presentar sus empresas neotech, que son sus joyas, lo cual es muy relevante. Y también vendrán las grandes referencias europeas, como el Instituto Fraunhofer y la asociación de centros tecnológicos. Esto no puede ser sólo un entorno español. Plantearemos una serie de mesas muy interesantes, una de ellas sobre soberanía tecnológica, que es algo importantísimo, y otra sobre políticas de innovación.