El arte de ‘vender’ tu territorio al mundo global
Las intervenciones de dos políticos, el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, y el vicepresidente de Ucrania, Mykhailo Fedorov, consiguieron levantar de sus asientos a los miles de asistentes al último Web Summit 2022 celebrado en Lisboa, con mensajes claros y simples que constituyen una auténtica estrategia de país, así compiten también los territorios
Un momento de la intervención del presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, en el Web Summit 2022.
Dos políticos han conseguido levantar a más de 10.000 personas de sus asientos desde el escenario central del Web Summit 2022 celebrado en Lisboa: el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, cuya personalidad resulta fácil de asociar a la de otros ‘vendedores profesionales de territorio’ como Francisco de la Torre, alcalde de Málaga; y el vicepresidente de Ucrania, Mykhailo Fedorov, que consiguió emocionar a muchos de los presentes hasta las lágrimas.
Es el mayor evento de la industria digital en Europa, con más de 70.000 asistentes, un espacio que no ha podido mantenerse neutral ante tragedias como la invasión de Ucrania. En sus foros de ideas se han podido escuchar mensajes próximos al espectro ideológico de la centroizquierda y también de la centroderecha. Incluso a sir Martin Sorrell, un mad men considerado el “abuelo de la publicidad”, suspirando por el regreso del Partido Republicano a la Casa Blanca. Indistintamente.
Una colmena de relaciones en las que intervienen grandes corporaciones, startups e inversores. Si quieres abrir un mercado, encontrar un partner en un sector complementario, atraer capital o captar desarrolladores, es el lugar. Todo es posible. Sobran argumentos para que los responsables del sector público pongan el foco en el Web Summit y, en efecto, comunidades autónomas y Gobierno central, a través de todos sus entes, se han hecho visibles en la Feria de Lisboa. Pero estar presente no basta. Hay que saber vender.
En su discurso de clausura, Rebelo de Sousa sintetizó una estrategia país en cuatro objetivos claros para 2023. “Tenemos que hacerlo el próximo año”, dijo dirigiéndose a la audiencia, en su mayoría joven, buscando su complicidad, en perfecto inglés. Los desafíos a conseguir para el presidente de Portugal son estos: la paz, “hay que retener a Ucrania” (aplausos); apoyo a los colectivos que más están sufriendo el impacto de las diferentes crisis, incluida la inflación; culminar la transición energética; y mantener el Climate Action, uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.
El mensaje de Fedorov también fue potente en el fondo, pero muy simple en las formas. Su país está viviendo “la guerra más tecnológica de la historia”, afirmó, y necesita contar, por ello, con las herramientas más sofisticadas que puedan producir los innovadores. En robótica, en ciberseguridad, en gestión y almacenamiento de los datos, en eficiencia energética, en reconstrucción de infraestructuras esenciales. Llamó a las startups y las pymes que necesiten un espacio para probar su tecnología a hacerlo en Ucrania, es la mejor forma de apoyarles.
Escuchándole recordé las palabras de Alejandro Gómez, vicepresidente de Zeleros Hyperloop, en nuestra reciente conversación para Atlas Tecnológico, en las que aludía a la guerra como a un dinamizador de la innovación porque permite probar la tecnología sin tomar en consideración uno de los requerimientos que más condicionan a la I+D en sectores como la movilidad: la seguridad de los usuarios.
En cierta ocasión, le comenté al consejero de una Administración autonómica, no diré el partido, que en el área de Infraestructuras, que estaba bajo su responsabilidad, existía un enorme movimiento de inversión en el mundo, fondos buscando oportunidades atractivas para inyectar capital con un buen modelo de colaboración público-privada. “Mi despacho está abierto para ellos, que vengan cuando consideren”, fue su respuesta.
Muchas de nuestras administraciones han descubierto sólo recientemente que la competencia entre territorios es global y que deben salir a convencer a los inversores, sean empresas, startups o fondos de infraestructuras, de que disponen de un entorno amigable en el que van a multiplicar el retorno de la inversión. Mensajes claros, atractivos, desideologizados, que demuestren que existe una estrategia territorial para hacer las cosas fáciles a los que quieren crecer.