Conseguir emisiones cero en 2050 tendrá un coste de 275 billones, creará 15 millones de empleos y subirá un 20% la luz

Si la transición hacia un mundo de emisiones netas cero en 2050 se realizara de forma ordenada, requeriría una inversión media anual de 9,2 billones, con especial acento en los países más pobres y más dependientes de los combustibles fósiles, todo un desafío para la innovación tecnológica, según el informe que acaba de publicar McKinsey
21 de febrero de 2022 | Compartir: Compartir en twitter Compartir en LinkedIn
Conseguir emisiones cero en 2050 tendrá un coste de 275 billones, creará 15 millones de empleos y subirá un 20% la luz
Chris LeBoutillier / Unsplash

Cuando aún resuenan los ecos de la última cumbre del clima de Glasgow, la consultora McKinsey acaba de publicar el informe “The Net Zero Transition. What could it cost, what could it bring” en el que analiza “la escala de transformación económica que implicaría una transición a las emisiones netas cero y la dificultad de equilibrar los riesgos sustanciales a corto plazo de una acción mal preparada o descoordinada con los riesgos a más largo plazo de una acción insuficiente o retrasada”.

El trabajo opta por pensar bien de antemano y se presenta como una simulación del coste de un “camino hipotético y relativamente ordenado hacia los 1,5 °C”, utilizando para ello el escenario Net Zero 2050 de la red NGFS (Network of Central Banks and Supervisors for Greening the Financial System). Según éste, la producción de carbón para uso energético casi terminaría en 2050; los volúmenes de producción de petróleo y gas serían aproximadamente un 55% y un 70% más bajos, respectivamente, que en la actualidad; los cambios en los procesos aumentarían los costes de producción en otros sectores, con casos particulares como el del acero y el cemento que enfrentarían incrementos para 2050 de aproximadamente 30% y 45%, respectivamente; y, por el contrario, se expandirían algunos mercados de productos bajos en carbono y de servicios de apoyo, como la demanda de electricidad que en 2050 podría más que duplicarse con respecto a la actual.

Sobre esos postulados, McKinsey estima que el coste total de conseguir la transición a las emisiones netas cero entre 2021 y 2050 sería de unos 275 billones de dólares, lo que arroja 9,2 billones de dólares al año de media, es decir 3,5 billones de dólares más que lo que se está invirtiendo anualmente… a partir de hoy. Para poner este aumento en términos comparativos, esos 3,5 billones de más “equivalen aproximadamente, en 2020, a la mitad de las ganancias corporativas globales, una cuarta parte de los ingresos fiscales totales y el 7% del gasto de los hogares”.

Junto a ello, un billón de dólares adicional del gasto anual tendría que reasignarse de activos con altas emisiones a activos con bajas emisiones, añade el informe. Aunque ese esfuerzo no tendría que llevarse a cabo durante todo el periodo, porque hay que considerar el incremento de los ingresos y la población, así como las políticas de transición legisladas, “pero aun así sería de alrededor de un billón de dólares”.

Respecto a todas estas desorbitantes cifras, hay dos aspectos a considerar. Uno es que el gasto “se concentraría por adelantado, aumentando del 6,8% del PIB actual hasta el 8,8% del PIB entre 2026 y 2030 antes de caer”. Y el otro es que “muchas inversiones tienen perfiles de retorno positivos (incluso independientemente de su papel para evitar el aumento de los riesgos físicos) y no deben verse como meros costes”. Además, la innovación tecnológica podría reducir los costes de capital para las tecnologías de emisiones cero “más rápido de lo esperado”.

El desglose

En el análisis de McKinsey, a medida que el sector eléctrico construya energías renovables y capacidad de transmisión y distribución, el coste unitario completo de la producción de electricidad podría aumentar alrededor del 25% desde 2020 hasta 2040 y seguirá siendo alrededor de un 20% más alto en 2050 de media a nivel mundial.

En este asunto hay, no obstante, un cierto margen de incertidumbre. Los costes de la electricidad podrían ser incluso “significativamente más altos”, por ejemplo, “si los problemas de intermitencia de la red no se gestionan bien”. Pero podrían caer por debajo de los niveles de 2020 con el tiempo “debido al coste operativo más bajo de las energías renovables, siempre que los productores de energía construyan redes flexibles, confiables y de bajo coste”.

Atención al tema del empleo. La transición a un mundo de emisiones netas cero podría crear alrededor de 200 millones puestos de trabajo y destruir en torno a 185 millones directos e indirectos a nivel mundial hasta 2050. Según el informe, “la demanda de puestos de trabajo en los sectores de extracción y producción de combustibles fósiles y energía basada en fósiles podría reducirse en unos nueve millones y cuatro millones de puestos de trabajo directos, respectivamente, como resultado de la transición, mientras que se crearía una demanda de unos ocho millones de puestos de trabajo directos en energía renovable, hidrógeno y biocombustibles hasta 2050”. Y apunta: “si bien es importante, la escala de reasignación de la fuerza laboral puede ser menor que la de otras tendencias, incluida la automatización”.

A subrayar también el hecho de que los países más pobres y los que dependen de los combustibles fósiles son los más expuestos a los cambios en una transición de emisiones cero, aunque también tienen perspectivas de crecimiento. ¿Es este el punto débil de cualquier estrategia creíble de transición? Esas geografías más expuestas, incluidas África subsahariana e India, necesitarían invertir 1,5 veces o más que las economías avanzadas como porcentaje del PIB actual para apoyar el desarrollo económico y construir infraestructuras bajas en carbono.

Hay que recordar que todo lo anterior entra dentro de un escenario de transición ordenada y racional. Si fuera desordenada, se retrasara o resultara abrupta “aumentarían el riesgo de estancamiento de activos, desplazamientos de trabajadores y una reacción negativa”. Incluso en el marco de una transición “relativamente gradual”, si no se gestiona con cuidado en paralelo con el aumento de las actividades con bajas emisiones, “es posible que el suministro no pueda aumentar lo suficiente, lo que provocaría escasez y aumentos de precios o volatilidad una característica. Por lo tanto, mucho depende de cómo se gestiona la transición”.

Es como estar entre la espada y la pared, porque en última instancia, “alcanzar emisiones netas cero y limitar el calentamiento a 1,5 °C reduciría las probabilidades de iniciar los impactos más catastróficos del cambio climático, incluida la limitación del riesgo de ciclos de retroalimentación biótica y la preservación de nuestra capacidad para detener el calentamiento adicional”, según los autores.

Las empresas “necesitarán ajustar sus modelos comerciales a medida que cambien las condiciones y surjan oportunidades; integrar los factores relacionados con el clima en los procesos de toma de decisiones para la estrategia, las finanzas y la planificación de capital, entre otros; y liderar acciones con otros en su industria o ecosistema de inversores, cadenas de suministro, clientes y reguladores”.

España aparece en el informe en el grupo de países con altos niveles de PIB per cápita y una elevada presencia del sector servicios en su economía, por lo que su exposición general a los ajustes de transición a un modelo emisiones cero es “baja”. Sin embargo, “estos países también tienden a tener altas emisiones de consumo (1,6 toneladas per cápita en media, en comparación con 0,9 toneladas per cápita en media en otros países) y, por lo tanto, deberán inducir cambios de comportamiento en sus poblaciones e incurrir en costes de capital iniciales para poder descarbonizar”. La oportunidad consiste en utilizar “su amplio capital natural, tecnológico y humano para desarrollar nuevas industrias de bajas emisiones o proporcionar servicios, como servicios financieros o de información, en apoyo de la transición”.

Scroll al inicio
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad