Alberto García (Granja de Ovino AGM): «Mejoramos el bienestar animal con tecnología, como hacen las ciudades»

El director de la primera granja intensiva de España con certificado de bienestar animal explica al analista Eugenio Mallol su modelo patentado para alimentar al ganado como si tuviera un nutricionista, con restos del sector agroalimentario y plantas de los pastos, evitando antibióticos y cómo proyecta usar la digitalización para anticipar eventos analizando su comportamiento
12 de enero de 2022 | Compartir: Compartir en twitter Compartir en LinkedIn
Alberto García (Granja de Ovino AGM): «Mejoramos el bienestar animal con tecnología, como hacen las ciudades»

Eugenio Mallol.-Granja de Desarrollo Ovino AGM es una explotación ganadera productora de leche de oveja y carne de lechal, con 2.400 cabezas, en poco tiempo 5.000. Explícame ese concepto que usáis de granja de intensivo supersostenible.

Alberto García Torés.-En 2011, una de las cosas que tenía claras era que el mundo iba a ser cada vez más sostenible y se nos iba a pedir que usáramos en nuestra granja productos sin antibióticos ni insecticidas. Ahora mismo, criamos a los animales usando casi por completo subproductos de la industria agroalimentaria, como los restos del proceso de fabricación de cervezas, de bebida de soja, de zumos de naranja y pomelo o de maíz dulce. La mayoría de ellos proceden de empresas del entorno, aunque también traemos de Murcia pulpa, aprovechando los camiones de retorno que van desde Valladolid. Con todo ello creamos una dieta superequilibrada, desarrollada a base de I+D interna y en la que cada vez incluimos menos producto destinado también a consumo humano, como los cereales. Lo mezclamos todo siguiendo unos parámetros y obtenemos un pienso húmedo. Hemos diseñado también una fórmula con prebióticos, vitaminas y aminoácidos que mezclamos con bálsamos y plantas inspirándonos en la alimentación que buscaba la gente de extensivo antiguamente. Lo hemos hecho con apoyo de Azucarera y el centro tecnológico Itacyl y hemos patentado la fórmula en España, en Europa y en Turquía. Dando estos productos naturales, los animales están más seguros en la granja que con antibióticos, lo hemos demostrado. Además, destinamos todo el estiércol a viñedos de alta gama de nuestra zona que también apuestan por la sostenibilidad.

Eugenio Mallol.-Sois la primera granja de ovino de España con certificado de bienestar animal otorgado por la interprofesional Interovic. Entiendo que no los alojáis en microapartamentos estilo Tokio, tampoco en lofts con vistas a Central Park. La cuestión es que alcanzar un nivel de bienestar animal siendo rentables es posible.

Alberto García Torés.-La rentabilidad la conseguimos porque al tener los animales con menos estrés y mejor cuidados, como si tuvieran un nutricionista, tenemos menos bajas y producen más. La innovación, el bienestar, hacen que los animales produzcan más, sin duda, es lo mismo que sucede con las personas en su puesto de trabajo. La clave es crear ecosistemas equilibrados. Todos los animales tienen al menos dos metros cuadrados de espacio para moverse y utilizamos muchas plantas en la granja como cortinas biológicas. Hemos investigado también en materia de sexualidad y nuestros animales son capaces de estimular a las hembras como nosotros en las discotecas: los juntamos de edades similares para que las conquisten. La fertilidad se ha incrementado de ese modo un 4%.

Eugenio Mallol.-Cómo convive toda esta actividad con la revolución digital.

Alberto García Torés.-Hemos participado en casi una decena de proyectos de investigación. Hasta ahora nos hemos centrado en colocar sensores para analizar el comportamiento de los animales, especialmente para controlar el estrés. Aspectos como la humedad, la temperatura o los niveles de amoniaco influyen en que determinadas razas no puedan vivir en entornos cerrados. Pero otras se estresan más cuando salen fuera que dentro de la granja. El siguiente paso debe ser recoger y analizar datos del comportamiento de los animales, usando algoritmos, para predecir celos, enfermedades u otras circunstancias. Ese es el futuro.  

Eugenio Mallol.-Lo primero que me suscita la polémica de las declaraciones del ministro Alberto Garzón es que si algo se está haciendo mal se tiene que presentar una denuncia concreta. Es así de simple. Tendría que decir cuántas denuncias se han presentado, cuántas se han ganado y a partir de ahí empezamos a hablar.

Alberto García Torés.-Lo que ha dicho el ministro es una cortina de humo para que estemos hablando de un tema que no tiene sentido y no de la subida del IPC, de que cada vez los españoles somos más pobres. El medio rural es algo sin mucha repercusión y afecta poco al Gobierno. Se mete con los que estamos trabajando aquí y desvía la atención. Pero esto ha levantado muchas ampollas y le va a salir mal.

Eugenio Mallol.- El modelo se debe cuestionar antes de hacer la norma. Si la legislación no se discute, habrá que vigilar si se cumple o no la ley. Lo demás no tiene sentido.

Alberto García Torés.-La legislación europea es muy estricta en todos los aspectos relacionados con la vida de los animales en las granjas y la de España, todavía más. Si alguien dice que no se cumple, que los animales viven mal en las granjas y la carne es de mala calidad, o es un desconocedor del sector o lo ha tirado una bomba por desviar la atención. Dentro de las comunidades autónomas la legislación se cumple a rajatabla, por eso vienen a comprar de tantos países nuestros productos. Si nuestra legislación no fuese de las más estrictas del mundo no seríamos la primera potencia en industria agroalimentaria.

Eugenio Mallol.-Al margen de si se ha podido malinterpretar o recoger parcialmente la declaración del ministro, la tecnología permite que lo que antes sólo sucedía en ámbitos acotados, como la ganadería extensiva, ahora se pueda realizar a gran escala. Así sucede en muchos otros ámbitos de la economía. Pero vivimos en como una especie de neoludismo, no se quiere aceptar que la tecnología puede replicar modelos excelentes a gran escala.

Alberto García Torés.-En las grandes ciudades de Europa cada vez se hacina más gente y se usa la tecnología para que viva mejor. Lo que decimos es que eso no nos lo dejan hacer con los animales, no podemos tener granjas más grandes para ser más competitivos. El problema es que las leyes están hechas desde las grandes ciudades, sin saber cómo son las granjas en España. Y cuando eso sucede puedes meter la pata seguro. La tecnología, el poder ser más grandes, nos ayudará a asistir mejor a nuestros animales, para que vivan mejor. La ganadería extensiva es para gente que quiere mantener un modelo de vida, pero no da de comer al mundo. Lo que la mayoría comemos sale de industrias y de grandes granjas en las que las condiciones de los animales son excelentes, porque la legislación lo exige a rajatabla. Si no fuera así tendríamos todos los días en nuestras granjas al Seprona y demandas por no cumplir. Y es todo lo contrario. En España se cumple mucho más que en granjas que he podido visitar en países del Este y otras zonas de Europa que me han defraudado.

Eugenio Mallol.-Uno de vuestros grandes hallazgos es suplir los antibióticos químicos con alimentación procedente de los pastos habituales de los animales. A veces no descubrimos las cosas porque no nos las planteamos.

Alberto García Torés.-En una economía en la que cada vez la distribución y la industria te aprietan más y el consumidor quiere productos más baratos, durante unos años hemos intentado producir lo máximo posible. Ahora que hemos visto que esa forma de trabajar no es la adecuada, han surgido ideas e iniciativas como la que llevamos haciendo desde hace 10 años, que consiste en buscar sostenibilidad y cómo eliminar ese tipo de productos que no son beneficiosos ni para los animales ni para el consumidor. Eso no quiere decir que se hayan utilizado mal. Es parecido a lo que ocurre ahora con el gasóleo, el Gobierno dice ahora que debemos sustituirlo por energías renovables. Tenemos que ir hacia cosas cada vez más sostenibles, aunque muchas veces el consumidor demanda algo que no está dispuesto a pagar, pese a que implica un incremento de costes. Seremos una granja más grande y eso nos hará ser más sostenibles, porque el poder poner depuradoras de aguas residuales y hacer inversiones depende del tamaño.

Eugenio Mallol.-La sensación de injusticia parece consustancial al sector primario.

Alberto García Torés.-El señor Garzón ha tirado piedras sobre su propio tejado sin tener conocimiento. Si es capaz de decir eso sin saber, lo que me pregunto es cómo una persona así puede ser ministro.

Eugenio Mallol.-En la mente de muchos políticos, el agricultor es ese personaje bucólico que se pasea en pantuflas por el campo un domingo por la mañana.

Alberto García Torés.-Muchas veces parece que se legisla pensando en lo que quieren encontrarse cuando salen a desestresarse. Pero los que vivimos en los pueblos no vamos a la ciudad el fin de semana a desestresarnos, sino al revés. Lo que tenemos que ver es si tenemos un problema en las granjas o en las grandes ciudades, que es donde se vive peor. Yo decidí vivir en un pueblo, montar esta granja y lo que quiero es producir leche y carne de gran calidad en intensivo, porque es en lo que creo, lo que domino y donde veo todo los días a los animales y sé cómo están. Para mí eso es rentabilidad. El extensivo, la actividad del pastor transhumante, me sirve como conocimiento, me ha aportado mucho como profesional, pero eso es para gente que escoja esa opción. El mundo no puede vivir de extensivo, nos moriríamos de hambre.

Eugenio Mallol.-Tim O’reilly me decía que en el tema de la innovación muchas veces nos quedamos en la tecnología, pero es un componente más. En su opinión, uno de los factores que más innovación va a movilizar es la demografía. Da la impresión de que el futuro de la zona rural, como idea, va ser un generador de innovación.  

Alberto García Torés.-Es justo así si queremos vivir en un mundo rural que también puede ser estresante, porque muchas veces no tienes buenas infraestructuras ni las telecomunicaciones de las grandes ciudades, aquí juegas en otra división. En una convención a la que asistí hace poco comentaba que tanto hablar de la España vaciada al final crea un callo y se convierte en una forma de tirarse piedras en el propio tejado. Hay muchas oportunidades en el mundo rural. Nosotros creemos en el proyecto que hemos desarrollado y en que podemos crecer y alimentar a mucha gente de forma sostenible. Nos falta apoyo de empresas tecnológicas para que toda la sabiduría y el conocimiento que tenemos lo podamos trasladar, para sacar productos que permitan que la ganadería sea todavía más sostenible y rentable. Porque uno de los problemas que tenemos es que nuestro trabajo es tan artesanal que muchas veces es difícil encontrar trabajadores y eso dificulta el crecimiento. No queremos hacer productos elitistas, que acaban siendo estacionales, que se consumen en momentos concretos y el resto del tiempo caen en el olvido.

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