Ride AI 2025 Summit desmonta los mitos de la conducción autónoma y marca el rumbo hacia una movilidad compartida

Los Ángeles acoge la primera edición del congreso con la participación de Toyota Research Institute, Waymo, Mobileye, Lyft y Gridwise, que coinciden en que el futuro será híbrido, con convivencia prolongada entre humanos y máquinas, desafíos tecnológicos aún pendientes e infraestructuras inteligentes como pieza clave del ecosistema autónomo
Carla Mansanet
16 de abril de 2025 | Compartir: Compartir en twitter Compartir en LinkedIn
Ride AI 2025 Summit desmonta los mitos de la conducción autónoma y marca el rumbo hacia una movilidad compartida

La ciudad de Los Ángeles ha acogido este abril la primera edición del Ride AI Summit, un congreso internacional que nace con el propósito de analizar el presente y futuro de la movilidad autónoma y conectada. En el evento, líderes de compañías como Toyota Research Institute, Waymo, Mobileye, Lyft o Gridwise compartieron su visión, en clave tecnológica, sobre los desafíos actuales que enfrenta el sector. Y lejos del entusiasmo desmedido que durante años ha acompañado a la industria, el evento apostó por una visión más realista, por lo que se destacó la convivencia a largo plazo entre conductores humanos y sistemas autónomos, los retos técnicos de la inteligencia artificial (IA), y la necesidad de infraestructuras inteligentes capaces de dialogar con los vehículos.

Ride AI se ha perfilado como una nueva plataforma de reflexión estratégica, donde la automatización no se presenta como una ruptura inmediata, sino como una evolución progresiva hacia un modelo de transporte más seguro, conectado y eficiente. De hecho, Gill Pratt, CEO del Toyota Research Institute, inauguró la jornada con una afirmación ala respecto: Es un mito que necesitemos la autonomía para corregir la mala conducción humana; los humanos son conductores razonablemente seguros”. Asimismo, incidió en que la verdadera aportación de la autonomía debe orientarse a asistir al conductor en momentos complejos, más que sustituirlo.

Otra de las intervenciones más esperadas fue la de Vishay Nihalani, director de gestión de productos de Waymo, quien ofreció a los asistentes del evento una ponencia sobre el reto de desplegar robotaxis en todo el espectro circulatorio. En ella, repasó los múltiples desafíos operativos, regulatorios y sociales que la empresa ha enfrentado en el despliegue real de turismos en distintas ciudades estadounidenses, como San Francisco, Phoenix o la propia ciudad de Los Ángeles. Nihalani subrayó que no se trata solo de perfeccionar la tecnología, sino de gestionar todo un “ecosistema de complejidades, que incluye desde la interacción con peatones y ciclistas hasta la aceptación ciudadana y los marcos normativos locales«. No es fácil escalar un modelo autónomo en entornos urbanos impredecibles y, sobre todo, vivos, pero Waymo parece estar encontrando, poco a poco, la receta.

En paralelo, otros actores de la industria como Stephen Hayes, vicepresidente de operaciones autónomas en Lyft, y Ryan Green, CEO de Gridwise, coincidieron en que la movilidad del futuro será híbrida. Es decir, se basará en una convivencia prolongada entre humanos y máquinas, que compartirán la vía durante al menos una o dos décadas. Esta visión fue también respaldada por Kaity Fischer, vicepresidenta de comercialización de Wayve, quien declaró que “habrá un largo período en el que los niveles dos, tres y cuatro de autonomía deberán coexistir en las carreteras y operar de manera segura en conjunto”. Esta idea alude a que, para la existencia de una convivencia entre diferentes niveles de autonomía vehicular en carretera, es fundamental comprender que hay diferentes niveles (automatización parcial, condicional o alta).

El planteamiento de Fischer también es un llamamiento a la inversión en infraestructuras urbanas inteligentes, capaces de comunicarse con los vehículos autónomos de diferentes niveles. Al interconectar vehículos, semáforos, sensores y sistemas de gestión de tráfico, se facilitará la aminoración de la siniestralidad, aumento de la eficiencia energética y mejora de la experiencia de los usuarios. El recurso que se implementará es la tecnología V2X , las siglas que referencian al modelo de comunicación Vehicle-to-Everything.

Desde el plano técnico, Amnon Shashua, CEO de Mobileye, abordó sin ambages las limitaciones actuales de los algoritmos aplicados a la conducción, al reconocer que aún persisten grandes déficits en términos de precisión, los desafíos residentes en la capacidad de toma de decisiones en tiempo real y la captación y procesamiento del contexto ambiental y social, lo que alude a la interpretación de señales no verbales o factores culturales que inciden en la conducción. Estos impiden una autonomía completamente fiable y escalable, especialmente en entornos urbanos complejos. A juicio del CEO de Mobileye, el camino hacia una autonomía urbana sólida pasa por reforzar la comprensión contextual mediante inteligencia artificial híbrida, que combine grandes volúmenes de datos con capacidades de razonamiento avanzadas. “No se trata solo de ver y reaccionar», explicó, «sino de comprender e intuir como lo haría un ser humano experimentado”.

En una línea más analítica, el periodista tecnológico Timothy B. Lee ofreció una lectura macro del estado actual del sector, situada dentro del llamado “ciclo de la innovación”. Según explicó, la industria de la conducción autónoma ha atravesado ya su “pico de expectativas sobredimensionadas”, una fase en la que los discursos tecnológicos prometían una disrupción total e inminente. Sin embargo, con el paso de los años y la confrontación con la complejidad real del despliegue, se ha entrado en una etapa de desilusión, caracterizada por retrasos, repliegues estratégicos y una visión más prudente por parte de inversores y fabricantes.

No obstante, Lee defendió que este proceso no representa una derrota, sino una maduración natural en la evolución tecnológica. Aseguró que el sector comienza ahora a recorrer lo que denominó “la pendiente de la iluminación”, una fase en la que las expectativas se ajustan a lo factible, y los desarrollos se orientan hacia aplicaciones concretas, realistas y sostenibles.“Nos encaminamos hacia una meseta de productividad”, afirmó, “en la que los vehículos autónomos no sustituirán de forma inmediata al conductor humano, pero sí se integrarán como piezas clave en un sistema de movilidad más inteligente, más coordinado, más compartido y más eficiente desde el punto de vista energético y social”.

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