Y el chip fotónico del Apple Watch pone a cien la carrera por el Lidar del coche autónomo

Los chips fotónicos dan cada vez más el salto a tecnologías de consumo, pero el gran desafío por delante es el radar basado en láser que proporcionará los ojos al futuro coche autónomo, afirma el autor, una carrera que anima el muy interesante mundo de la fotónica integrada, en el que España puede estar presente con voz propia y en el que se trabaja ya con tres prometedoras plantas en proyecto que recibirán el impulso del Perte de microchips
Eugenio Mallol
13 de noviembre de 2022 | Compartir: Compartir en twitter Compartir en LinkedIn
Y el chip fotónico del Apple Watch pone a cien la carrera por el Lidar del coche autónomo
Un dispositivo Lidar en el techo de un vehículo. / Luminar Technologies

Como ha sucedido en otros órdenes de la tecnología, el de la fotónica integrada probablemente esté viviendo estas semanas ese punto de inflexión que cambia la historia de todo un sector gracias a Apple.

La incorporación en su nuevo reloj inteligente del chip fotónico en el que venía trabajando Rockley Photonics para monitorizar aspectos relacionados con la salud, ha provocado una sacudida global: las empresas de fotónica tienen claro que en el futuro inmediato tendrán que apostar fuerte por su integración en wearables de ehealth, con lo que enriquecerán su ya cómodo posicionamiento en telecomunicaciones, gestión de datos en tiempo real y sensorización; y las compañías de dispositivos de consumo han tomado nota del mensaje del jefe y van a ver a esos chips que comunican la información a través de fotones con otros ojos, nunca mejor dicho.

La batalla clave está, en cualquier caso, en el Lidar (Laser Imaging Detection and Ranging), esa nueva generación de radares basados en láser que permiten ‘observar’ mejor el entorno. De forma particular, se trata de averiguar si alcanzaremos ese punto de capacidad de fabricación de chips Lidar susceptible de hacer viables, o no, los coches autónomos de nivel 5 en carreteras convencionales.

La parte de procesamiento e inteligencia artificial en ese ámbito puede considerarse a grandes rasgos resuelta. Quedan flecos relacionados con la conectividad dentro del vehículo, porque la electrificación genera problemas entre dispositivos que la fotónica elimina. El gran campo a innovar es el Lidar, porque “nadie quiere tener una cafetera en el techo del coche”, decía un fabricante recientemente en un foro de fotónica. La carrera por el chip del Lidar es de las más apasionantes que viviremos estos años.

La demostración tecnológica más impactante de la última edición del Consumer Electronic Show (CES) tuvo lugar en las calles de Las Vegas. Un Tesla circulaba a alta velocidad en paralelo a un coche equipado con un Lidar de la compañía Luminar. De forma imprevista, aparecía el  muñeco de un niño sobre el arcén (el experimento tenía poca gracia en ese sentido, la verdad) y, mientras este segundo vehículo conseguía detenerse a tiempo, el Tesla lo arrollaba sin contemplaciones.

Los chips de fotónica tienen varias ventajas respecto a los de la electrónica convencional. No les interesa en exceso la batalla por los nanómetros de espesor (una pelea en la que están realmente un porcentaje mínimo de fabricantes, reconozcámoslo); no necesitan instalaciones mastodónticas, se pueden fabricar de forma más distribuida en plantas pequeñas y medianas; la fotónica integrada tiene menos problemas por calentamiento e interferencias; y obviamente consiguen un mayor nivel de precisión.

Además, no existe un material dominante. En España hay tres grandes proyectos en marcha para crear plantas de chips fotónicos. Es de esperar que el Perte de los microchips contribuya a darles el empujón definitivo. El más avanzado es el de Vigo, con la sociedad promotora SPARC ya constituida, que requerirá una inversión de 66 millones de euros y empezará a producir en 2025.

Las otras dos plantas conocidas por ahora se ubicarán en Barcelona y Valencia, donde VLC Photonics trabaja ya en la recuperación de las instalaciones que en su día ocupó el fabricante de células para placas fotovoltaicas Siliken, considerado en la década de los 2000 como el primero en su categoría a nivel mundial y posteriormente dejado caer arrastrado por los cambios regulatorios.

El futuro chip para el Lidar del automóvil tendrá que combinar los dos principales materiales de referencia para la fotónica (no domina uno solo como el silicio en la electrónica, otra ventaja más): el silicio y el semiconductor III-V. El primero proporciona precisión, pero se necesita el segundo, porque es el que aporta potencia. De momento, parece que es VLC Photonics la compañía que tiene más claro que su orientación deben ser los chips que hibriden ambos materiales, mientras que Barcelona y Vigo se especializarán en Silicio y III-V.

Nos esperan enormes alegrías a partir de 2025 si España sabe poner los huevos que tocan en el cesto de la fotónica integrada, una de las tecnologías asociadas a la digitalización en las que verdaderamente Europa puede ejercer un liderazgo mundial. No en vano cuatro Premios Nobel en fotónica son de nuestro continente y la Comisión Europea ha proclamado que el futuro de internet se debe basar en ella. Con calma y actitud estratégica, hay que mimar al sector.

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