Una oportunidad para relanzar la productividad en España: 25 años parada y lejos de los países líderes

Las estadísticas de la OCDE ponen de relieve el estancamiento de la productividad en nuestro país, mientras se dispara en otros que han apostado por la transformación tecnológica como EEUU e Irlanda y, sobre todo, en el Este de Europa. La llegada de fondos para la recuperación es la oportunidad para volver a la senda del valor añadido
Eugenio Mallol
12 de mayo de 2021 | Compartir: Compartir en twitter Compartir en LinkedIn
Una oportunidad para relanzar la productividad en España: 25 años parada y lejos de los países líderes

Un indicador de la eficacia con la que habremos gestionado la época crucial en la que entramos ahora, en la que confluyen, por un lado, la llegada de fondos del Plan de Recuperación y del Pacto Verde Europeo y los que nos corresponden dentro del nuevo presupuesto comunitario y, por otro, la explosión de la revolución digital, será el de la productividad. Es la gran asignatura pendiente de España y la gran oportunidad. Las estadísticas de la OCDE muestran un crecimiento muy discreto en los últimos 25 años: de 44,7 dólares de PIB por hora trabajada en 1995 a 52,5 en 2019 y es hora de cambiar el ritmo.

Es cierto que la mitad de ese crecimiento se ha producido en la última década, pero con la productividad en nuestro país da la impresión de que, descontado el tecnológico, el factor del empleo es el único que aporta algo de emoción a la estadística, tanto para acelerarla como para frenarla. No debe sorprender por eso que, en su conversación con Atlas, la directora general de PONS IP, Nuria Marcos, comentara el estudio que lleva a cabo la OCDE en nuestro país, con contactos directos con los principales actores del sistema de ciencia e innovación, para tratar de averiguar qué pasa con la transferencia de tecnología.

Hace 25 años, España superaba a Reino Unido (43,7) e Irlanda (43,3), estaba muy cerca de la productividad de Estados Unidos (48,4 dólares en PIB por hora trabajada), Italia (49,9) y de la media de la entonces UE-19 (47,2), y miraba de lejos, pero no a una distancia insalvable a Francia (52,1) y Alemania (51,4), según los datos de la OCDE. En 2019, la brecha se había ampliado con la mayoría de ellos. Estados Unidos ha subido hasta los 71,8 dólares, aupado por su posicionamiento en las grandes áreas tecnológicas, y la media de la UE-27 también está por encima de la productividad española (54,4). Reino Unido había alcanzado los 58,4 dólares de PIB por hora trabajada e Irlanda se había disparado hasta los 102,7. En cuanto a Francia, Italia y Alemania, su evolución ha sido similar a la española, con 61,5, 53,4 y 59,9 dólares respectivamente.

Lo que debe atraer nuestra atención, al margen de casos excepcionales como el irlandés, es el fenómeno que se está produciendo en el Este de Europa, una región a la que le ha sentado muy bien incorporarse a la economía Occidental. Sus estadísticas, según el cuadro de la OCDE, son muy similares a las que mostró España en su primera década en la entonces Comunidad Económica Europea. En estos 25 años, los países del área ex soviética, que constituyen ahora mismo una amenaza clara para nuestra economía en términos de competitividad en Industria 4.0, han experimentado mejoras de la productividad del entorno del 50%. Eslovenia se acerca ya a los registros de España, con 45,4 dólares de PIB por año trabajado y subiendo, Eslovaquia está en 43,8, Polonia en 41,1, la República Checa en 42 y Estonia en 41. La pregunta es si, como le ha sucedido a nuestro país, tras ese impulso inicial entrarán en una fase de estancamiento o si serán capaces de coger el rebufo de economías líderes como la alemana y la norteamericana y no detienen su ritmo ascendente.

La productividad es el gran asunto económico de España. Han sido muchos los expertos que han venido advirtiendo durante las dos últimas décadas de que un crecimiento de bajo valor añadido, sustentado sobre empleos de baja cualificación, acaba siendo a largo plazo una trampa para el propio país. La transformación digital y ecosistemas 4.0 como el que promueve Atlas Tecnológico deben ser la palanca para un cambio de tendencia y una vuelta a los incrementos de productividad.

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