Sin prioridades en año electoral
No da votos, los grandes asuntos de la revolución tecnológica actual no aparecen en el debate público y es patente que nuestra clase política, a diferencia de los escalones técnicos de la Administración, no tiene claras las prioridades, lo cual en un año electoral como el que arrancará tras el verano resulta preocupante para España
Más allá de las áreas técnicas de la Administración, cuyos cuadros directivos cuentan con un excelente nivel de preparación por lo general, debería preocuparnos el nivel de desatención que merece la revolución tecnológica entre las altas esferas de responsabilidad pública. No está presente en el discurso político, no da votos el asunto. Es como si contempláramos, en los distintos estratos del aparato ejecutivo, esa heterodoxia bicolor del agua y el aceite, tan lejos tan cerca. Técnicos de carrera, por un lado, dirigentes políticos que responden al aparato de partido, por otro.
El asunto cobra especial interés porque explica que se hayan producido decisiones en algún caso estrambóticas al diseñar el reparto de los fondos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. Desde luego, como venimos comentando, el anuncio de que tres cuartas partes del Perte de los microchips se destinarán a captar foundries, pero también la apuesta por sectores en los que la tecnología debe proceder necesariamente de terceros países, porque aquí no existe, y la renuncia a potenciar a industrias como el textil que pueden aprovechar el efecto tractor de la mayor compañía mundial en moda, Inditex. Pero también adquiere intensidad porque tras el verano estallará un nuevo periodo preelectoral, nos guste o no. En qué mal momento.
Hay ejemplos de dirigentes políticos que están sabiendo jugar con habilidad sus cartas, lo que básicamente significa que han situado en los puestos adecuados a gente solvente y le han otorgado ese margen de maniobra que tanto echan en falta otros grandes profesionales en la Administración, algunas secretarias de Estado y secretarias generales de Ministerio, entre otros.
El presidente de la Junta de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, por ejemplo, ha dado libertad a su director general de Administración Digital, Juan Ángel Morejudo, para gestionar y éste se ha rodeado a su vez de un equipo de técnicos dinámicos y preparados en temas de digitalización. Gracias a ello, Castilla-La Mancha ha conseguido en menos de un año arrebatar a la Comunidad Valenciana, que lo tenía hecho, la sede en España de la federación de nubes europea Gaia-X y atraer una inversión potente de Meta para instalar un centro de datos.
De una forma asombrosa, el Gobierno de Aragón ha logrado colocar a su director general de Industria y Pymes, Javier Navarro, en el comité de directores de la iniciativa Hydrogen Europe, que pretende ser un actor de referencia en el diseño de las políticas de inversión y normativas relacionadas con un sector y una tecnología estratégicos en la lucha contra el calentamiento global.
Es fundamental que los responsables públicos, ya sea en el área ejecutiva o parlamentaria conozcan las claves de la revolución tecnológica y cuenten con un buen esquema de prioridades. Porque la dinámica electoral se desencadenará como un tsunami atrayendo toda la atención pública hacia asuntos que, en el largo plazo, no garantizan el mantenimiento del empleo y el bienestar, que dan ventaja a los países que sí comprenden qué es lo que nos estamos jugando.