Si algo no te mata, mutará (y 5, la secuela continúa)

Debemos ser conscientes del potencial de los nuevos modelos de inteligencia artificial, según el autor, que invita con su singular estilo a reconocer cuanto antes su impacto, dotarse de herramientas avanzadas y a establecer un diálogo riguroso y exento de lugares comunes sobre las consecuencias que se avecinan
Javier Sirvent
29 de noviembre de 2023 | Compartir: Compartir en twitter Compartir en LinkedIn
Si algo no te mata, mutará (y 5, la secuela continúa)

Como llevo repitiéndote desde hace años: #TeLoP**oDije: Si algo no te mata, mutará y lo volverá a intentar.

¿Cómo llevas lo de la IA, IA, Oooh?

¿Usas ChatGpt? O te has descargado alguna de estas aplicaciones gratuitas para tu smartphone y, cuando aceptaste las condiciones legales, eras plenamente consciente de que toda tu información al igual que TikTok se descargaría en unos servidores fuera del control de cualquier legislación HIPAA o GDPR.

De nuevo, aclaro: no me refiero a la versión gratis o la que “te regalan” si usas Bing.

En serio: ¿Pagas la versión, PRO, PLUS o PREMIUN de OpenAI, Claude o alguno de estos nuevos monstruosos modelos que hasta diciembre de 2022 eran “ciencia ficción? O eres de esos que sólo pagan plataformas como Netflix, Disney, Amazon, AppleTV u otros canales como el de fútbol y deportes.

Estar entretenido es importante, pero pagar por utilizar alguna de las herramientas más poderosas, disruptivas y exponenciales que ha creado la civilización en 200.000 años, eso ya lo dejamos para más adelante… porque claro, la IA te da miedo o simplemente si hay una versión gratis, ¿para qué invertir más?

¿Quizás hasta perteneces o confías en este nuevo gran teatro de los comités de expertos españoles o de las asociaciones éticas de IA que se mezclan con el floreciente negocio de chiringuitos éticos Woke fundidores de fondos europeos vs colocadores de polític@s y amig@s afines al régimen pro-innovación tecnológica?

La inteligencia artificial ha asumido el papel principal, luciendo un disfraz de promesas y un potencial del que no se tiene ni la más remota idea. Seguro que hasta siendo coach o “speaker internacional en humo” te has atrevido a opinar en LinkedIn sobre Metaverso, Blockchain e Inteligencia Artificial Generativa; pensando que hacer Random Forrest es tirar semillas por el campo y los LMM es esa cosa rara que se toman los Zombies que nos enseñan por televisión y que viven en Filadelfia.

En cualquier caso, que sepas que usando una IA de forma gratuita o con tus impuestos, has estado alimentando un mega mastodóntico negocio por el que organizaciones tecnológicas como ByteDance, Microsoft, Tencent, Google, Amazon, Fondos públicos u organizaciones privadas “sin ánimo de lucro”, no han servido una m***, ni servirán.

Para más pruebas, esta noticia de lo que pintamos en Europa.

Me encanta la referencia que hace el protagonista Wade de Ready Player One al comienzo de la película: “Nací en 2027… cuando la gente empezó a sobrellevar los problemas en vez de intentar arreglarlos”.

Curiosa fecha y referencia; puesto que es la “prevista” o “profetizada” (en la que yo me incluyo), en las que las AGI’s serán omnipresentes en muchísimas áreas de nuestra vida.

Lo cierto es que como si de una trampa gigante para humanos, la IA nos está seduciendo con su conveniencia y poder, mientras oculta hábilmente las mordazas de sus actuales limitaciones, pero también de los riesgos que nos llevarán sin lugar a dudas a un futuro distópico.

En esta nueva disrupción digital, la trampa más obvia puede disfrazarse de salvación tecnológica. Un cambio que nos suena tanto a revolución como a una venta de garaje humeante de ideas recicladas.

En esta era de algoritmos omnipresentes, los estoicos nos aconsejarían mantener la calma y llevar un contador de nuestras virtudes.

¿Sabiduría? Revisemos las intenciones detrás de cada click.

¿Justicia? Que no se pierda en la traducción al código.

¿Coraje? Para enfrentar la realidad de que quizás, solo quizás, estamos siendo engañados por una máquina más encantadora que un vendedor de aceite de serpiente.

¿Moderación? Bueno, de eso sólo nos acordamos ocasionalmente cuando recordamos que estamos demasiados enamorados de nuestros “juguetes brillantes”.

Para algun@s Appleholics, quitarse los AirPods o salir del ecosistema de los iPads, iPhones  o MacBook es más difícil que cruzar un Ikea con los ojos vendados andando de espaldas.

Los estoicos, esos antiguos gurús del ‘deal with it’, probablemente se encogerían de hombros ante nuestro dilema moderno, con una ceja levantada en señal de escepticismo. Nos instarían a distinguir entre el brillo de la novedad y la sustancia real. En su visión, la IA es como esa trampa: un camino potencial hacia el crecimiento o un desvío hacia nuestra propia complacencia.

Sí, ya tenemos algoritmos que pueden escribir poesía, cantar canciones, crear vídeos, diagnosticar enfermedades y recomendar nuestra próxima serie favorita en Netflix. Pero ¿hemos considerado realmente las implicaciones de delegar estas tareas a entidades sin conciencia, sin ética, sin la capacidad de decir «esto no lo sé»? Aquí radica la ironía: en nuestra búsqueda por la eficiencia y la automatización, nos enfrentamos al peligro de perder nuestra habilidad para cuestionar, para dudar, para maravillarnos.

Me propongo explicarte de nuevo cómo identificar a los nuevos AI-Krugerianos y que sea tan sencillo como distinguir un color brillante en un lienzo monocromo. Aunque mi método no es completamente científico, se sustenta en los estudios de David Dunning y Justin Kruger, galardonados con el premio IG Nobel de Psicología en el año 2000 en el MIT.

Voy a resumirlo utilizando ejemplos variados, contextualizados en los tiempos actuales, para facilitarte diagnósticos rápidos, fáciles y mayormente confiables, aunque no exentos de algún error ocasional. Dada la rápida propagación de este fenómeno psicológico en el siglo XXI, tus errores serán raros, pero igualmente habituales a las “alucinaciones” que sufren algunos modelos LLM.

Varían desde discursos que predecían recuperaciones económicas de las Criptos, a todo tipo políticos minimizando que Europa jamás volverá a ser como hace 3 años. Estos nuevos AI-Kruguers se validan no por su rigor científico, sino por la cantidad de seguidores en redes sociales o apariciones en cualquier medio digital.

Del experto motivado al Krugeriano hay solo un ‘like’ de diferencia o su participación en una mesa redonda de IA en cualquier congreso de EXPERTOS.

Observa la evolución de nuestro planeta: ahora emergen autoproclamados expertos en inteligencia artificial generativa, como los modelos GPT, y en computación cuántica, promoviendo sus teorías y aplicaciones en cualquier sector económico y social.

Hablan de algoritmos de aprendizaje automático, ética, qubits y superposición cuántica, sobre conceptos y tecnologías que hace dos décadas eran apenas teorías o ni siquiera existían.

¡Qué maravillosa y sorprendente es la naturaleza evolutiva de nuestro planeta Tierra!

#NosExtiguiremosPorGilipollas, y lo sabemos.

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