
Sale a la luz el principal obstáculo de la competitividad en Europa y su posición en la carrera de la IA en Masters of Digital 2025

En el horizonte de 2030, los datos han emergido como el pilar fundamental sobre el que se construirá la innovación en Europa. Con la Estrategia de Datos de la UE como guía, el desafío no solo radica en aprovechar el potencial de la información, sino en crear un ecosistema que facilite su acceso y aprovechamiento en sectores clave como la salud y la sostenibilidad. Sin embargo, la incertidumbre regulatoria, las limitaciones en el intercambio de datos y la escasez de inversión amenazan con frenar el crecimiento de esta economía digital. Para consolidar una Europa competitiva en la era del dato, será imprescindible fomentar la adopción de nuevos ecosistemas digitales y promover prácticas eficaces de intercambio de información en las empresas e instituciones.
Desde luego, Europa ha atravesado un momento decisivo para el mantenimiento de su competitividad frente a las grandes presiones exógenas, como las potencias digitales o amenazas a la seguridad; especialmente teniendo en cuenta la todavía vigente guerra de Ucrania. En este marco, la transformación digital no solamente ha pretendido impulsar la economía, sino que también se ha convertido en un factor clave para garantizar seguridad y resiliencia.
Digital Europe, la principal asociación representante de las industrias de digitalización en Europa, ha reunido en Bruselas a líderes del sector tecnológico, innovadores y responsables políticos de todo el continente bajo el paraguas del evento Masters of Digital 2025. En sus debates sobre inteligencia artificial (IA), tecnológicas críticas y sostenibilidad, miembros del Parlamento Europeo o dirigentes de Mastercard han analizado cómo puede recuperar Europa la ventaja tecnológica
Impulsar la competitividad de Europa en la era digital se perfila como una de las temáticas esenciales en el evento, donde se ha señalado cómo las tecnologías críticas deben ser dotadas de un protagonismo mayor y convertirse en esenciales para propulsar la potencialidad industrial del continente. Los expertos han coincidido en que, aunque la innovación avanza a pasos agigantados, Europa debe estimular un progreso coherente que se equilibre con un entorno regulatorio adaptado. El choque entre innovación y regulación, que la opinión pública tacha de «estricta», se ha intensificado por las tensiones geopolíticas. De esta cuestión, emerge en el evento una pregunta: ¿Cuál es la principal valla de la competitividad de Europa? En efecto, la regulación encabeza la lista de causas, acompañada de la fragmentación del mercado único, la excesiva burocracia y la falta de inversión.
El futuro del trabajo en la era de la IA también ha tenido un lugar destacado en el Masters of Digital de este año. «La tecnología está redefiniendo la eficiencia y la manera en la que se trabaja y vive» ha sido la frase introductoria de la ponencia y que se consagró como uno de los argumentos nucleares. Se ha abordado cómo las empresas pueden adaptarse para ser más ágiles y competitivas en un entorno tan abrupto. Además de acelerar procesos, la IA ha abierto un abanico de posibilidades para imaginar hasta dónde podría llegar Europa si adopta plenamente estas tecnologías, desde la automatización de tareas rutinarias hasta la personalización avanzada en servicios.
Otro de los ejes más candentes ha sido el de la carrera europea por la inteligencia artificial. Bajo la pregunta “¿Liderará o se quedará rezagada Europa?”, los invitados del Masters of Digital han analizado en qué sectores la IA podría tener un mayor impacto en los próximos cinco años. Áreas como la sanidad y las ciencias de la vida, la educación, el e-commerce, la atención al cliente y la fabricación y automatización han sido identificadas como motores potenciales para impulsar la competitividad europea, siempre que se logren superar las barreras normativas y se fomente la inversión.
En cuanto a la cuestión sostenible, ha surgido en el evento la pregunta de si las tecnologías digitales deberían integrarse en la agenda medioambiental de la UE. Con la presión internacional para reducir los estándares sostenibles, los expertos han debatido si Europa debería mantenerse firme con la fijación de normativas, que están consiguiendo marcar un estándar internacional, o debería adaptarse a las demandas externas en pos de la productividad. No obstante, la problemática no emerge tanto de si los estándares deben fortalecerse, sino también de cómo la UE puede posicionarse como un referente global en sostenibilidad sin comprometer su competitividad.