¿Quién mandará en el futuro en las telco: el cielo o la tierra?

La vertiginosa reducción de costes en el ámbito de los satélites, tanto en lo que se refiere al lanzamiento como a su construcción, es la única buena noticia verdadera que se puede dar hoy en día al hablar de inflación, según el autor, que advierte de la competencia a las mucho más costosas redes terrestres que viene del cielo y que puede dar un vuelco a las comunicaciones de datos
Eugenio Mallol
6 de agosto de 2023 | Compartir: Compartir en twitter Compartir en LinkedIn
¿Quién mandará en el futuro en las telco: el cielo o la tierra?
Lanzadera espacial de Starlink de Space X. / starlink.com

En plena inflación desbocada, consuela saber que el coste de los lanzamientos de satélites en órbita terrestre baja (LEO) ha caído de 65.000 dólares por kilogramo a 1.500, más del 95%. Lo han hecho posible avances en la mejora del diseño asistido por ordenador, en impresión 3D o sensores de mayor resolución. Los satélites pueden transferir ahora cantidades de datos mucho más grandes que hace cinco años.

A ello se suma la aparición de nuevos proveedores de lanzamiento comercial que priorizan la eficiencia. En muchos casos, han desarrollado componentes reutilizables para vehículos espaciales, lo que, unido al aumento en la frecuencia de lanzamiento, particularmente por parte de SpaceX, está acelerando la caída de los costes. Menuda frustración para los invasores enviados por Putin a Ucrania encontrarse con que las comunicaciones mantienen su consistencia gracias a la constelación de la empresa de Elon Musk. La seguridad, y la ciberseguridad especialmente, va a ser pura colaboración público-privada.

En un informe, McKinsey cita más ejemplos sobre la revolución que viene. Relativity Space planea usar impresión 3D, IA y robótica autónoma para construir una flota de cohetes de bajo coste totalmente reutilizables y ha programado el primer lanzamiento para 2024 en Cabo Cañaveral. La constelación LEO de Starlink, de SpaceX, tiene clientes que pagan por su red de banda ancha. En su web en español hay una oferta para comprar el equipo receptor por 199 euros y pagar 65 euros al mes para conectarse a 130 megas desde cualquier lugar. OneWeb y Project Kuiper de Amazon también planean constelaciones LEO.

El dato es claro: frente a los grandes satélites gubernamentales, algunos de los cuales cuestan más de 1.000 millones de dólares y tienden a desplegarse en órbitas alejadas de la Tierra, los comerciales más pequeños para LEO, a menudo desplegados en constelaciones, pueden costar 100.000 dólares o menos.

Telefónica eligió la tierra. participó en la fundación de Hispasat con un 25% de su capital. El resto de accionistas fueron Retevisión (25%), Caja Postal (22,5%), INTA (15%), INI (10%) y CDTI (2,5%). En 2013, completó su salida del capital con la venta a Eutelsat y Abertis. A día de hoy, el accionariado se lo reparten Red Eléctrica Sistemas de Telecomunicaciones (Restel), con el 89,68%; la SEPI, con el 7,41%; y el CDTI, con el 2,91%.

Solo en 2021, las empresas de telecomunicaciones de la UE invirtieron 56.300 millones de euros en redes, según la ETNO (European Telecommunications Network Operators’ Association). Y tendrían que aumentar sus actuales inversiones en un 50% entre 2023 y 2030 para cubrir el déficit de inversión de 174.000 de millones. Esto equivale a destinar un 25% de los ingresos a inversión en redes. Y cada red requiere una actualización de capacidad y tecnología cada tres o cada 10-15 años para hacer frente a la creciente demanda de tráfico.

A través de sus divisiones Telefónica Tech y Telefónica Global Solutions (TGS), anunció en 2022 que colaborará con Sateliot, operador de telecomunicaciones vía satélite, en el desarrollo de un innovador servicio de conectividad 5G NB-IoT dual para integrar la nueva red satelital con las actuales redes NB-IoT terrestres.

Pero ¿quién mandará en las telecomunicaciones del futuro: el cielo o la tierra?

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