Por qué re-aprender a innovar

Necesitamos re-aprender a explorar y desarrollar oportunidades en los tres grandes vectores de innovación: nuevos modelos de negocio, sostenibilidad y digitalización, según el autor, que acaba de publicar precisamente el libro 'Re-aprender a innovar' en el que recoge sus claves tras años de experiencia transformando compañías a través de Innolandia
Ángel Alba
31 de agosto de 2023 | Compartir: Compartir en twitter Compartir en LinkedIn
Por qué re-aprender a innovar

Existen algunas fechas que quedan en la memoria colectiva. Esas que puedes preguntar ¿dónde estabas tú cuando…?

En mi caso, hay tres grandes fechas. Los atentados de Madrid del 11M, el gol de Iniesta en 2010 y el día que se decretó el confinamiento por el COVID.

El 13 de marzo de 2020, yo estaba en Valencia dando clase a alumnos de la Escuela de Organización Industrial sobre logística (cosas de mi anterior vida). Y ese día, comenzó un experimento sociológico a gran escala que aceleró en al menos 10 años la evolución natural de la tecnología y de la innovación.

Pero la transformación, por lo menos en innovación, empezó antes.

Si miramos hacia atrás, durante la década de 2010 ya se habían ido incorporando a la caja de herramientas de los innovadores algunas metodologías y técnicas que, en general tenían una misma raíz: cómo conseguir innovar en entornos cambiantes. El famoso entorno VUCA.

Pasamos del clásico (y falso) modelo de la I+D+i lineal a modelos basados en ecosistemas y adaptación al entorno cambiante. Pasamos de la innovación predictiva (sabemos lo que va a pasar y creamos planes a 5 años que seguro se van a cumplir) a la innovación adaptativa o Agile (todo lo que sea más allá de 12 meses es una bola de cristal).

Porque como explica Steve Blank en su libro “Los 4 pasos hacia la epifanía”, el peor error que puede cometer un innovador es desarrollar algo que nadie quiere. Esa es la base de muchas de las nuevas herramientas y frameworks de innovación. Lo contrario son cajones universitarios llenos de proyectos financiados sin valor de mercado.

Bien.

Si ponemos todo en la coctelera, tenemos una disrupción en la forma de innovar. Sí, un cambio radical y permanente en la forma en la que se trabajaba anteriormente. 

Unas nuevas herramientas que se han ido creando durante los años anteriores, que el COVID aceleró y nos obligó a aprender por prueba y error.

Aprender con un portátil en el salón de tu casa, mientras los niños saltan en el sofá, con herramientas para las que no nos habían formado, como Teams, fue un auténtico infierno. Según nuestro estudio III Radiografía del innovador, el 70% de las personas consideraban que tenían más trabajo que antes del COVID.

Era el efecto de la curva de aprendizaje de las nuevas herramientas metidas a martillazos.

Ahora que parece que la ola ha bajado, es el momento de parar y darnos cuenta de donde estamos. El efecto de una disrupción es que los cambios se consolidan. Si no, es una moda. Pero lo que he aprendido internamente y con mis clientes, es que no hay vuelta atrás. Por eso, necesitamos re-aprender a innovar.

¿Qué necesitamos re-aprender?

Los profesionales que trabajamos en innovación podemos dividirnos básicamente en 2 grupos: los que hacen proyectos y los que gestionan el sistema (hacen que los demás innoven). De hecho, es una evolución profesional en el tiempo. Internamente los hemos bautizado como Rei (novatos, proyectos) y Yoda (expertos, gestores), en un guiño a StarWars. Por tanto, en función de a qué grupo de profesionales pertenezcas, tendrás que re-aprender unas cosas u otras.

Empecemos por Rei. La mayoría de los profesionales de innovación trabajamos en hacer proyectos. Es nuestro día a día. Pues bien, esa forma ha cambiado. Ahora necesitamos re-aprender a explorar y desarrollar oportunidades en los tres grandes vectores de innovación: nuevos modelos de negocio, sostenibilidad y digitalización. Muchas veces, combinados.

Re-aprender a dar el paso de transformar nuestra orientación de los proyectos. De los tradicionales proyectos de I+D largos, subvencionados, en productos, servicios y nuevos procesos de negocio que aportan valor a la empresa. Pensando desde el principio en casos de uso deseables, factible y viables. Más ingresos y menos costes. 

También re-aprender a colaborar con otros agentes del ecosistema. De afrontar la innovación abierta con programas estructurados más allá de proyectos puntuales propuesto por la consultora de turno, acercándonos incluso a start-ups, pero para conseguir impacto, no titulares de prensa.

Finalmente, necesitamos re-aprender a trabajar en equipos de innovación. Cada vez más abiertos, más diversos, más ágiles. Más complejos. Con perfiles T, combinando negocio, conocimiento humano y tecnología, donde la confianza es el pegamento que lo une todo. Puro factor X.

Ahora, si tu trabajo se orienta más a hacer que otros innoven, necesitas re-aprender habilidades sistemáticas. Por ejemplo, cómo a auditar tu sistema de innovación, porque los modelos de certificación (UNE, ISO, etc…) son café para todos, mientras que el mundo real cada empresa es única.

Re-aprender a diseñar estrategias de innovación adaptiva, que te permitan combinar la necesaria planificación (foco y orientación de recursos) con la adaptación a loso cambios. Aplicar el modelo de la cebolla Agile y evitar la pérdida de tiempo de 6 meses preparando un plan

También necesitas re-aprender a construir una cultura innovadora. Porque la cultura se puede diseñar, definiendo los comportamientos que quieres ver en tus compañeros. Y sobre todo, poniéndoselo fácil. Pura ciencia del comportamiento.

Re-aprender a diseñar programas de innovación que vayan más allá del teatro y del innowashing. Que conviertan post-its en prototipos. Prototipos en productos. Productos en negocios. No más post-its ni brainstorming que acaban en nada.

Y descubrir que hay otros modelos de empresas diferentes a los que salen todos los días en la prensa, que han pisado el acelerador en innovación durante el COVID. Porque creen en ella. Porque la ven como parte de la solución. Son los campeones ocultos, algunos de los cuales están en el ecosistema Atlas.

Para cerrar el círculo, cualquiera de estos dos perfiles necesita re-aprender habilidades que han cambiado el contexto de nuestro trabajo.

Re-aprender a trabajar en remoto, que va mucho más allá que hacer videoconferencias y enviar mensajes en Teams, aplicar la “innovación aumentada”, esto es la IA Generativa aplicada a los procesos de innovación y utilizar las diferentes herramientas digitales durante todo el flujo de la innovación.

Hay personas que trabajan en innovación que tienen miedo a perder su trabajo, especialmente con la nueva ola de la inteligencia artificial generativa. O con las nuevas herramientas digitales.

Yo diría que no. Serán las personas que re-aprendan a innovar las que sustituyan a las que sigan trabajando en modelos anticuados.

Puedes conseguir el libro Re-aprender a innovar de Ángel Alba aquí

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