Óscar Sala (Mobile World Capital): «Es el momento de un MWC 2.0 en el que se hable de crear disrupción en sectores clave»
Los expertos colaboradores de Atlas Óscar Sala, director del programa The Collider en Mobile World Capital Barcelona, y Eugenio Mallol, analizan el momento de la transferencia de tecnología al mercado, las oportunidades que se abren en distintos sectores en España si se aprovecha la revolución digital y el desafío de diseñar un ecosistema capaz de sacar más valor a los datos
Eugenio Mallol y Óscar Sala en un momento de su conversación.
Eugenio Mallol.-La sensación en el último Mobile World Congress fue que el 4YFN se había llevado el mayor protagonismo, y esa parcela te concierne a ti más directamente.
Óscar Sala.-Este año, con todas las dificultades, ha lucido más el ecosistema. Ha sido una locura, cada año lo es, y este también, diría que con la misma intensidad.
Eugenio Mallol.-Cuando acabó la Hannover Messe, su director dijo que habían reunido a lo mejor de la industria de las telecomunicaciones, la electrónica, la robótica, pero al final descubrieron que su mayor hallazgo había sido reinventar el concepto de feria. Acabado el MWC quizás exista la misma sensación.
Óscar Sala.-Más que reinventar, hemos dado un salto cualitativo aprovechando la madurez tanto del ecosistema como de las dos ferias. Cuando creamos el MWC era un congreso que presentaba las novedades tecnológicas, pero quizás el grado de adopción, el ecosistema de innovación, no estaba tan maduro. Fruto de varias iniciativas, ese ecosistema de startups e inversores ha ido avanzando, y una muestra es esa tracción que ha ido cogiendo el 4YFN. Era el momento perfecto para integrar esos dos eventos, para crear el MWC 2.0 si quieres, donde esas novedades tecnológicas buscan su aplicación en el mercado. La innovación siempre tiene que ser sectorial: en salud, en nutrición, en movilidad, en industria. El 2021 es un año de transición, podíamos probar en pequeño lo que creemos que tiene que ser el congreso del futuro, que promoverá muchas más conversaciones de casos reales de disrupción sectorial.
Eugenio Mallol.-Cuando uno observa las startups que habéis impulsado desde The Collider, la primera impresión es que la mayoría de ellas están especializadas en la extracción de datos, de mucha calidad eso sí. Pero no hay tantas que aborden la siguiente parte del negocio: formas innovadoras de obtener valor a partir de ellos. La cuestión es si en esa cadena de valor de la información, el ecosistema español se está focalizando mucho en esa primera fase de generación de datos y dejamos que otros ecosistemas saquen valor de ellos.
Óscar Sala.-Hay dos fenómenos que avanzan en paralelo. Por un lado, está la digitalización de la sociedad. La tecnología ha cambiado la forma en la que nos relacionamos en los últimos 20 años y eso ha generado un gran volumen de datos. La diferencia está en cómo somos capaces de utilizar tecnología para aprovechar esa gran capacidad de datos disponibles. Y, por otro lado, está la cuestión de qué papel relevante puede desempeñar España o Europa en todo ello. Y estoy completamente de acuerdo contigo: datos en exceso, sin una aplicación concreta no tienen ningún sentido. Es como cuando las grandes corporaciones hablaban hace unos años de big data, que luego evolucionó a smart data y el problema principal no se resolvía. Tengo muchos datos, pero si no tengo claro qué preguntas quiero hacer de poco me servirá.
Eugenio Mallol.-O son terceros los que le sacarán el provecho.
Óscar Sala.-Quien le saca el provecho siempre es el que tiene la necesidad. En esta nueva era del dato conectado, tenemos que ser muy consecuentes en aquellos ángulos en los que podemos ser competitivos. Y aquí es donde nosotros desde el MWC, con un paraguas mundial, podemos decir que España tiene excelencia científica y tecnológica en el uso de los datos en algunos ámbitos muy concretos, principalmente salud digital, eficiencia energética e incluso somos muy buenos generando talento de inteligencia artificial en cosas tan transversales como la ciberseguridad. No comparto que los datos los tenemos y otros los aprovechan, justamente veo una excelencia científica, de conocimiento, de empresas, de talento conectado, que se combina con la excelencia de algunos sectores. La única clave para aprovechar eso es conseguir que nadie se quede atrás, que las industrias entiendan las oportunidades que abre la utilización de los datos, que el talento que tenemos en la sociedad, tanto el de quienes serán los empleados del mañana como el de quienes ya están en la industria, entienda muy bien cómo esta tecnología aplicada a su negocio le puede ayudar no sólo a sobrevivir, porque la empresa del futuro que no sea digital no sobrevivirá, sino a competir mejor en un mundo global. El mundo ha cambiado y a veces la industria y la sociedad no van a la misma velocidad.
Eugenio Mallol.-Al explicar The Collider tocas un tema que es fundamental y tabú en España, que es la aplicación de la ciencia a la actividad empresarial. Ojalá fuéramos capaces de verlo con naturalidad. El 90% de las patentes registradas se quedan en el cajón en España, las empresas prefieren otras formas de protección, las principales corporaciones del Ibex presentan menos de 20 solicitudes de patente europea al año. No sabemos dar el valor que tiene a esa colaboración de ciencia y mercado.
Óscar Sala.-La capacidad de innovación del país define cómo se relaciona con la tecnología. Debemos abrir un nuevo ángulo. En España ya hemos superado la fase de la startup como método ágil de innovación. Las grandes corporaciones han dejado de verlas como enemigas. Pero tenemos que mirar más allá. ¿Y si fuéramos capaces de construir a partir de las posibilidades de la tecnología? Eso implicaría una manera diferente de relacionarse la ciencia y el mercado, porque, cuando se juntan, las soluciones que crean son totalmente disruptivas. En nuestro ecosistema aparecen cada vez más venture builders, programas que combinan lo mejor del negocio y la tecnología para crear. No me gusta el discurso de las patentes, porque no siempre es la mejor manera de proteger. Prefiero hablar del vaso medio lleno. No hace falta ir a Boston para encontrar cosas magníficas de digital health. Pero ese top12 a nivel mundial de España en ciencia no se transforma en soluciones sectoriales. Porque si soy una empresa farmacéutica que busca soluciones para la migraña, hoy por hoy encuentro una startup, no un proyecto de ciencia. Eso es lo que pretendemos hacer en The Collider. Esa traslación de la ciencia al mercado es lo que hacen muy bien Estados Unidos, Israel, Japón o China. Es la oportunidad que tiene la industria para sobrevivir en el nuevo mundo global, la que tiene nuestro país para construir un nuevo tejido de empresas tecnológicas que generen puestos de calidad para todos.
Eugenio Mallol.-Enfoquemos el tema desde dos perspectivas. Hay fondos que buscan oportunidades para los inversores ayudándoles a identificar la excelencia científica y hay otros fondos que actúan… de forma diferente. Como prescriptor de talento científico quería comentar contigo la situación de esos departamentos de transferencia de tecnología de las universidades y los centros de investigación. Se quejan de falta de medios, de ser los grandes olvidados en sus organizaciones, no se les da toda la importancia que se merecen.
Óscar Sala.-Soy más bien prescriptor de esa colaboración ciencia-mercado para generar soluciones disruptivas. Es una cuestión de idiomas. El mercado a veces no entiende la tecnología y ésta no entiende las necesidades del mercado. Porque la tecnología y la ciencia se han desarrollado sin el mercado. La investigación se mide como un índice en la escala de Richter, la de los terremotos: el 1 es cuando no hay mercado, es ciencia básica, que no tiene que estar en el mercado y, en el otro extremo, en el 8, la tecnología está adoptada y funcionando. El problema está cuando esa ciencia avanza, el 1, el 2, el 3, y hay un momento en que si no se adopta muere. Y la dificultad que tiene esa adopción es que, en la mayoría de las investigaciones, los científicos no han involucrado a las empresas. Con lo cual tienen un dispositivo que analiza fluidos, que funciona muy bien, pero cuál es el problema que va a resolver.
Eugenio Mallol.-Es el momento de hacer propuestas.
Óscar Sala.-Nosotros tendemos puentes entre ciencia y mercado y lo hacemos en diversos ángulos. Hay que ayudar a que el mercado visibilice la gran necesidad de trabajar con la ciencia, su potencial, y a la vez ayudamos a que los científicos, después de haber investigado en sus proyectos, chequeen si aquello tiene sentido. Asimismo, hay muchos proyectos que llevan años en el laboratorio y es el momento de transferir. El problema es que esto no va de ver quién quiere un dispositivo médico de análisis de fluidos, sino de pensar en grande y también en pequeño de ‘learning by doing’.
Eugenio Mallol.-Pensar como una empresa desde el principio.
Óscar Sala.-Claro. Nosotros tenemos un módulo de creación de spin offs, que es un venture builder habitual con dos peculiaridades. Una es que nace de la necesidad del mercado, para lo cual tenemos más de 200 corporaciones, de sectores estratégicos, fundamentalmente salud digital, eficiencia energética y agro. Buscamos proyectos científicos que pensamos que es el momento de desarrollar y las empresas lo validan. Es una cuestión de tempos, muchas veces. El otro aspecto diferencial es que no creemos que el científico sea la mejor persona para llevar la tecnología al mercado. Hasta que no montas tres o cuatro startups no tienes heridas de guerra para sacar adelante la siguiente, y el científico lo que quiere es hacer ciencia. Ahí buscamos equipos de negocio con emprendedores. Y llegado este punto el programa se basa en la convivencia. Durante 12 semanas les guiamos para que construyan juntos y trasladen esa tecnología con mucho potencial a un reto concreto. A partir de ahí, nosotros somo el primer inversor, ponemos el primer funding para crear la startup y les ayudamos a escalar, a hacer una gestión proactiva del portfolio, conectándoles con el ecosistema del MWC, que es lo que nos hace diferentes. Las oficinas de transferencia son un actor más, pero la traslación de la ciencia al mercado sólo se puede conseguir si tenemos gente que hable todos los idiomas y colabore, porque el futuro va de colaboración. Estamos mejorando, pero aún tenemos camino. Y la asignatura pendiente es también el inversor, porque España y Europa tiene un problema de inversión en compañías early. La clave es crear instrumentos públicos para que luego el mercado baje el riesgo porque esto genera riqueza para todos.
Eugenio Mallol.-Al hilo de esto último, Bill Aulet, de la MIT Sloan School of Management, dice que de las 1.000 startup que se crean cada año en el MIT sólo el 2% surgen como aplicación comercial de un avance científico. La clave sigue estando, sobre todo, en facilitar la creación de empresas. Si el ecosistema hace que esto sea complicado, por muy buena que resulte la idea científica será difícil que salga adelante.
Óscar Sala.-La innovación es una cuestión de alinear tiempos. Y no sólo es un asunto de las empresas de base tecnológica que salen de la ciencia. Las startup en general mueren en los primeros tres años. Si lo trasladas al ámbito de la ciencia tienes un problema adicional: tienes un gran activo que lo hace diferente, que es esa investigación, pero como no se ha desarrollado para resolver un reto concreto la tasa de fracaso es mucho más alta. Para que eso no suceda y mejorar esa transformación de conocimiento en valor, en puestos de trabajo y facturación, nuestra propuesta es trabajar en dos puntos de la cadena: chequear con el mercado si esa ciencia se está enfocando bien o hay que iterarla y trabajar con el mercado para buscar la mejor manera de hacerlo. Una solución de lectura de contadores que venía de Naturgy y el Centro de Visión por Ordenador de la UAB hoy es la compañía AllRead, premiada como la mejor startup de España y Portugal en deep tech. Está ayudando a controlar las flotas, contenedores y leen trenes en puertos, zonas francas. Esas historias solo son posibles con esa convivencia de la ciencia con el mercado.