Miguel Á. Campelo: «Lo primero es acabar con el miedo, con el rechazo interno a la tecnología»
El CEO de Castañas Campelo ofrece la visión de la cúpula directiva de la empresa ante el "nuevo paradigma de la industria alimentaria": ofrecer soluciones personalizadas a un consumidor del que tenemos información en tiempo real. La clave para salir airoso del desafío es la formación
La conversación con Miguel Ángel Campelo, CEO de Castañas Campelo, permite abordar el desafío de la Industria 4.0 y la transformación digital del sector agroalimentario desde la perspectiva de la cúpula directiva de la empresa. “Lo primero es acabar con el miedo, con el rechazo interno a la tecnología”, afirma. “La Industria 4.0 viene a resolver problemas, se dice que ahorrará costes, pero a lo que vamos es a un incremento de la productividad”.
La formación es la clave para comprender el alcance de la revolución tecnológica. “Ha cambiado mi visión de futuro de la empresa” y poner el foco en “saber qué opina la gente de mi producto y fomentar una mayor flexibilidad para adaptarnos a ello continuamente”. Como CEO de Castañas Campelo, comenta, “yo era de los que pensaba que la digitalización consistía en hacerlo todo con el móvil”. Descubrió que, en realidad, “es un cambio de mentalidad, de negocio, de forma de tratar a los agentes de la cadena alimentaria: ya no somos enemigos, mi objetivo tiene que ser que la gran distribución me transmita lo que quiere el cliente final y que con, mentalidad de colaboración, encontremos la fórmula para que yo se lo pueda trasladar”. El imperativo de la personalización, de ser capaces de “trabajar la información de los consumidores en tiempo real”, representa por ello un “nuevo paradigma en la cadena alimentaria”.
Es necesario que el cambio de cultura alcance a toda la organización. “Hay que tener a gerentes convencidos en la Industria 4.0, hay que llegar hasta arriba del todo”, añade. “Que los presidentes de las compañías digan a su organización que se están formando en Industria 4.0 porque lo necesitan, que los referentes sean los primeros en adaptarse”. Deben disponer de criterio para “saber si una solución de blockchain es útil”, la nueva tarea del líder es “identificar problemas, buscar las tecnologías habilitadoras, diseñar proyectos y, si funciona, escalar”.
En ese proceso, resulta fundamental el apoyo de las Administraciones, “en cuanto formemos a los trabajadores tendremos un tejido laboral buscando mejorar, porque tiene hambre de conocimiento”. Ese es el concepto de base que hay que cambiar. “La Administración debería adaptar la educación en los colegios a ello, cambiar la resistencia interna en las empresas, que seremos las primeras encantadas en formar a los trabajadores”, dice Miguel Ángel Campelo, formado en el Master en Industria 4.0 organizado por FOM Talent y la Escuela de Negocios de la Cámara de Valladolid.
Los socios adecuados
La clave de ese cambio de cultura está muchas veces en saber encontrar los socios adecuados. Castañas Campelo incluye entre ellos a la asociación agroalimentaria de Castilla y León Vitartis y a Atlas Tecnológico. Explica su CEO que estábamos acostumbrados a pertenecer a muchas asociaciones “porque hay que estar”. El equipo de Vitartis, en cambio, “nos ayudó a presentar un proyecto en ferias y decidí acercarme a una asociación que sí da algo, que está preocupada por cumplir una función y apuesta por las nuevas tecnologías”.
Atlas Tecnológico es, según asegura, “el siguiente paso en el camino: hemos dado el primero paso en identificar la Industria 4.0, me he formado, tengo clara la estrategia, pero si animo a mi gente a montar el proyecto y no tenemos conocimiento suficiente para identificar a quienes tienen las tecnologías no funcionará”. El modelo de Atlas ayuda a las empresas “que tienen equipo de I+D, pero necesitan localizar a aquellos proveedores que les aporten los componentes”, afirma.
En el caso de la empresa de Villafranca del Bierzo (León), trabaja “desde hace dos años y medio” en una idea y “necesito colaboración para llevarla al mercado del mañana, con canales alternativos y novedosos, aplicando las ideas de la Industria 4.0”. Así es como empezó su proyecto Alfa en Atlas Tecnológico. “Tenemos una experiencia de 50 años cogiendo el producto de la tierra y llevándolo al supermercado, eso nunca había requerido buscar el valor de la transformación, pero ahora sabemos que tenemos que hacerlo”, explica. Crear un proyecto así de cero es “complicadísimo” porque “implica abastecer a 10.000 tiendas”.
Contratar a un equipo ad hoc puede ser un esfuerzo tremendo, “con el riesgo de equivocarme”. De haberlo afrontado en solitario, Castañas Campelo “habría tenido que hacer una búsqueda de empresas y profesionales, y recurrir a una consultoría tradicional que trabaja sobre su experiencia, no a medida sobre lo que eres y que no te acompaña en el proyecto”. Mientras que Atlas “me propone un trabajo integral y me acompaña en el camino, es un cambio de cultura, una elección mutua”.
La industria agroalimentaria está “en un punto muy incierto”, a juicio de Miguel Ángel Campelo. En la base del sector “se está moviendo mucha gente que apuesta por un cambio radical en producción de calidad, mediante la introducción de nuevas tecnologías, pero en ocasiones nos sentimos desamparados por las Administraciones pública”. En el caso de las castañas y ajos, quiere evitar que su producto se enfrente a un proceso “parecido a lo que ha sucedido con el aciente y el vino”, con un sector público que “potencia más a las cooperativas grandes, el volumen, y menos a las empresas que apuestan por la calidad”. Una situación agravada por los intentos de movilizar a la opinión pública contra los intermediarios por los precios, sin considerar su contribución a la cadena. “Empresas como la nuestra aportamos valor y conocimiento, somos los grandes olvidados”, concluye.