Mario Nemirovsky (Innova IRV): «Hay que tener una mente colaborativa, estamos compitiendo con gente muy grande»

El nuevo Mac Pro de Apple está basado en una arquitectura en la que ya trabajó entre 1992 y 1995 el profesor, que ha sido también 'chip architect' de General Motors, autor de 68 patentes e impulsor de startup, en su conversación con Eugenio Mallol repasa su estrategia desde el Innova Instituto Ricardo Valle en Málaga para conectar con el mundo
5 de junio de 2022 | Compartir: Compartir en twitter Compartir en LinkedIn
Mario Nemirovsky (Innova IRV): «Hay que tener una mente colaborativa, estamos compitiendo con gente muy grande»
Mario Nemirovsky durante la conversación con Eugenio Mallol.

Eugenio Mallol.-Os imaginabais en los 90 el mundo que hemos acabado creando.

Mario Nemirovsky.-Yo sí, porque soy muy ambicioso en lo que creo que podríamos hacer. Mi visión siempre fue esperar mucho, pero si miras hacia atrás es increíble cuando piensas que en mi Argentina natal teníamos teléfonos con una manivela a la que dábamos vueltas y ahora estoy en Málaga y mis hijos en San Francisco y hablamos todos los días por el móvil.

Eugenio Mallol.- Qué tiene de especial ese momento fundacional de Silicon Valley, qué podemos aprender, qué hay de aquello que no hayamos sabido mantener.

Mario Nemirovsky.-Lo que ha sucedido en Silicon Valley ha sido algo bastante particular y no se ha podido aún replicar. La combinación de estar en un país que es la economía más grande del mundo que tiene un área en la que comenzó la tecnología, donde estaba Stanford con una visión muy de economía, de innovación, al contrario que otras universidades del resto del mundo, incluso de Estados Unidos, que creían que la investigación era pura y no debías hacer innovación. Stanford ha sido una pionera. Además, estaba Berkeley, luego llegó SpeEdLabs, estaba Fairchild, que se convirtió en National Semiconductors… Todo sucedió en pocos kilómetros, te vas a un Starbucks y están todos los fundadores de las compañías. Estuve en la primera incubadora que se puso en Silicon Valley, en la misma oficina donde empezó Ebay, se fueron ellos y entramos nosotros. Cuando fuimos a Los Gatos, alquilé un despacho y al lado estaban los dos fundadores de Netflix intentando comprar y vender CD. Tuve la fortuna de estar implicado. Incluso cuando empecé profesionalmente a trabajar en EEUU: había ido a hacer un doctorado después de graduarme en Argentina y entré en General Motors, que era el consumidor número uno de microprocesadores. En los 80, producía más del 50% de la flota de automóviles a nivel mundial y cada vehículo tenía un engine control, algunos tenían un procesador para chasis y el top of the line uno más para confort. Tuve la suerte de llegar a ser el chip architect. En aquella época, Intel hacía memorias y había comenzado a entrar en microprocesadores, como pionera junto a Motorola. Venían a hablarme y pude trabajar en Motorola pagado por General Motors. Yo podía ver el microcode del procesador, cosas a las que muy pocos tenían acceso. Tuve mucha suerte y la aproveché.

«Siento que la gente no se da cuenta de que tiene que ir a por el objetivo, tiene que luchar por él, y lo puede lograr. Hoy puedes leer papers antes de que se publiquen, no hay una barrera de Europa respecto de EEUU o China, esa parte es mental»

Eugenio Mallol.-Se habla mucho de replicar el modelo de Silicon Valley. Hay territorios que tienen esta expectativa.

Mario Nemirovsky.-Años atrás hice bastantes presentaciones, especialmente en Latinoamérica, sobre cómo replicar pedazos de Silicon Valley y qué es lo que hace que éste sea lo que es. Fui nombrado hispanic entrepeneur de Silicon Valley y uno de los arquitectos de internet, pero el problema es que no lo vas a poder duplicar. A lo mejor China podría darse el lujo de intentarlo, pero un país como España o cualquier ciudad… no creo que tengas que replicar, sino hacer cosas para crecer. Uno tiene que pensar en cómo hacer desarrollo de la innovación, de la creación, cómo moverse en la correcta dirección, más que intentar duplicar lo que ya existe.

Eugenio Mallol.-En Europa tenemos un debate muy potente sobre el desarrollo regional. Hay un estudio sobre cohesión de la Comisión Europea que dice que muchas de nuestras regiones se encuentran en una trampa de desarrollo: están lo suficientemente avanzadas para no competir por bajos precios, pero no tanto como para competir por innovación tecnológica. Es como caer en arenas movedizas. En Europa nos encanta darle muchas vueltas a nuestro propio estancamiento.

Mario Nemirovsky.-Te voy a decir dos cosas que veo que son errores europeos. En Países Bajos tienes la compañía más avanzada de instrumentales para la creación de semiconductores, es la número uno en el mundo, un monopolio, no hay otra como ella. TSMC es la fábrica de semiconductores más grande, pero usa los equipos de esa compañía. En fotónica, Europa es la número uno, pero la explotación de las fábricas de semiconductores la lleva Asia. Y por otro lado hay un temor, siento que la gente no se da cuenta de que tiene que ir a por el objetivo, tiene que luchar por él, y lo puede lograr. Hoy puedes leer papers antes de que se publiquen, no hay una barrera de Europa respecto de EEUU o China, esa parte es mental. La gente en España es muy tímida técnicamente, es como que han visto durante tantos años a EEUU liderando que piensan que no va a poder. Es una inercia.

Eugenio Mallol.-A veces se atribuye eso a los inversores. De hecho, me contabas antes de la entrevista la historia de un innovador de Barcelona al que ayudaste a encontrar inversor… en EEUU.

Mario Nemirovsky.-El problema no es el emprendedor, ni el inversor, ni el Gobierno, son los tres. Aunque están cambiando, tienen buena voluntad. En EEUU, cuando hacía una startup, el abogado de uno de los principales grupos de abogados era cubano y nos hicimos muy amigos. Le llamaba por teléfono: “Hola, Jorge, estoy empezando una nueva startup”, me respondía: “Ok, cuántas acciones quieres que pongamos en la compañía”, yo le decía: “poned 10 millones de acciones, y necesito vuestra incorporación esta tarde porque tengo que ir al banco”. A las dos horas recibía la tarjeta de incorporación, no le pagaba nada, y con ella me iba al Silicon Valley Bank. Les mostraba la incorporación: “esta es mi nueva compañía”, y me daban una tarjeta de crédito, 50.000 dólares de financiación y podía volver a por más, y todo esto sin haber levantado dinero ni siquiera de venture capital. Con las leyes que había, hacer una corporation era sólo llamar por teléfono. Aquí no.

«Poco a poco se ha ido reconociendo que hay tecnología fuera de Silicon Valley. Ahora bien, como países no. Se habla de India, de China, un poco de Alemania, Francia poco, y nada más. El resto es ruido, sinceramente»

Eugenio Mallol.-Has estado en las entrañas de compañías tecnológicas muy potentes. Háblame de la visión desde la otra parte. Nosotros estamos muy preocupados por lo que tenemos que hacer para entrar en contacto con estas corporaciones. Pero cómo ven ellas a cualquier región, cómo se vive la relación con el resto de ecosistema.

Mario Nemirovsky.-Años atrás, nadie existía fuera de Silicon Valley, sinceramente. Venía alguien a estudiar de India, conocías un par de IIT (instituto de investigación tecnológica) y lo demás era ruido, ni te interesaba. A veces venía gente inteligente de otros países y alguien trabajaba con ellos, pero no había muchos que sobresalían. Pero han ido creciendo. India sigue siendo outsourcing, pero hoy en día diría que el 50% de los CEO en Silicon Valley son hindúes. China ni que hablar. Poco a poco se ha ido reconociendo que hay tecnología fuera. Ahora bien, como países no. Se habla de India, de China, un poco de Alemania, Francia poco, y nada más. El resto es ruido, sinceramente. No significa que no pasen cosas, pero ahora, cuando hablo y promuevo Málaga, me preguntan: ¿y por qué Malaga? ¿Hay gente ahí? ¿Hay universidades? ¿Dónde están las publicaciones en las top 10 y cuánto se publican? ¿Cómo la comparas con Berkeley o Michigan? Esas son las cosas a las que me enfrento cuando hablo. ¿Por qué quieres llevar cosas allí?

Eugenio Mallol.-Esa es una muy buena pregunta.

Mario Nemirovsky.-Saben que va a haber gente buena, no es un cero, pero no es un lugar de generación de cerebros. A lo mejor te salen dos o tres. A veces la gente se ofende y me dice: “pero mira lo que hemos hecho”. Y les digo: “andate ahí, lo que vos hiciste hay miles que lo hacen”. Uno o dos no es suficiente volumen. Una compañía que quiere venir me dijo: “si vamos, el primer año quiero tener 100 personas top en esta área”. Yo se los consigo, no hay problema, siempre que pague bien, le digo. “Pero después quiero llegar a 500, ¿de dónde me los vas a seguir consiguiendo?” Desgraciadamente la guerra ha hecho que no estén mirando a la parte del Este de Europa para invertir, pero ahí hay muchos países que si se juntan tienen gente muy top, en número, en comparación con España. Por eso es tan importante que se trabaje la colaboración, que las universidades se unan, la única forma de competir es unificarte. La separación te divide. Cuando no eres casi nadie, si se juntan muchos nadies hacen mucho, pero si te divides no haces nada. Para mí es importante tener una mente colaborativa, yo te ayudo a ti y tú a mí, porque estamos compitiendo con gente muy grande. No puedes hacerlo solo. El BSC (Barcelona Supercomputing Center), que ha sido una cosa muy buena, liderada por Mateo Valero, ha crecido y sigue creciendo, pero necesitamos que la gente se quede, si no te la van a absorber donde sí saben sacar valor. Por eso vine a Málaga, porque cuando me mostraron la propuesta del Innova Instituto Ricardo Valle, que es un centro de innovación, pero lo que quiere es precisamente ver cómo podemos innovar, pensé: “por fin vamos a tratar de innovar”, y ahora estoy en este momento de empujar, unir y empujar a todos los que quieren aportar. Porque hay mucha gente buena aquí, pero desparramada y poca en comparación con el mundo, juntémonos y tengamos fuerza. Debemos tener la mentalidad de que se puede, no será fácil, pero se puede.

«Cuando me mostraron la propuesta del Innova Instituto Ricardo Valle pensé: ‘por fin vamos a tratar de innovar’, porque hay mucha gente buena aquí, pero desparramada y poca en comparación con el mundo, juntémonos y tengamos fuerza»

Eugenio Mallol.-Cuál es tu estrategia.

Mario Nemirovsky.-Mi estrategia es, en primer lugar, ser muy inclusivo. Número dos: abre las puertas a todos, de donde vengan y de donde sean. Traer gente de EEUU, de Israel, de India, de Latinoamérica, que quiera venir a ayudar y hacer que crezca todo, desde la universidad hasta las compañías. Y que la gente que ya está aquí aprenda lo que no sabe y enseñe lo que sí sabe y otros no. Van poder ofrecer cosas, pero aprender mucho más. Cuando yo trabajaba de profesor siempre decía a mis alumnos que yo aprendo más de ellos que ellos de mí, y eso es lo que yo creo que es importante que todos sepamos que hay mucha gente que nos puede enseñar muchas cosas, aunque sepan menos que nosotros, porque tienen otra forma de pensar, otra visión. No nos creamos que sabemos todo. Cuando creaba compañías no quería gente que me diera siempre la razón, sino que me provocara. Porque a veces te equivocas. Y una cosa muy importante: Silicon Valley no es Estados Unidos, es la espuma del café de la tecnología de todo el mundo. Los top que pudieron salir de sus países fueron allí. En más de diez años de profesor en la Universidad de California Santa Bárbara sólo tuve dos estudiantes norteamericanos. ¡Son extranjeros! Pero la mayoría de ellos se quedaron en Silicon Valley o en California.

Eugenio Mallol.-En el orden de prioridades, para crear ecosistema, dónde está el dinero.

Mario Nemirovsky.-EEUU generó muy bien los fondos de inversión. Una ley obligaba a poner en inversión de alto riesgo y se creó un concepto. Si bien España y Europa han cambiado de mentalidad, todavía están muy lejos de esto. En EEUU, a veces fracasar es bueno, si sabes por qué. Aquí, si fracasas estás muerto. Te dieron dinero y lo perdiste. En China, ni lo uno ni lo otro: si un inversor te da dinero es para siempre, hasta que triunfas, no te abandona, pero te lo juegas todo. Fallar no es una opción. Amazon al principio quería vender libros, pero empezaron a poner ordenadores y ordenadores, acabaron alquilándolos para darles uso. El cloud computing fueron muchos errores que acabaron convirtiéndolo en el imperio que es.

Eugenio Mallol.-Como superexperto en el mundo de los microprocesadores, hay un gran debate ahora en España acerca de la estrategia a seguir con los 12.000 millones de euros que tenemos para invertir en el Perte de los chips. En el reciente V5G Days Valencia, cada sector reivindicó sus motivos para entrar: los de la fotónica, los fabless, los de chips especializados, Qualcomm defendió las foundries

Mario Nemirovsky.-El Perte es algo sensacional, una idea correcta y acertada. Sinceramente tengo reservas, porque las fab son muy caras, son un asunto más europeo que de España. Poner fab sin tener todavía suficientes chip manufacturers… las fabless son más importantes porque ahí generas el IP (propiedad intelectual), educas y pones pilotos, pero no big fabs. Porque eso es muy caro y hoy en día Alemania está recibiendo muchísimo y junto a Francia tienen ya muchos proyectos de fabs. Me haría partner país con país. En Europa hay un problema de supply, pero por qué no pensar en clave UE, no por país. Y cuando generemos demanda y tengamos muchos tipos de chips y aceleradores, las fabs vendrán, sin necesidad de que pongamos dinero. Esa es mi única preocupación. EEUU y Europa dejaron ir los semiconductores, ahora los retornan por un problema estratégico, pero hay que ser estratégico también en la forma en que lo combatimos. Debemos tener fabricación local, pero ¿eso significa tenerlo en tu casa o en Europa? Yo pondría 9.000 millones para todo el desarrollo y 3.000 para pilotos de fabricación.

«Silicon Valley no es Estados Unidos, es la espuma del café de la tecnología de todo el mundo. Los top que pudieron salir de sus países fueron allí. En diez años de profesor en la Universidad de California sólo tuve dos estudiantes norteamericanos»

Eugenio Mallol.-Esa es la percepción general que me transmitió el V5G Days. Una última cuestión más filosófica. El psicólogo social John Haydt habla en un artículo en The Atlantic de la caída de la Torre de Babel poco después de la aparición de la Web 2.0 y las redes sociales. Al aparecer los botones de recomendación irrumpe toda la maquinaria de marketing y captación de datos y, de alguna forma, la sociedad se fragmenta, se polariza y se rompe el espejo único en el que se miraba. Eso es algo que la sociedad reprocha a la revolución digital. Tú estuviste en la concepción de toda esta historia, es como quien crea un instrumento musical excelso y alguien lo utiliza para tocas una melodía vulgar.

Mario Nemirovsky.-Desgraciadamente, sinceramente, me siento también responsable un poco. No soy el único, hay un mundo de gente que lo ha hecho. Yo estudiaba mi doctorado en Santa Bárbara cuando se convirtió en uno de los primeros puntos de internet. Nos parecía algo sensacional, la información llegará a todos lados, el ser humano estará informado en todo el mundo. No vi que creamos, al mismo tiempo, no sólo algo que tiene muchísimo valor, sino algo que puede ser perfectamente manipulado para el control, la desinformación y muchos problemas que hoy en día tenemos y que sinceramente no sé cómo se van a solucionar. Me preocupa toda esta parte. No sólo es un problema de ciberseguridad, sino de equilibrio, por error, el caos… creamos algo tan conectado que mueves algo y tiembla todo. Qué lees, de dónde, cómo sabes que pasó. Me siento un poco responsable. En ciertos momentos me hubiese gustado hacer algo que descubra fake news, porque puedes hacerlo, puedes tener un machine learning device que te dé la probabilidad de que lo que estás leyendo sea verídico o no.

Eugenio Mallol.-Amazon tiene un servicio así. Facebook también lo ha explorado mucho, pero se ha dado cuenta de que no tiene forma de justificar a sus inversores que dedique dinero a eso cuando los ingresos no dejan de crecer sin hacer nada por controlar la desinformación.

Mario Nemirovsky.-Exacto. Lo que internet logró hacer, por suerte y desgraciadamente, es que estamos hiperconectados. Lo que yo hago te influye a ti, aunque esté muy lejos. El grado de influencia y comunicación. Yo no lo vi venir. Cuando sucedió la Primavera Árabe y la gente recibía información fuera de su mundo cerrado, vimos lo que es la información, lo que es que la gente la conozca, pero terminó todo. Hoy en día no es lo que yo creí.

«Desgraciadamente, sinceramente, me siento también responsable un poco de la situación de internet. Creamos no sólo algo que tiene muchísimo valor, sino que puede ser perfectamente manipulado para el control y la desinformación»

Eugenio Mallol.-La Primavera Árabe es el punto que Haydt identifica como culminante de la Torre de Babel, el momento a partir del cual empieza a destruirse.

Mario Nemirovsky.-No creo que sea por los botones de recomendación. Normalmente las tecnologías y la ciencia hacen cosas para ayudar a la humanidad, salvo que te dediques a crear armamento. Buscan mejorar la calidad de vida. Pero siempre va a haber gente que ve cómo lograr ganar más dinero y hoy en día, desgraciadamente, los pocos malos tienen mucho poder. Porque controlan demasiado. Cuando mi hijo era pequeño, a raíz del 11S, me preguntó: “papi, ¿el hombre es bueno o es malo?” Le respondí: “el hombre es bueno, porque un hombre bueno puede ayudar a gente y tocará a cientos o miles de personas, un malo puede arruinar la vida de millones, y aun así siempre hemos ido creciendo en el mundo, si hubiera más malos que buenos nunca hubiera sido así”. Somos muchos buenos y a veces algunos malos molestan.

Eugenio Mallol.-Qué bien saliste del trago.

Mario Nemirovsky.-Yo mismo me sorprendí con la respuesta.

Eugenio Mallol.-Es muy americano, se te habrá pegado, esto de incluso para la ética hablar con datos. Un auténtico regalo escucharte.

Mario Nemirovsky.-Muchas gracias.

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