Macarena Estévez, ponente de Collaborate: «Los datos de los empleados son los que más cuestan, el oro de la empresa»

Eugenio Mallol.-Hay una especie de resurgir del tema de los datos, después de una etapa en la que hemos estado más preocupados por el sentido. Quizás porque estamos en un punto en el que urge atender esa malla de datos que tenemos que construir en la empresa. Sigue habiendo 6-7 hasta 20 sistemas de información en las organizaciones y vienen tecnologías que van a vivir de la calidad de los datos, especialmente las que tienen que ver con la confluencia del mundo físico y digital con datos en tiempo real.

Macarena Estévez.-Quizás yo que estoy tan metida en el campo no lo veo tanto como un resurgir como que efectivamente siempre vamos a más. Hay una curva de la singularidad tecnológica que pone de manifiesto que la velocidad a la que avanza la tecnología es cada vez mayor y llega un momento en que eso se dispara hacia el infinito. Ese resurgir que tú ves es lo que va a estar ahí en el futuro y esa sensación de cambio constante, de tener que adaptar nuestras empresas cada día, es la nueva realidad. Vamos a seguir con esa sensación de decir: esto no acaba nunca, es un cambio permanente, va a ser así de ahora en adelante.

Eugenio Mallol.-Una de las sesiones del evento Automotive Logistics and Supply Chain (ALSC) Europe, celebrado en Múnich a principios de mayo llevaba, de hecho, el título de “Navegar por un nuevo mercado ‘nunca normal’”. Una sensación permanente de estar de viaje.

Macarena Estévez.-Los que tenemos más experiencia notamos esa sensación como extraña, pero a la gente joven, la que está por hacer, percibirán esto como la nueva manera de ser, como algo natural. No van a tener esa sensación de “esto cuándo va a parar y volveremos a las cosas como eran antes”.

Eugenio Mallol.-Una encuesta de IDC dice que el 83% de los directivos todavía quieren que sus organizaciones sean más data driven. La necesidad existe, ya tenemos muchas herramientas para haber organizado los datos, pero sigue pareciendo que dejamos los datos para el final.

Macarena Estévez.-Yo estoy muy acostumbrada a tratar estos temas con las empresas. Hablamos muchas veces de transformación digital de compañías medianas-grandes y no es fácil. Tienes que saber qué quieres transformar y cómo tienes que recolocar la compañía y cómo van a quedar todos los puestos redefinidos y recolocados para que todo funcione de manera óptima. Y eso es algo que se dice fácil, pero que no lo es. Sobre todo, cuando el cambio es permanente. Por eso esa especie de frustración también que hay, esa sensación de “ya lo tengo todo, ya tengo el cloud, el data lake preparado, pero ahora de repente algo cambia y lo tenemos que adaptar”. Hay que tomarlo como la nueva realidad, con optimismo y con mucha inteligencia en cómo hacer las cosas para que cuando haya que adaptarlas no sea un empezar desde cero.

Eugenio Mallol.-Cuando unes el tema del ingenio y la analítica, en tu libro hablas de ver nuestra mente como un prodigio analítico, me llama la atención porque no sé dónde ubicarte, si en el de la consultoría para empresas o en el del humanismo. No sé cómo integras esos dos mundos.

Macarena Estévez.-Estoy ubicada en los dos ámbitos: por una parte, asesoro a las empresas en todo lo que tiene que ver con la transformación en el área de data, todo lo que tiene que ver con la analítica, la inteligencia artificial, con el talento. Pero por otra parte he desarrollado el Círculo de Ingenio Analítico con la vertiente social de mi vida, porque lo que quiero hacer es ayudar al adulto en su relación con la analítica y, de esta manera, ayudar también a las empresas: pretendo tener una serie de herramientas que ofrecerles para que esas personas que a lo mejor han tenido una formación sin apenas analítica, o que tienen miedo ante la transformación digital, fabriquen dentro de sí esa inteligencia analítica y la desarrollen.

Eugenio Mallol.-Cuál es la gran carencia que detectas.

Macarena Estévez.-Una de las barreras que más están descubriendo las empresas es la cultural, se están dando cuenta de que el freno lo tienen sobre todo las personas. Si el talento no te acompaña, tienes un problema, no lo vas a conseguir hacer bien, porque necesitas que la gente te siga en esa transformación, que tenga ganas, que colabore, que participe, que no tenga miedo ni esté asustada por su puesto de trabajo. Precisamente lo que quiero hacer desde el Círculo de Ingenio Analítico es empoderar a esas personas, que sepan que dentro de nosotros tenemos una inteligencia analítica. Me gusta poner el ejemplo de que el ser humano tiene la capacidad de amar, llorar, sentir miedo, un montón de emociones, y si no tuviéramos el lenguaje no la perderíamos, simplemente no sabríamos cómo llamarla. La capacidad es innata. Lo mismo sucede con las matemáticas: tenemos una capacidad analítica y la matemática es el lenguaje que la pone de manifiesto. Si empoderamos a los empleados en esta teoría, si les hacemos reconocer que eso está dentro de ellos, facilitamos que pierdan el miedo y apoyen a las empresas en el cambio.

Eugenio Mallol.-Es llamativo que en la cultura latina nos cueste tanto argumentar con datos. En la película Lincoln, de Steven Spielberg, justifica la igualdad entre las personas aludiendo al Primer Axioma de Euclides: “si dos cosas iguales a una misma cosa, son iguales entre sí”.

Macarena Estévez.-Una de las ventajas de las matemáticas es la exactitud. A mí, que soy matemática de profesión, la exactitud me da seguridad y me gusta. Pero es verdad que muchas veces intento llevar esa seguridad a mi vida y la relación con las personas no es matemática, no es tan exacta. Es el equilibrio entre debatir y poder tener una conversación interesante, que en algunas partes tengan datos que fortalezcan esas hipótesis. Pero en esta etapa de mi vida he aprendido a dar valor a esa otra manera de hacer las cosas que no es la exactitud de las matemáticas. Ahora, uno de los grandes asuntos en las empresas y una de las grandes líneas de investigación es la ética de la inteligencia artificial, y choca un poco porque si la ética es un debate y la IA es pura algoritmia, cómo se van a encontrar, cómo vas a conseguir que un algoritmo sea ético si la ética no es algo exacto. Esas son cosas que me atraen mucho para investigar, que son muy importantes y se dicen mucho, pero luego la cosa no es tan fácil.

Eugenio Mallol.-Es un momento muy complicado para predecir porque muchas de las cosas que están sucediendo, especialmente en lo relacionado con el cambio climático, son nuevas, no se puede generar un modelo porque todos los datos heredados seguían un cierto patrón que ahora ha saltado por los aires. Tenemos las mejores herramientas para procesar, pero estamos entrando en áreas nuevas y es complicado.

Macarena Estévez.-Es así, es verdad que cuando quieres predecir el futuro normalmente lo que haces es analizar el pasado, intentar encontrar patrones y aplicarlos a la predicción. Si el pasado es muy distinto, será más difícil, pero lo que se hace en esos casos es analizar diferentes hipótesis, qué pasaría si hago algunos cambios sobre lo que sucedió en el pasado. Al final siempre se encuentran herramientas. También, por otra parte, tienes el punto positivo: ahora tenemos datos con muchísima desagregación, al minuto, o al segundo, y eso significa que en un día puedo tener más datos que antes tenía en un año. Todo eso también son oportunidades. Además, tienes nuevas metodologías, como las redes neuronales, que todavía no se sabe muy bien cuál es el mecanismo interno, porque tienen una cierta libertad, pero están haciendo predicciones muy acertadas.

Eugenio Mallol.-Habrá tesoros ocultos en materia de datos que las empresas incluso desconozcan y no estén aprovechando.

Macarena Estévez.-Es difícil que a las empresas se les escape algo. Además, están apareciendo continuamente startups y si alguien en algún rincón del mundo tiene una idea a los cinco minutos ya está aquí, alguien la coge y la lleva a explotación. En realidad, pienso que las empresas están un poco desbordadas con tanto cambio, tienen esa sensación de ‘cuándo voy a parar y a tener una situación estable’. Quizás lo que más puede estar costando es el tema del talento, no porque no sepan que tienen esos datos, sino porque los datos de tus empleados, lo que hacen, cómo se sienten, un montón de información que podríamos tener al alcance de la empresa para extraer conocimiento, son datos que tienen mucha sensibilidad. Y, aunque es verdad que se podrían hacer muchas cosas, quizás las empresas no quieren destapar todavía esa lata por miedo a que se genere descontento, o la gente proteste o se desmotive. Los empleados son siempre el oro de la empresa que hay que estar cuidando.

Eugenio Mallol.-Háblame de las nuevas tendencias en marketing asociadas a las personas. Estamos viendo cómo la privacidad, la protección de los datos personales, en ocasiones actúan como límite para la innovación, incluso en ámbitos como el vehículo autónomo.

Macarena Estévez.-El marketing está sufriendo muchísimos cambios. Ahora el cookieless, que supondrá que ya no vamos a tener acceso a las cookies de terceros, impacta mucho en los departamentos de marketing, que generalmente habían invertido mucho dinero en modelos de atribución, en preparar toda la tecnología. Pero están surgiendo muchas alternativas, se está sacando mucho jugo al dato del social login: cada vez más empresas ofrecen la opción de registro a través de una red social y eso permitirá acceder a datos muy interesantes. A eso se suman opciones como los datos de posición, por dónde se mueve la gente, qué tipo de cosas hace. El cookieless ha afectado negativamente, pero están surgiendo ideas. Hay un permanente cambio y adaptación al cambio tanto de las empresas como de sus proveedores.

Eugenio Mallol.-En el título de tu conferencia en Collaborate People & Data incorporas un término que ahora mismo causa mucho respeto que es “Futuro”. Con toda la incertidumbre que hay en todos los ámbitos, atreverse a hablar de futuro es casi magia.

Macarena Estévez.-A mí cada vez más me interesa anticipar el futuro. Quizás porque tengo la facilidad para imaginármelo. En la charla voy a hablar del metaverso, que es una realidad que está por llegar y desarrollarse, pero tendrá un impacto enorme en las empresas y en la manera de vivir de las personas. Hay dos grandes visiones distintas a nivel mundial del futuro que tienen que ver con nuestra relación con las máquinas, pero también lo dejo para el día de la ponencia.

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