Las ayudas que nadie pide (aunque están pensadas para ti)

A pesar de que existen millones en ayudas públicas para autónomos y pymes, gran parte de los fondos sigue sin solicitarse por desconocimiento, desconfianza o falta de acompañamiento.
Tono Mestre
15 de julio de 2025 | Compartir: Compartir en twitter Compartir en LinkedIn
Las ayudas que nadie pide (aunque están pensadas para ti)

Cada vez que se abre una convocatoria pública de ayudas pasa algo curioso: la mayoría de los beneficiarios potenciales no se entera. O se entera tarde. O no se fía. O, simplemente, lo deja para otro día. Y cuando el plazo se acaba, vienen los lamentos. Que si nadie nos avisó. Que si no sabíamos nada. Que si el proceso era complicado. Que si no tenemos tiempo.

Es un bucle que se repite. Y que duele.

Porque el problema no es que falten ayudas. En los últimos años ha habido algunas muy buenas. Pensemos, por ejemplo, en el Kit Digital: una ayuda creada para impulsar la digitalización de autónomos, pymes y micropymes, que lleva más de tres años abierta y de la que todavía hay miles de personas que no saben ni que existe. Muchos piensan que no les sirve, otros creen que es demasiado complicada, otros directamente la ignoran. Pero lo cierto es que sigue siendo una oportunidad para mejorar la presencia online, la ciberseguridad, la gestión interna o incluso el comercio electrónico. ¿Es perfecta? No. ¿Es útil? Mucho más de lo que se piensa.

O miremos el caso del Kit Consulting, un programa más pequeño, enfocado al asesoramiento en transformación digital. Tuvo que ampliar su plazo dos veces porque apenas se pedía. No por falta de interés real, sino porque el interés no se traduce en acción si no hay una decisión firme o alguien que acompañe el proceso.

Y ahora, nos encontramos ante una situación similar con el Plan Ara Empreses, una ayuda puesta en marcha tras la DANA del 28 y 29 de octubre de 2024. Una catástrofe que dejó negocios destrozados: locales inundados, maquinaria estropeada, almacenes sin operatividad, instalaciones afectadas.

¿La respuesta pública? Una ayuda que cubre hasta el 70% de las inversiones para reponer los daños sufridos, pero también para mejorar. Porque no se trata solo de comprar una mesa nueva o un aire acondicionado. Se trata de poder dar el salto: digitalizar procesos, implementar herramientas de control de producción, renovar equipamiento para hacerlo más eficiente, reforzar estructuras vulnerables, automatizar tareas repetitivas, conectar tu negocio con el siglo XXI.

Y, sin embargo, a falta de pocos días para que acabe el plazo, todavía no se ha solicitado ni el 70% de los fondos. Estamos hablando de que podrían sobrar entre 25 y 30 millones de euros. Dinero público. Dinero destinado a apoyar a quienes sufrieron una emergencia. Dinero que puede transformar el tejido económico de decenas de municipios. Y que, simplemente, se está quedando sin solicitar.

¿Por qué?

Porque no todos se han enterado. Porque hay quien ha oído hablar de la ayuda y no se fía. Porque hay empresas y autónomos que no saben si entran, que creen que como ya cobraron del Consorcio no pueden pedirla, o que piensan que es demasiado tarde. Y también porque, muchas veces, cuando se reciben correos, alertas, mensajes o llamadas con información útil, se pasan por alto. Por exceso de tareas, por cansancio, por desconfianza o por saturación.

La realidad es que existen recursos, como los que ofrece Fandit y otras plataformas, que permiten a cualquier empresa o autónomo recibir alertas personalizadas sobre ayudas públicas, pero si no las lees, no sirven. Y si tu asesoría o consultora te ofrece gestionarla y no respondes, la oportunidad pasa de largo.

Y no estamos hablando de caridad. Hablamos de una obligación de las Administraciones públicas, pero también de una responsabilidad por parte de los destinatarios. Las ayudas no son un regalo: son una herramienta. Están para hacer que las empresas se adapten, para que crezcan, para que no cierren.

Una herramienta que requiere decisión. Que necesita acompañamiento. Y que no sirve de nada si no se utiliza.

Así que la pregunta no es si las ayudas son suficientes o si se comunican bien. La pregunta es: ¿estamos preparados para aprovecharlas? ¿Nos atrevemos a mirar más allá del papeleo y ver lo que de verdad nos puede aportar una subvención bien pedida y bien usada?

Porque no pedir lo que puede ayudarte no es prudencia. Es, muchas veces, una oportunidad perdida. Una más.

Y demasiadas oportunidades perdidas terminan convirtiéndose en un problema estructural. De competitividad. De modernización. De confianza en lo público.

Y eso sí que no nos lo podemos permitir.

Accede al buscador de ayudas públicas y subvenciones de Innóvate 4.0.

Scroll al inicio
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad