La Transformacion Digital no es una solución, es el proceso, el Viaje

Los retos y desafíos que tenemos por delante son motivantes. Según todos los Organismos Internacionales y grandes centros de estudios económicos, para los que nos encontramos en la mitad de nuestra vida, el 2021 será el primer año de la década más relevante que vamos a vivir.

A final de esta década, en el año 2030, el escenario global va a ser muy distinto al actual.

Para ese año, las transiciones desde el Océano Atlántico hasta el Océano Pacifico que ya se han iniciado, tanto en lo económico como en lo social, estarán totalmente completadas. Entre una orilla y otra del Pacifico, el océano más alejado de Europa, se va a concentrar el 60 % del crecimiento mundial del planeta. 2.400 millones de habitantes (40% de la población mundial actual) habrán salido de la pobreza y formarán parte de la clase media en el área de China y sus países satélites (India y sudeste asiático).

China se habrá convertido en la primera potencia en inversión en tecnología avanzada en el mundo, y el país con mayor conectividad en Internet (Utilización de internet, digitalización, etc…). No habrá ningún país europeo en el G8, el cual estará compuesto por China, Estados Unidos y las nuevas zonas de influencia del Océano Pacifico.

Los epicentros productivos y comerciales (lo que se produce y consume en el mundo) y geopolíticos (donde se decide cual son las corrientes políticas que ordena el debate político del planeta) SE TRASLADARÁN.

¿Por tanto, cuáles son los retos a los que nos enfrentamos a nivel de país en cada una de nuestras empresas?

El primero de ellos es la competitividad de nuestra economía y la adaptación al aparato productivo: ser capaces de adoptar la digitalización y las demandas de sostenibilidad. Será imprescindible la generación de valor añadido y esto pasa por ser capaces de formar a nuestro capital humano.

Las tes pilares sobre los que deberán pivotar nuestras empresas serán: Competitividad, Transformación Digital y Formación.

Nuestras empresas deberán hacer un esfuerzo para evolucionar y adaptarse a este nuevo mundo, donde la transformación digital ha introducido elementos novedosos y la pandemia de la COVID-19 ha acelerado su implantación.

Este proceso debe ir encabezado por la INNOVACION y es de vital importancia articular una colaboración público – privada eficiente y realista.

Desde mi experiencia, el camino recorrido con las ayudas europeas en marcos de colaboración público-privada tiene que ser la experiencia que traslademos para una colaboración efectiva.

La colaboración público-privada no es ninguna novedad. Ha estado mucho tiempo entre nosotros. En España, iniciativas como el desarrollo del ferrocarril a mediados del siglo XIX, de la mano de la familia Rothschild y los hermanos Pereire, o la construcción de autopistas y embalses en los años 60 y 70 contaron con la financiación de inversores privados, que de esta manera contribuyeron a la red de infraestructuras de nuestro país.

Exitosa ha sido también, la iniciativa llevada a cabo por Red.es en un proyecto de colaboración público-privada. Se trata del ‘Piloto 5G en Galicia’, una iniciativa que ha impulsado la institución pública para promover el desarrollo de esta tecnología en España. Para ello, se han llevado a cabo seis casos de uso en los que ha trabajado Telefónica, que lidera de la Unión Temporal de Empresas (UTE) entre las que están Ericsson, Nokia, Cinfo, Idronia, Telnet Redes Inteligentes y el Centro Internacional de Oftalmología Avanzada Fernández-Vigo.

Los proyectos han incluido actuaciones como: asistencia a la conducción en el túnel de O Cereixal (Lugo) para probar nuevos servicios para la seguridad de los vehículos por el túnel, el nuevo Servicio de Movistar Fusión sobre acceso fijo radio 5G (Vigo) como solución alternativa a la fibra en entornos urbanos y rurales, la supervisión de la infraestructura ferroviaria con Adif e Ineco (en Orense) utilizando drones con cámaras, el plan de digitalización de Navantia para la Industria 4.0, sobre todo para asistir de manera remota a las máquinas en producción con realidad aumentada y modelos 3D, entre otras funciones. En quinto lugar, producción de eventos deportivos con el Deportivo de la Coruña para dar cobertura al usuario 5G en su estadio. Y por último, la exploración y diagnóstico oftalmológico remoto en tiempo real por el centro Internacional de Oftalmología Avanzada del Dr. Fernández-Vigo en Vigo.

Pese a los riesgos, las ventajas de los proyectos de colaboración público-privada se están imponiendo en los momentos actuales. Entendiendo por tales no solo las iniciativas comprendidas dentro de la definición clásica (la colaboración entre el sector público y la empresa privada para la construcción y mantenimiento de infraestructuras y la prestación de servicios), sino también cualquier relación cooperativa para la consecución de determinados objetivos, como, por ejemplo, el uso de fondos mixtos de inversión para el desarrollo de la I+D, las startups o la digitalización.

En este escenario, no se puede dejar a nadie atrás, por lo que es fundamental el  reskilling, que  debe de formar parte de cualquier plan de acción, para la captación y retención de talento. Será fundamental la implantación de una nueva cultura en el que el trabajo colaborativo y la filosofía “DIGITAL FIRST” sean el eje central.

El reskilling se trata del tradicional reciclaje profesional y ha cobrado especial importancia debido a la digitalización de los entornos laborales. Los responsables de Recursos Humanos se encuentran con considerables dificultades para contratar a los perfiles necesarios en un mundo en el que conceptos como la inteligencia artificial, el machine learning o el blockchain son realidades cada vez más asentadas.

Tal y como decía José Ortega y Gasset “Sólo es posible avanzar cuando se mira lejos. Solo cabe progresar cuando se piensa en grande”. Y yo os animo a todos vosotros a hacerlo.

Natalia Díaz es profesora de INNOVACIÓN en FOM TALENT