La revolución que ya está aquí: cómo hemos pasado de un juguete a una potente tecnología
Las oportunidades que se abren para la integración de los drones se han multiplicado en muchos sectores gracias a los avances en robótica y la reducción de costes, según la autora, que señala dos retos a corto plazo: la convergencia tecnológica y la gestión de tráfico aéreo urbano
Goh Rhy Yan / Unsplash
Un dron otea los alrededores y las calles de una ciudad europea. Equipado con cámaras de detección de temperatura y micrófonos localiza a las personas que pasean por la calle y les recuerda la obligación de permanecer en casa.
En el Mar Mediterráneo avistamos un dron acuático, está realizando un levantamiento batimétrico y un estudio ambiental en una zona de potencial contaminación de hidrocarburos.
Mientras, China inicia una operación de limpieza en la que cientos de drones desinfectan lugares públicos con ayuda de un equipamiento de pulverización. Y a miles de kilómetros, en Ghana, un ejército teledirigido sobrevuela la localidad de Omenanko con pequeños paquetes de un kilo. En su interior: vacunas, medicinas e incluso transfusiones de sangre aseguran el suministro médico a cientos de personas en zonas remotas del país.
¡Los drones no son solo juguetes!
Los UAS civiles (sistemas de aeronaves no tripuladas) de pequeño o mediano tamaño tienen la peculiaridad de poder conducirse de forma remota y autónoma y son capaces de mantener un nivel de vuelo controlado y sostenido.
El sistema de los drones combina la robótica con la aeronáutica. Pueden estar propulsados por un motor eléctrico, de reacción o de explosión. Además, pueden disponer de un equipamiento tecnológico muy avanzado: GPS, control de radares, infrarrojo y cámaras de alta resolución.
El empleo de los drones no es novedoso. Ya desde los años 60 este tipo de aeronaves comenzó a utilizarse en misiones de reconocimiento por el ejército americano. En los años 80, en Japón se empezaron a utilizar para la fumigación de cultivos.
Pero con la llegada del desarrollo de la tecnología, que implica una mejora de los sistemas y aumento de su fiabilidad, y con la reducción de los costes de producción, la utilización de los drones ha aumentado de manera exponencial.
Estados Unidos y China dominan el panorama internacional, el primero en el ámbito militar, y el segundo, por su fabricación de drones para consumo. En la Unión Europa se estima que existen entre 2 y 2,5 millones de drones de uso civil debido al fuerte aumento de su uso recreativo.
En España, la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) es la encargada de supervisar el uso adecuado y seguro de los drones, aplicando los Reglamentos Europeos RE‑2019/947 y RD 2019/945.
Los usos regulados son:
-Búsqueda y rescate.
-Control de tráfico.
-Mediciones y observaciones climatológicas para extinción de incendios.
-Aplicación de pesticidas, sistemas de riego o control de cosecha.
-Defensa militar del espacio aéreo, para identificar objetos de personas o la búsqueda de bombas o armas.
-Vigilancia fronteriza.
-Inspección arqueológica.
-Seguimiento de animales con fines de investigación.
-Grabación para producciones audiovisuales de escenas que antes eran imposibles o muy costosas de rodar.
¿Cuáles son los grandes retos que tienen que afrontar los drones a corto plazo?
El primero es la convergencia tecnológica: el uso de las nuevas tecnologías de forma intensiva como el cloud computing, Big Data o la Inteligencia Artificial constituyen elementos fundamentales para hacer frente a los desafíos actuales. Estas tecnologías tienen un efecto multiplicador entre ellas, haciendo posible, por ejemplo, a través del cloud computing, el uso de aplicaciones de Big Data o Inteligencia Artificial, que no serían posibles de otra manera.
En el caso de los drones, el despliegue de la red 5G aumentará las posibilidades de manera exponencial por la posibilidad de menor latencia de las comunicaciones y la dedicación de canales específicos a la comunicación entre máquinas. La potencialidad de este sector se estima en un volumen de negocio de unos 1.200 millones de euros en los próximos 15 años, según las autoridades españolas.
El segundo reto es la gestión de tráfico aéreo urbano. Grandes empresas ya están trabajando en ello de forma individual o a través de los proyectos colaborativos europeos. Es necesario conocer las operaciones que van a realizar los drones, posibles conflictos, posicionamiento y rutas, gestión de emergencias o geofencing (mapeo virtual de zonas específicas). Para la delimitación de zonas sensibles o restringidas, es necesario organizar el espacio aéreo urbano donde estas aeronaves van a convivir con todo tipo de vehículos.
El camino está trazado y el futuro es muy emocionante. La movilidad está cambiando, los drones jugarán un papel fundamental en el nuevo contexto y tenemos la suerte de vivir el momento. ¡¡Vamos a aprovecharlo!!
Natalia Díaz es profesora de INNOVACIÓN en FOM TALENT