La inteligencia humana, el activo escaso más valioso para la industria

La necesidad de profesionales capacitados ha convertido al talento en el activo escaso de más valor para la industria y, también por eso, en su mayor riesgo, las empresas se van a ver forzadas a automatizar cada vez más tareas debido a ello
Pablo Oliete
13 de julio de 2024 | Compartir: Compartir en twitter Compartir en LinkedIn
La inteligencia humana, el activo escaso más valioso para la industria

En la industria, y en las áreas geográficas más industriales, cada vez es más difícil improvisar. Muchas veces me hago la pregunta de cómo tal o cual empresa se instaló en determinado sitio. Conocer o estudiar la historia de las industrias nos da mucha información sobre cuál va a ser su futuro.

No hay visita a una industria donde no hablemos de personas, capacidades, movilidad, cultura, formación, responsabilidad e inteligencia humana. Recientemente visité SKF en Tudela y me gustó que Julián Jiménez, máximo responsable de la planta, se detuviera en varias ocasiones en compartir su misión: “Asegurar nuestro futuro, trabajando bien a la primera, cuidando de las personas y protegiendo el medio ambiente”. Me encantó verla reflejada en varias zonas de la planta, pero mucho más comprobar, tras varias conversaciones con distintas personas de su equipo, que está interiorizada por todos ellos. Cuando las cosas se hacen bien, desde hace muchos años, es normal que una industria no tenga problemas de atraer a los mejores y que cualquier joven ingeniero u operario de la zona aspire a trabajar en ella. A eso me refiero cuando digo que en la industria no se debe improvisar.

El testimonio más común, con el que me encuentro últimamente, sobre todo en empresas del sector agroalimentario, es la dificultad de encontrar profesionales comprometidos que quieran desarrollar su carrera en esa industria, al mismo tiempo que desarrollan su historia personal y familiar en ese territorio. Echar raíces en la zona y en la empresa. Reindustrializar España parece un objetivo fundamental para nuestra sociedad. Cada vez que escucho esta frase, no sé por qué, pienso que tiene embebida la idea de que, si se consigue el objetivo, aumentará el número de personas que trabajen en actividades industriales y como derivada, la renta media, dado que las retribuciones en la industria son superiores a las de sectores como el de los servicios, por ejemplo.

Para que nuestra industria crezca de forma sostenible, necesitamos sí o sí un mayor compromiso de la dirección de las empresas en liderazgo en valores. De esto conversaré, entre otras cosas, en #CollaborateSantander24, con Nuria Aymerich, Secretaria General del Gremi de Fabricants de Sabadell. En mi opinión, para abordar con éxito el loable reto de la reindustrialización en España, debemos ser cada día más conscientes de que la inteligencia humana se ha convertido en el activo escaso más valioso para la industria.

Como mínimo, en 15 años, manteniendo las mismas líneas de producción, a través de la automatización y la robótica, las personas necesarias se reducirán un 30% en procesos productivos de intensidad media en mano de obra y más de un 30% en procesos altamente intensivos. Esta situación, puede se vea agravada por dos motivos objetivos: la necesidad de incrementar la productividad de la industria española y la dificultad de encontrar operarios comprometidos con el proyecto industrial. Muchas empresas se ven obligadas a ser cada día menos dependientes de trabajadores con cualificación media, pero especialistas en procesos productivos. Me viene a la cabeza el deshuesador extremeño que, después de encontrar acomodo familiar y profesional en Soria, tras unos años de una aparente calidad de vida, decide volver a su pueblo a disfrutar de su derecho a percibir un subsidio por desempleo, sin que nadie le hubiera despedido. Si esto ocurre más habitualmente de lo que parece, qué futuro esperamos tenga el oficio de deshuesador.

Dejemos de preocuparnos por si la inteligencia artificial es hoy una amenaza para las personas en la industria y ocupémonos de ver cómo hacemos que la inteligencia humana no se convierta en el activo escaso más valioso. Estoy seguro de que, con liderazgo en valores y sentido común de las personas podemos dar la vuelta a esta tendencia.

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