La cuestión hoy en día es apremiante: innovar o desvanecerse

En un informe realizado en enero 2023, Accenture reveló un problema crítico: las empresas están infrautilizando la tecnología para impulsar el valor y el crecimiento. Abordar el déficit tecnológico de Europa requiere acciones centradas en múltiples frentes para cambiar el rumbo. Utilizamos el término “déficit tecnológico” para referirnos a la disparidad en la adopción, implementación o uso efectivo de la tecnología. Esto va más allá del tamaño de las inversiones y abarca el liderazgo, las habilidades, la prevalencia de los modelos de negocio digitales y la capacidad de absorción de las organizaciones para crear valor a partir de la tecnología. Porque, no nos engañemos, todos queremos ser mejores y ofrecer ventajas sobre nuestros competidores. Para ello debemos abordar la reinvención.

Es necesario determinar una estrategia capaz de abordar cinco cuestiones relevantes: la dependencia económica y tecnológica (dependemos en gran medida de los mercados de exportación, las importaciones de componentes así como de los recursos naturales), la reducción de la fuerza laboral (se prevé que la proporción de personas con edad de trabajar disminuya del 59% en 2022 al 50% en 2100), el coste de la energía (cinco veces más altos que en Estados Unidos), la armonización y autonomía estratégica (27 países europeos), y un fuerte enfoque en la sostenibilidad.

Las empresas europeas deben ser ambiciosas, no solo en lo que respecta a la optimización, sino también a la hora de reimaginar cada parte de su negocio, centrado en un núcleo digital y nuevas formas de trabajo que establezcan una cultura de reinvención continua. No son solo las empresas de tecnología las que se beneficiarán. Las mayores oportunidades existen para industrias como el comercio minorista, las ciencias sociales, la movilidad y los seguros, donde la tecnología puede ayudar a crear nuevas fuentes de ingresos con productos y servicios más inteligentes y operaciones más eficientes en toda Europa.

Una crisis como la del Covid- 19 ha sido capaz de poner de relevancia la velocidad y la importancia del sector de las telecomunicaciones en la continuidad empresarial y de los servicios públicos. Las compañías de telecomunicaciones han permitido el teletrabajo, los modelos de trabajo híbridos y flexibles, así como los nuevos hábitos de consumo y entretenimiento. Su papel ha sido esencial en la recuperación económica, impulsando la productividad y la adaptabilidad de las organizaciones.

PYMES y el medio rural son otros dos grandes ámbitos de actuación para contribuir a la transformación tecnológica de la economía española en los próximos años. Existe una brecha digital geográfica entre las zonas rurales y las ciudades (el 40% de los pueblos en Europa no tiene acceso a banda ancha, mientras que esta cifra se reduce al 2% cuando hablamos de las ciudades), y también por razones económicas (el 58% de la población establece que la mayor restricción para acceder a la banda ancha está derivada del alto coste de la conectividad). En ese sentido, los fondos europeos suponen una oportunidad para transformar el tejido económico de los territorios a través de proyectos que favorezcan la digitalización, la ecología o la cohesión social.

La gestión de los recursos y la apuesta por la sostenibilidad será determinante para el éxito de la recuperación económica, y con los fondos europeos, España tiene la oportunidad de aprovechar para hacer una transición energética hacia la generación verde y ponerse al día en la digitalización de las estructuras económicas.

Otro ejemplo mucho más claro de lo importante que puede llegar a ser la velocidad es el alcance de la inteligencia artificial: ChatGPT alcanzó su primer millón de usuarios en solo cinco días. Adoptar la IA ofrece a las organizaciones europeas la oportunidad de impulsar la innovación, mejorar la eficiencia operativa, ofrecer experiencias personalizadas y obtener una ventaja competitiva en el panorama empresarial actual en rápida evolución. Un 98% de los ejecutivos globales están de acuerdo en que los modelos de inteligencia artificial desempeñarán un papel importante en la estrategia de su empresa en los próximos 3-5años. En particular, las tasas de inversión en IA están aumentando en Europa. Para capitalizar la revolución de la IA y fomentar el crecimiento, las empresas europeas deben priorizar la construcción de un núcleo digital sólido, incluida la migración a la nube, la transición estratégica de datos y aplicaciones a entornos basados en la nube y el establecimiento de una plataforma de datos empresarial moderna.

La brecha acumulada de investigación y desarrollo ha aumentado significativamente según nuestra nueva investigación: de 110 puntos básicos en 2021 a 140 puntos básicos en 2022. Sin embargo, el bucle de retroalimentación entre la ciencia y la tecnología puede ser la tarjeta de visita de Europa, si puede hacer las inversiones adecuadas y construir las asociaciones convenientes.

En cuanto a la creación talento, estamos hablando de múltiples fuentes, teniendo gran impacto la formación universitaria y profesional. Precisamente en Accenture este año hemos ofrecido el primer FP in company de Andalucía en Inteligencia Artificial y Big Data. La apuesta por la educación y la formación es esencial para impulsar la innovación y el desarrollo de talento.

Es momento de apostar por nuevas ideas, nuevos enfoques y nuevas formas de hacer las cosas y abordar el déficit tecnológico de Europa requiere acciones centradas en múltiples frentes. Pero para construir un nuevo crecimiento, las empresas europeas deben invertir en la difusión de tecnología en toda la empresa, digitalizar las operaciones y las cadenas de suministro, innovar con servicios digitales y modelos de negocio, repensar las estrategias de datos, adoptar la IA generativa y aumentar el cociente tecnológico de los líderes. Estas acciones ayudarán a cerrar el déficit tecnológico, desbloquear oportunidades y posicionar a las empresas europeas como líderes en industrias clave

Toni de la Prieta es director del Centro Avanzado de Tecnología de Accenture y colaborador de Atlas Tecnológico