Invertir sin subvención no es de tontos

Los directivos de la industria habían aprendido a aplicar las normas de cálculo de retorno de la inversión al diseñar sus proyectos de transformación digital, pero 2023 marca un cambio de tendencia, según el autor, que advierte del riesgo para el tejido industrial que supone condicionar las inversiones a la recepción de ayudas públicas en un momento tan propicio a ellas
Pablo Oliete
29 de julio de 2023 | Compartir: Compartir en twitter Compartir en LinkedIn
Invertir sin subvención no es de tontos
La vicepresidenta Económica, Nadia Calviño. / CONGRESO

Una de las mejoras más importantes que incorporamos en la tercera edición de nuestros Masters de Industria 4.0 fue introducir las sesiones de finanzas para la industria. Nos costó un poco a Sergio Arana, el profesor de Finanzas de FOM TALENT y a mí dar con el temario adecuado, pero tras dos sesiones impartidas y mucho trabajo de Sergio ahora el contenido se adapta perfectamente a la necesidad de un directivo.

El objetivo de esta sesión no es otro que poder justificar con euros que una inversión determinada va a tener un retorno a muy corto plazo. Que cada uno defina corto plazo como quiera, pero deseablemente no debería ser superior al año.

He asistido a la presentación de más de 200 proyectos fin de Máster de Industria 4.0. En más de 150 de ellos, estaba perfectamente definido y calculado el retorno de la inversión y me atrevería a decir que en más de 100 era inferior al año; en 80, inferior a seis meses; y, aproximadamente en 40, menor de tres meses. Evidentemente no llevo la cuenta exacta.

Os puedo asegurar que por nuestros programas han pasado muchas de las personas más relevantes de la industria española. Por desgracia no hemos llegado a llenar los programas de CEOs, pero sí de Directores de Operaciones, Transformación Digital, IT, Logística, Innovación. Desde el año 2016 hasta ahora he visto ejecutar muchos proyectos y ver a gente muy satisfecha de su resultado. He comprobado cómo directores de fábrica y CEOs valoraban el retorno de la inversión cuando una, dos o veinte personas de su organización, como es el caso de Michelin Valladolid, que se habían formado en tecnologías habilitadoras, empezaban a ejecutar proyectos.

En 2023, por poner una fecha, la tendencia ha cambiado. ¿Por qué?

Seguro que todas las personas de la industria que leáis este artículo sabéis la respuesta y los profesionales de las tecnologías habilitadoras os sentís muy identificados con lo que cuento.

El problema se llama PERTE, o Planes de Reestructuración o ayudas públicas a gogó. Quizás se puede confundir la parada de las inversiones con la Guerra de Ucrania, la subida del coste de la energía, las materias primas, la inflación o los tipos de interés, pero os aseguro que la correlación con estos temas sería la misma que decir que “mi jefe dice que este año no invertimos porque el Real Madrid no ha ganado la Liga”. No tiene nada que ver. Otra cosa es que el “jefe” se lo quiera creer.

En España se ha parado la inversión en transformación digital de la industria de una forma significativa en 2023. Muy pronto veremos los datos. Sólo hay un motivo realmente importante, los demás son complementarios. La Industria no está invirtiendo porque todo el mundo espera ver a Nadia Calviño entrando por la puerta del despacho del director financiero con un cheque con muchas cifras para transformación digital. Cheque que viene de Europa y que pagarán las generaciones futuras.

Pero qué ha pasado con el retorno de la inversión, ahora ya no parece tan importante. Si el dinero viene de un PERTE, la clave es justificar bien la subvención y que no nos toque devolver la ayuda.

No voy a entrar en analizar los riesgos de esta forma de ver las cosas, ni tampoco a destapar la realidad de los PERTE y su nivel de ejecución industrial. Solo quiero decir que hemos retrocedido seis años gracias a esta política de ‘que lo pague otro’.

Me sorprendió que en la primera reunión de la nueva consellera de Innovación, Industria y Turismo con los empresarios de la patronal valenciana CEV, el titular del día siguiente fuera que a los allí presentes las ayudas no les llegaban. Si yo hubiera sido un periodista acreditado en la reunión hubiera titulado: “Los empresarios valencianos declaran que sin ayudas no invierten en transformar sus negocios”. Seguramente mi titular tendría algo de sesgo, no lo niego, pero creo que responde bien a lo que yo veo en toda España, no sólo en la Comunidad Valenciana.

Ya no es importante que una inversión esté justificada porque tiene un retorno de la inversión inferior a seis meses incluso a tres meses. Lo importante es poder presumir con otros empresarios de que nosotros hemos recibido más subvenciones que nadie. Es mejor no tener dinero e invertir sólo lo que está más que justificado que esperar recibir mucho dinero que ya veremos como devolvemos, pero a fin de cuentas no invertir nada.

La industria española pierde competitividad todos los días, mientras nuestros propietarios van todos los jueves a tirar la bonoloto a ver si la semana que viene pueden presumir de que les ha tocado el premio gordo. Mejor un director financiero incrédulo y exigente ante la justificación de un proyecto de inversión que un CEO confiado en que mañana aparecerá Nadia Calviño con el cheque por la puerta.

De verdad que invertir sin subvención no es de tontos.

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