Innovar para hacer qué

En cada nueva aventura editorial, desde mediados de los 2000, he repetido el mismo rito ceremonial en el primer número: una llamada a Ricardo Montesa para saber qué tal le va a Brainstorm –empeñada en hacerse un hueco en un ámbito tecnológico que ha ido mutando como la propia revolución digital y que hoy aparece embebido en la economía de plataformas, el infotainment, las social media networks, el vehículo conectado, en la Web3 y el metaverso, es decir, en todo– y un artículo de opinión con el título que se puede ver arriba.

La nueva propuesta es el resultado de una colaboración entre Atlas Tecnológico, que aporta la calidad de información de ATLASTECH REVIEW, y Prensa Ibérica, el mayor grupo editorial de prensa de España. Si este domingo compras El Periódico, Levante-EMV, Información, Diario de Mallorca o Diari de Girona, no dejes de buscar las páginas de ACTIVOSTECH by ATLASTECH REVIEW, dentro del suplemento ACTIVOS. Después los contenidos se irán publicando en las páginas de las 22 cabeceras online de Prensa Ibérica, ahí es nada.

El español Bernardino Romera-Paredes lidera el equipo de Google DeepMind que publicó hace unas semanas este paper. Han conseguido que la IA resuelva un problema matemático pendiente de solución, es decir, que cree por primera vez contenido inédito y no sólo recombine el existente. Le escribí y en unos días estábamos hablando (por Google Meet, naturalmente). El audio de esa entrevista lo voy a guardar como si fuera oro. Es posible incluso que lance mi permanentemente aplazado proyecto de podcast con él como punto de arranque. Increíble.

Siguiendo las intervenciones del Foro de Davos me encantó escuchar a Brittan Heller, fellow del Atlantic Council y miembro del Stanford Cyber Policy Center. Conocía su trabajo desde que en 2020 hizo un estudio sobre acoso en el metaverso en Harvard y lo cité en uno de los capítulos del informe anual de la Cátedra Ciencia y Sociedad de la Fundación Rafael del Pino, de la que soy analista (por cierto, he tenido el honor de coordinar el informe de 2023, a las órdenes del director de la Cátedra, Javier García, y sale a la venta como libro, editado por Planeta, el 6 de marzo, se llama Innovación con futuro).

En realidad, llegué a la sesión de Brittan Heller en Davos atraído por el siempre provocador Sir Martin Sorrell, pero la que acaparó toda la atención fue ella con su visión sobre nuestra vida en el internet inmersivo y las implicaciones legales que eso va a tener. Le escribí. Su conversación desde Palo Alto (California), absolutamente memorable.

Contacté con Iñaki Berenguer, cuya trayectoria como emprendedor especialmente en EEUU está fuera de discusión y ha puesto en marcha un fondo para invertir en salud (en el que entró el año pasado Juan Roig), para que me contara qué tal le fue en la última JP Morgan Health Conference en San Francisco. Es el cónclave anual de los inversores en su nuevo ámbito, mucha presencia española. Lo más en health y en lo que se da en llamar ahora biología digital. Como siempre, brillante Iñaki. Gracias.

Total, que no te pierdas el ACTIVOSTECH by ATLASTECH REVIEW, de verdad. Y muchas gracias a Siemens, con su Xcelerator, y MESbook, Celestia | TST y TLSI, a los que dedicamos una página para que nos hablen de su espectacular solución conjunta de localización de interiores, por apostar por nosotros a ciegas, los primeros, esa es la actitud de los innovadores.

En fin, volviendo al tema de la columna, desde la última vez, han pasado cosas. Daba la impresión de que, con carácter previo a la aprobación de los PERTE, íbamos a hacer el trabajo de análisis necesario para responder a la pregunta. Solo sabiendo para qué queremos innovar se podía definir una estrategia de transformación real del modelo productivo. Y, en efecto, muchas empresas y organizaciones sectoriales hicieron aportaciones bienintencionadas en las sucesivas Manifestaciones de interés convocadas por el Gobierno. La música de los PERTE fue arracimando e interpretando una visión coral que configuraba un propósito de país, más o menos acertado, pero bastante uniforme, lo cual ya es mucho.

El tiempo ha ido dejando, no obstante, un reguero interminable de rotondas digitales. La mayoría de las ideas depositadas se han diluido como actos de voluntad perdidos, sumiéndonos en un efecto Weltschmerz, estado emocional que surge ante la incapacidad de entender la sociedad. La lista de beneficiarios de las ayudas de los PERTR es un poema: más allá del claro desequilibrio en favor del sector público, con 60 millones para el proyecto empresarial más beneficiado por las ayudas, ¿qué modelo productivo queremos cambiar?

No ha sido un tiempo desperdiciado del todo. Los fondos europeos han movilizado una llamada a dar sentido a la innovación en España que resultaba imperativa. Empezamos a ver claro para qué innovar: para ser una potencia en fotónica, el sector que llamado a suceder a la microelectrónica; para dar valor añadido a los electrones verdes que producimos masivamente y que hoy se transforman en moléculas cotizadas en otros países; para recuperar la posición en una cadena de suministro en proceso de desglobalización y favorecer de ese modo la reindustrialización; para introducir inteligencia en nuestros sistemas de salud, infraestructuras, ciudades… Solo faltaba que, sabiendo para qué innovar, no innovemos.