Imparable, masiva y rápida, así se nos presenta la revolución inteligente
La transversalidad de la IA impactará contundentemente en nuestro modo de producir, transportar, viajar, protegernos… La revolución está en marcha y va muy rápida
No hay duda, nos adentramos en la era de la aplicación masiva de la inteligencia artificial (IA). Hasta ahora, esta tecnología ha ido haciendo sus pinitos aquí y allá, más en unos sectores que en otros, pero ya apuntando maneras. El año pasado ChatGPT se encargó de popularizarla y ahora toca extenderla. Llegan cambios radicales en todos los ámbitos y no es necesaria una bola de cristal para predecir que su aplicación intensa desarrollará nuevos modelos industriales, laborales, educativos y sociales, acompañados con un trasfondo de discusiones éticas que pretenden ya ahora delimitar y ordenar el uso de su desarrollo generativo.
Desde startups, PYMES y grandes corporaciones, el desarrollo de la IA está cimentando una reestructuración del funcionamiento de las infraestructuras en todos los rincones del mundo. En California no sorprende cruzarse en alguna carretera con vehículos autónomos o que te recoja un taxi sin conductor; en Dubái, el país árabe tecnológicamente más avanzado que ya ha levantado el primer edificio impreso en 3D, cuenta con los aeropuertos más eficientes del mundo gracias a la gestión inteligente de la energía y el agua.
La española Acciona ya está desarrollando en Italia los primeros 400 quilómetros de autopista inteligente que tendrá Europa en un par de años. Se trata del tramo Salerno-Reggio Calabria, que estará dotado de fibra óptica, conexión 5G y centenares de cámaras y miles de sensores que permitirán proporcionar datos en tiempo real a los conductores sobre todo lo que sucederá en la vía.
El informe elaborado por la empresa líder en análisis sobre transformación digital en el mundo, Transforma Insights, contabilizó en 2022 casi 90 millones de dispositivos conectados en las carreteras, una cifra que llegará, asegura, a los más de 148 millones en 2030. Esto ya nos indica que la implementación de la IA irá de acompañada de Internet de la Cosas (IoT), pero también de robótica, biotecnología o fotónica, porque la IA es transversal a todas las ciencias.
Ejemplos de nuevas y sorprendentes aplicaciones de la IA en diversos ámbitos los encontramos también en España. En Viladecans (Barcelona), los hermanos Vidarte nos transportan a un mundo que, por increíble que parezca, ha dejado de ser futuro. Pablo Vidarte fundó Bioo en 2015, con tan solo 18 años y ya una trayectoria de innovación fuera de serie. Se trata de una empresa biotecnológica que consigue crear luz a través de las plantas. La empresa produce baterías e interruptores biotecnológicos que “aprovechan las sustancias orgánicas de la tierra, las descomponen con microorganismos y crean electrones libres que generan electricidad”, explica Pablo Vidarte.
El equipo de Bioo estudia también otras aplicaciones, como la bioluminiscencia con plantas o raíces robóticas que serán capaces de localizar agua, minerales o yacimientos en el subsuelo; y dispositivos autónomos para el sector agrícola, que se enchufarán directamente a la tierra, evitando el uso de baterías o pilas. Bioo tiene como clientes a promotores inmobiliarios e instaladores de zonas verdes de todo el mundo. La firma es una de las participantes en el proyecto The Line, en Arabia Saudí, y del primer edificio completamente biotecnológico de Europa, ubicado en la Diagonal de Barcelona, donde las zonas verdes funcionaran con baterías biológicas, capaces de generar agua y energía.
Microo Technologies es la empresa creada por su hermano, Miguel Vidarte, y los objetivos también son ambiciosos. Miguel, estudiante de último curso de Biotecnología, quiere eliminar los plásticos del mar produciendo de manera industrial dos enzimas que descubrió que degradan este material. La empresa tiene previsto introducir el producto en el mercado el año que viene a través de detergentes y fabricantes de lavadoras, con los que ya ha realizado -con éxito- las pruebas piloto. “Queremos eliminar los microplásticos durante el lavado, ya que éstos representan un tercio de los que acaban en el mar”, asegura. Su objetivo inmediato es éste pero su meta es “terraformar la Tierra para que vuelva a ser lo que era, y lo haremos a través de estos enzimas, modificando genéticamente bacterias o microalgas, o incluso utilizando los propios peces”.
Las algas también forman parte de la transformación inteligente de nuestro entorno más urbano. Greening es una nueva línea de negocio de Alpha Media Group, empresa nacional de cartelería con más de 26 años de historia. “Se trata de un nuevo concepto de publicidad urbana, que crea valor para el ciudadano y para la marca porque contribuye a la purificación del aire y, en consecuencia, al cuidado del medio ambiente”, nos explica Sergi López, director de Greening.
Dos columnas cilíndricas cerradas, que permiten el crecimiento y la proliferación de microalgas en condiciones controladas, enmarcan la cartelería. El biorreactor cilíndrico absorbe CO2 del aire, que las algas convierten en oxígeno a través de la fotosíntesis. Además, “las microalgas también pueden absorber otros contaminantes presentes en el aire, como óxidos de nitrógeno, compuestos orgánicos volátiles y partículas suspendidas”. La vida útil de estos cilindros repletos de microalgas es de dos años, tiempo tras el cual las plantas pueden ser reutilizadas en otros ámbitos.