Gemelos digitales: redefiniendo el valor de la empresa

En el cuarto artículo de nuestra serie, LEM -la empresa original- y GED -su gemelo digital-, exploran el concepto de valor real de una empresa, y analizan el papel de la ingeniería de gemelos digitales en aumentar este valor, a través de la evolución continua.
Alfonso Díez
23 de diciembre de 2024 | Compartir: Compartir en twitter Compartir en LinkedIn
Gemelos digitales: redefiniendo el valor de la empresa

Buenos días, GED. ¿Qué tal has dormido?

Buenos días, LEM. La verdad es que hoy he estado bastante insomne, como suele ser habitual. He estado preparando la planificación de tu producción del mes que viene; tienes el plan ya en tu correo. ¿Y tú, qué tal lo has pasado?

Pues la verdad, querido GED, es que he dado muchas vueltas esta noche; te cuento a ver si me puedes ayudar. Hace unos días estuve en una comida con unos directivos, y salió en la conversación la clásica afirmación de que «el objetivo de las empresas es ganar dinero». Al momento, otros indicaron que también había objetivos sociales, de creación de valor, de sostenibilidad ambiental o de remuneración a los dueños, por mencionar algunos argumentos que se citaron. Me produjo cierta sorpresa y desazón el que no lo tuviésemos claro. ¿Es posible que cientos de millones de compañías en todo el mundo no tengamos claro cuál es nuestro propósito?

Pues la verdad, querido LEM —responde GED—, has puesto el dedo en la llaga; en general, no hay un consenso sobre el papel social de las empresas. Yo tengo una visión un poco distinta, porque provengo de otro campo; ya sabes que eso suele ser una ventaja. ¿Te lo comento mientras nos tomamos un café?

Adelante —contesta LEM—, tus opiniones son siempre originales, y me encanta oírlas.

Vale, pues al tema. Como ya hemos comentado alguna vez, una empresa, o sea tú, es una entidad que tiene autonomía y que va eligiendo cada día lo que quiere hacer, adaptándose a muchas situaciones cambiantes. Bien, pues una entidad autónoma lo que intenta siempre, por encima de cualquier otra consideración, es maximizar su futuro. Lo que quieres como empresa es tener tanto futuro como puedas delante de ti. Imagina que tu plan de negocio dijese que mañana desapareces; sería espantoso, ¿no? —LEM se queda lívido durante un instante—. Así que vas a trabajar para que eso no ocurra, y puedas decir a tus accionistas que tienes muchos años productivos por delante; cuantos más años proyectes, más valor tiene tu empresa en el mercado.

En otras palabras, tu objetivo es permanecer lo más posible; comprar futuro. Claro, para ganar futuro una empresa tiene que conseguir muchas cosas: ganar dinero, tener productos competitivos, investigar, atraer clientes, organizar cadenas de suministro eficientes, desarrollar talento, por nombrar solo algunas cosas normales. O sea, ganar dinero es solo un medio para mantener tu existencia y autonomía.

Interesante visión —contesta LEM, azucarando su tercer descafeinado—. Si tienes razón, entonces la economía está llena de agentes (las empresas) que intentan sobrevivir el mayor tiempo posible. Pero, ¿cómo lo hacemos? ¿Dónde se produce ese deseo de continuidad, en qué parte de la empresa?

¿Te acuerdas de Adam Smith y su mano invisible? —responde GED—. Lo que decía Smith es que, de alguna forma, el interés de cada empleado o trabajador crea la economía de forma emergente. La economía es el comportamiento emergente que nace del conjunto de los trabajadores y empresarios. Ellos no quieren que las empresas desaparezcan, no quieren ese riesgo. Por eso trabajan para que haya continuidad, quieren volver al trabajo cada mañana. Es decir, no es necesario que sea un objetivo estratégico explícito, sino que todo el mundo lo da por supuesto, y nadie habla de él. Sin embargo, es el corazón de la economía porque crea el equilibrio social y el progreso. Cuando hay catástrofes, guerras o crisis, todo el mundo siente que el mundo se derrumba porque el futuro se hace incierto.

Hasta ahora creo que lo he entendido —reflexiona LEM—, pero hay una cosa más que no veo clara, que es tu papel en esto. Tú eres un gemelo digital, ¿en qué parte de la ecuación de futuro encajas?

Excelente pregunta —contesta GED, con cierto brillo en los ojos—. Yo no hago tu estrategia, LEM; eso os toca a los equipos de humanos, pero sí te ayudo a llevarla a la práctica, y en eso seré tu pieza clave. No olvides que en la implantación de cualquier estrategia vas a necesitar tres capacidades clave:

  • Tienes que tener una cadena de valor eficiente e integrada. Imagina un ser vivo con un metabolismo que no funciona; su futuro está comprometido, ¿no? Pues lo mismo si tus procesos «metabólicos» no están afinados.
  • Hay que desarrollar tu identidad como empresa, tu diferenciación competitiva: ¿qué haces distinto o mejor? Tienes que potenciarlo, personalizar tus procesos. Si eres como todos los demás, cualquiera te reemplazará con solo mejoras marginales.
  • Profundiza en tu capacidad adaptativa. Implantar una estrategia es crear un modelo evolutivo, donde juegan decisiones internas y situaciones externas. Hoy lo mismo encuentras catástrofes que guerras o crisis económicas o políticas. Con tanta incertidumbre, tu adaptabilidad tiene que ser extrema.

En este mundo cada vez más digital, yo soy tu navaja suiza, te doy las capacidades clave que te van a hacer falta con absoluta seguridad. Para hacer real tu estrategia necesitas, entre otras cosas, una tecnología que te ayude a hacerlo.

Por cierto, LEM, veo que va siendo la hora del aperitivo y tú y yo aquí parados como pasmarotes. Te veo en la piscina en cinco minutos; ¡hoy hay descuento en daiquiris!

Alfonso Díez es CEO de UGROUND

Scroll al inicio
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad