
España lidera en Europa el peso de la IA en la oferta total de empleo, pero solo crea 18 startups en un año

El AI Index Report 2025 de la Universidad de Stanford traza un retrato de contrastes para España: un país con un mercado laboral ávido de talento en IA y, al mismo tiempo, un tejido emprendedor que apenas ha dado paso a unas pocas iniciativas. Mientras las empresas reclaman especialistas y el Parlamento se satura de debates, la economía del conocimiento sigue sin tomar impulso real. El informe analiza cómo conviven la vorágine política, la ambiciosa inversión pública y el lento ritmo de creación de startups para España, y el mundo, en el año 2024.
El mercado europeo se muestra hambriento por perfiles especializados en inteligencia artificial, y España se muestra especialmente famélica al liderar el ranking. El 1,24% de las ofertas laborales del país se centra en las competencias de inteligencia artificial, un indicador que supera a grandes economías europeas como Alemania (1,15%) o Francia (1,1%). Este es un reflejo de un tejido empresarial decidido a incorporar ingenieros de aprendizaje automático, expertos en visión por computador y desarrolladores de algoritmos de lenguaje natural en todas las plantillas. Pero, mientras que las vacantes aumentan, los profesionales que comienzan programas de formación trata con cifras más humildes.
La penetración relativa de habilidades en IA, que mide cuántos profesionales con competencias en IA hay en relación al total de la fuerza laboral, sitúa a España en 1,10 veces la media global (1,00), por delante de economías consolidadas como Italia (0,90) o Países Bajos (0,92), pero todavía lejos de líderes como Estados Unidos (2,63) o India (2,51). Este dato confirma que, aunque el talento IA crece con solidez en nuestro país, aún hay recorrido para acercarnos a los mercados más maduros en densidad de especialistas. Además, al igual que ocurre en casi todo el planeta a excepciónArabia Saudí (0.61 frente a 0.59), las mujeres continúan infrarrepresentadas en los perfiles especializados en IA, un reto de diversidad que demanda estrategias de inclusión.
Para apuntalar este impulso, España destinó 99,7 millones de dólares a contratos públicos de IA en 2024, lo cual la coloca en el quinto lugar global. Solo países como Estados Unidos (5.233,10), Reino Unido (568,48), Alemania (278,07) y Francia (190,10) invirtieron más en el mismo periodo. Esta rúbrica presupuestaria ha servido para financiar proyectos de investigación en centros superiores, mejorar infraestructuras de datos y lanzar convocatorias de prototipos con IA, aunque, según el informe, todavía es necesario agilizar los procesos de licitación y acortar los tiempos de ejecución para que el capital público fluya con mayor rapidez hacia la innovación aplicada.
En un contrapunto alentador, la robótica industrial equipada con IA vive un fuerte crecimiento en España. Durante 2024, el número de robots inteligentes operativos aumentó un 31 %. Esa tasa de aumento se sitúa solo por detrás de la de India (59%), Reino Unido (51%) y Canadá (37%), y por delante de China (-5%) y EEUU (-5%). Con 5.100 unidades instaladas en fábricas y centros logísticos, nuestro país sube año tras año su apuesta. No obstante, es necesario señalar que bajas cifras de años anteriores abultan ese 31%, lo cual se manifiesta en el hecho de que, aunque China haya descendido un 5%, ha producido 276.300 unidades.
Parlamento en efervescencia
En materia de gobernanza, España exhibe un doble liderazgo que llama la atención: por un lado, se sitúa como el sexto país del mundo en número de proyectos de ley de IA aprobados desde 2016 (11) y, al mismo tiempo, encabeza con enorme holgura la intensidad del debate parlamentario. En 2024, la expresión “inteligencia artificial” resonó 314 veces en las sesiones de Congreso y Senado, casi el doble que Irlanda, que ocupó el segundo puesto con 145 menciones.
Este vigor dialéctico resulta, sin embargo, paradójico cuando se examina la tabla de aprobaciones de 2024: España no aparece entre los quince primeros países que tramitaron nuevas leyes de IA de ese año, lo que equivale a cero iniciativas legislativas adicionales en el periodo más reciente. A pesar de haber acumulado once proyectos de ley desde 2016, una cifra que la ubica por delante de naciones como Japón (4) o Reino Unido (10), el frenazo de 2024 manifiesta un desfase entre la efervescencia del discurso y la capacidad real de transformarlo en normativa fresca.