El modelo para el ‘big bang’ de los centros de datos: grandes complejos y multitud de datacenters locales ligados a la industria

La transformación digital de la industria europea da un paso decisivo con la implantación de un modelo altamente distribuido de centros de datos próximos a las propias fábricas, ante la necesidad de baja latencia, seguridad regulatoria y procesamiento en tiempo real: grandes tecnológicas como Siemens, Oracle o NVIDIA ya lideran esta tendencia, pero ¿cómo se articula esto con la soberanía digital europea y el proyecto Gaia-X?
María José Martínez
23 de junio de 2025 | Compartir: Compartir en twitter Compartir en LinkedIn
El modelo para el ‘big bang’ de los centros de datos: grandes complejos y multitud de datacenters locales ligados a la industria

Durante la presentación del I Barómetro de la IA en España (elaborado junto a Atlas Tecnológico), Siemens no solo mostró su compromiso con el desarrollo de la inteligencia artificial, sino que sorprendió con un anuncio de calado estratégico: la creación de un hub de centros de datos en España, cuyo epicentro estará en Tres Cantos (Madrid)y tendrá un equipo satélite en Aragón. El evento contó con la significativa presencia de Ciaran Flanagan, global head of datacenter solutions & services del gigante alemán.

La iniciativa tiene relevancia no sólo porque es un conglomerado industrial el que decide tomar las riendas en el ámbito de los centros de datos, sino porque marca la pauta del futuro digital industrial europeo: grandes centros de datos convivirán con una red distribuida de otros más pequeños y vinculados a la industria.

Representa un punto de inflexión en la forma en que se concibe la infraestructura digital, presente también en el macroproyecto Stargate impulsado por la Casa Blanca en Estados Unidos. Anunciado en enero de 2025 por OpenAI, Oracle y SoftBank, planea construir una red de centros de datos a hiperescala que se complementa con una capa de centros de datos más pequeños situados estratégicamente cerca de polos industriales.

Ya no basta con construir mega data centers: ahora la latencia, el procesamiento en tiempo real (requerido para robótica avanzada, automatización, gemelos digitales…), la seguridad regulatoria y la continuidad operativa exigen centros de datos in situ, directamente asociados a las zonas industriales. En estos entornos, unos pocos milisegundos de latencia pueden significar una línea de producción parada o una decisión errónea de un sistema automatizado.

Albert Triola, director general de Oracle en España ha sido también tajante al respecto: «Construiremos data centers donde nos pida el cliente, la latencia es clave». Esta filosofía compartida se basa en combinar el poder computacional de centros masivos con la eficiencia operativa de micro data centers locales. Una infraestructura distribuida que permita aprovechar al máximo el potencial de la inteligencia artificial sin comprometer la velocidad ni la seguridad.

¿Y la soberanía digital?

En paralelo a este avance liderado por la industria y las grandes tecnológicas, Europa intenta construir una alternativa institucional que preserve su soberanía digital: Gaia-X. Esta iniciativa, concebida para crear una infraestructura de datos federada, abierta e interoperable, busca garantizar que el almacenamiento y procesamiento de datos dentro del continente cumpla con la legislación europea y no dependa de proveedores externos.

Sin embargo, Gaia-X avanza a un ritmo más lento que el impulso del mercado. En el reciente DES 2025, Ulrich Ahle, CEO de Gaia-X, advirtió: “Europa no puede permitirse que la IA se construya sobre datos que no controla”. Según Ahle, más del 70% de los modelos de IA actuales han sido desarrollados en Estados Unidos, mientras que el 65% del mercado cloud está dominado por tres proveedores norteamericanos (Microsoft, Google y AWS).

Este desfase entre la necesidad urgente de infraestructuras locales y la complejidad institucional de Gaia-X está llevando a muchas empresas industriales a tomar la iniciativa por su cuenta. En lugar de esperar una solución común europea, están construyendo sus propias nubes privadas y redes de centros de datos distribuidos para asegurar control, cumplimiento normativo y eficiencia operativa.

Un ejemplo es NVIDIA, que recientemente anunció en el Vivatech de París el desarrollo de su primera plataforma de IA industrial en la nube en Alemania. Con más de 10.000 GPUs, esta nube permitirá a fabricantes como BMW o Mercedes-Benz operar con modelos de IA integrados en todo el ciclo de producción. Jensen Huang, CEO de NVIDIA, resumió la situación con una idea clara: “En la era de la IA, cada fabricante necesita dos fábricas: una para producir cosas y otra para generar la inteligencia que las empodera”.

Las grandes tecnológicas ya han detectado esta tendencia y ofrecen soluciones específicas de edge computing para entornos industriales (como Azure Stack Edge de Microsoft, Anthos at the Edge de Google Cloud o Outposts de AWS). Además, empresas industriales están desplegando sus propios edge data centers, como Siemens, que con su plataforma Industrial Edge permite el despliegue de micro data centers directamente en entornos industriales; o Schneider Electrics, que tiene una línea de soluciones para edge industrial en colaboración con HPE y Cisco. Estas infraestructuras permiten a las fábricas operar con independencia de la nube central, garantizar la continuidad operativa incluso ante caídas de red, cumplir con normativas específicas de sectores como la energía o la defensa, y reducir costes de ancho de banda al procesar datos localmente.

La pregunta es inevitable: ¿cómo gestionará Europa este nuevo escenario de datos, centros de datos y soberanía digital? O Europa logra articular una respuesta colectiva que garantice soberanía, interoperabilidad y cumplimiento normativo desde una visión compartida, o seguirá fragmentándose en soluciones parciales lideradas por intereses privados y extracomunitarios. La promesa de Gaia-X sigue siendo relevante, pero su viabilidad dependerá de su capacidad para adaptarse al ritmo del mercado sin perder su esencia . Mientras tanto, el riesgo es que, en el afán por no quedarse atrás, Europa termine dependiendo de infraestructuras que no controla y de modelos de IA entrenados fuera de su marco legal y ético.

Mientras se resuelve esta incógnita, una cosa parece clara: el futuro de la inteligencia artificial y la competitividad industrial europea no podrá depender solo de nubes lejanas. Será necesario construir desde abajo y los data centers pequeños dentro de las industrias son el nuevo estándar. Siemens, Oracle, NVIDIA y otros actores ya están construyendo ese camino: la inteligencia se está generando allí donde se aplica. Pero si Europa quiere tomar sus propias riendas, y asegurar sus propios marcos legales y éticos, tendrá que actuar con la misma rapidez y visión que están demostrando estos grandes tecnológicos.

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