El ‘boom’ de las redes privadas de 5G que frena Europa

Los problemas regulatorios asociados a las reticencias de las operadoras de telecomunicaciones han bloqueado la expansión de unas redes privadas que cobran fuerza en Asia y Estados Unidos, especialmente ahora en que la disponibilidad de datos en tiempo real y la baja latencia se han convertido en factores de competitividad clave con el auge de la IA generativa
Eugenio Mallol
12 de diciembre de 2024 | Compartir: Compartir en twitter Compartir en LinkedIn
El ‘boom’ de las redes privadas de 5G que frena Europa

A nivel mundial, estamos observando una inversión continua en redes 5G. Un nuevo informe de la UIT publicado en noviembre de 2023 señala que el 40% de la población mundial está ahora cubierta por 5G. Un total de cerca de 460.000 estaciones base 5G están activas en la UE. El tipo más común de estación base 5G utiliza bandas 4G en una configuración de uso compartido dinámico del espectro (DSS).

Sin embargo, el despliegue de redes privadas de 5G creciendo en la UE a un ritmo comparativamente muchísimo menor. Apenas 20 nuevos despliegues han sido identificados en el último Observatorio 5G de Ernst & Young un dato muy exiguo. Alemania lidera en términos de número de despliegues identificados, mientras que Bélgica, Italia y España, entre otros, continúan mostrando una clara apatía.

Los verticales 5G están especialmente desarrollados en algunos puertos como Hamburgo (Deutsche Telekom y Nokia), Amberes (Proximus), Zeebrugge (Citymesh), Tallín (Telia, Ericsson e Intel) y Barcelona (Telefónica y APM Terminals). Se encuentran en una fase más temprana en el resto de sectores, aunque, ya se sabe, siempre hay excepciones, como la planta de Tesla en Berlín.

La falta de consenso sobre las políticas de espectro para las redes locales privadas sigue siendo el principal cuello de botella. Mientras no se resuelva, a las empresas de las distintas verticales de 5G se les fuerza a utilizar el espectro ya asignado a los operadores móviles o depender de licencias de espectro dedicadas emitidas por los gobiernos.

Los defensores de reservar una porción del espectro a redes privadas de 5G sostienen que es crítico para impulsar la innovación y la competitividad de las empresas, especialmente ahora en que la disponibilidad de datos en tiempo real y la baja latencia se han convertido en factores clave con el auge de la inteligencia artificial (IA) generativa. Resulta, además, la opción más adecuada para algunas aplicaciones que tienen requisitos de calidad de servicio particularmente exigentes, como las de servicios públicos y, en particular, las de defensa.

En contra del espectro dedicado suelen posicionarse las operadoras de telecomunicaciones, que deben rentabilizar las enormes inversiones en el despliegue de la red. La asociación de la industria móvil, GSMA, que lidera hasta final de año el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, sostiene que podría provocar una fragmentación y dificultad que los operadores logren bloques contiguos, lo que acabaría reduciendo la velocidad y la calidad de servicio.

A pesar del debate, un número cada vez mayor de países están adoptando en Europa un modelo de licencia lo cal que utiliza espectro dedicado para verticales 5G. Alemania fue el primer país que decidió reservar la banda de 3700-3800 MHz en este sentido, pensando en las empresas industriales, que representan alrededor de su 20% PIB.

En estos momentos, 19 Estados miembro participan en los 12 ensayos de corredores transfronterizos de 5G impulsados desde Bruselas, pese a que sólo 10 han propuesto o implementado un modelo de licencia local. Estos países son los siguientes: Austria, Bélgica, Croacia, Dinamarca, Finlandia, Francia, Alemania, Países Bajos, Polonia, Portugal, Suecia y Eslovenia. No, España no está entre ellos.

¿Es que acaso no existe demanda que justifique las redes privadas de 5G, a tenor de la actitud inapetente de nuestro país? En Japón, un número significativo de grandes empresas ya han adquirido una licencia de espectro. En China, el Ministerio de Industria y Tecnología de la Información (MIIT) otorgó su primera licencia de red privada 5G en diciembre de 2022 a un fabricante de aviones y está tratando de promover las redes industriales 5G, porque son clave para “impulsar la destreza de fabrica ción”.

En EEUU, la FCC apostó por crear tres niveles de acceso en la CBRS (Citizens Broadband Radio Service) para permitir a las empresas implementar redes y verticales privadas 4G y 5G. Ese régimen CBRS ha experimentado un crecimiento constante a lo largo de los años. Un informe de la Administración Nacional de Telecomunicaciones e Información (NTIA) sugiere que la banda está siendo ampliamente adoptada: entre abril de 2021 y enero de 2024, el número de dispositivos CBRS creció un 121%. La demanda, indudablemente, existe.

En contra de esta tendencia, aunque en línea con el atasco administrativo, Gartner ha rebajado recientemente sus predicciones para el edge computing. En 2018, pronosticó que en 2025 alrededor del 75% de los datos empresariales se crearían y procesarían en el edge, pero este año ha proyectado un 50% en 2027.

Una de las claves de la incertidumbre es si los operadores de redes móviles (MNO) se beneficiarán en general de ello. Y todo indica los europeos que están cayendo en su propia trampa. STL Partners da en el clavo: la adopción en Europa ha sido lenta, mientras que en EEUU y China los operadores están liderando el cambio… las redes privadas de 5G no son, estrictamente, el problema.

Ericsson podría explicar este aparente contrasentido. No espera que los operadores móviles impulsen el edge computing a corto y medio plazo en Europa porque la mayoría de las veces la mejor solución consiste en implicar a múltiples proveedores de servicios de comunicaciones (CSP) y no quedarse en una única red.

La misma GSMA que frena las redes privadas de 5G en nuestro continente extrae, de hecho, exuberantes conclusiones de su impacto en Norteamérica. En un informe, sostiene que la contribución de 5G a la economía de EEUU y Canadá puede superar los 210.000 millones de dólares en 2030, lo que representa más del 15% del impacto económico general de la telefonía móvil.

Gran parte de esto se materializará en los próximos cinco años: entre 2023 y 2030, se espera que el 23% de los beneficios provengan del sector industrial, impulsado por aplicaciones como fábricas inteligentes, redes inteligentes y productos habilitados para IoT. De hecho, EEUU es líder mundial en la adopción de servicios FWA 5G (acceso inalámbrico fijo que permite ofrecer banda ancha en zonas rurales y suburbanas).

En el segundo trimestre de 2024, los cuatro principales operadores (AT&T, T-Mobile US, US Cellular y Verizon) registraron más de 930.000 nuevas suscripciones FWA en total, lo que eleva el número de suscripciones FWA en el país a casi 10 millones, según el informe de la GSMA. Alrededor de dos tercios de los operadores esperan que las redes inalámbricas privadas representen entre el 6% y el 20% de sus ingresos empresariales totales el próximo año.

400.000 millones

GSMA Intelligence presentó poco antes del MWC de Las Vegas el informe «La oportunidad para los operadores en los servicios tecnológicos B2B» en el que habla de más de 400.000 millones de dólares para las empresas de telecomunicaciones si consiguen aumentar sus ingresos en el ámbito empresarial. Esto equivale aproximadamente el 35% de la base de ingresos de los operadores móviles existentes en todo el mundo.

Pero dar un bocado a esa tarta exige una condición severa. Las empresas de telecomunicaciones deben mirar más allá de las soluciones y servicios basados en la conectividad y adoptar una visión más amplia de la oportunidad. No es fácil, el negocio tradicional, desde SD-WAN a comunicaciones unificadas y voz y datos móviles, actualmente aportan alrededor del 70% de los ingresos B2B, pero ofrece apenas una tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR) de apenas el 3% hasta 2030.

En cambio, el gasto empresarial en servicios tecnológicos más allá de esos servicios básicos (incluidos la nube y el centro de datos, la ciberseguridad, la IoT, el análisis, la IA, la cadena de blo ques y las API de red) puede multiplicar por cinco el gasto en comunicaciones tradicionales y su CAGR podría ser del 14% hasta 2030, hasta convertirse en un mercado con un valor de 2,91 billones de dólares.

Tim Hatt, director de investigación de GSMA Intelligence, sostiene que “las empresas de telecomunicaciones que buscan monetizar sus inversiones en 5G deben mirar más allá de los casos de uso centrados en el consumidor y en la conectividad. Es necesario ofrecer soluciones avanzadas, como segmentación de red y redes privadas, y desarrollar soluciones de extremo a extremo. Las empresas buscan cada vez más proveedores de servicios que integren una combinación de tecnologías adaptadas a sus entornos tecnológicos específicos y necesidades comerciales. Las empresas de telecomunicaciones tienen activos y capacidades que pueden aprovechar para participar en más de un tercio de este mercado de un billón de dólares”.

La receta es tan vieja como la economía: simplemente, escucha a la demanda y adáptate a ella.

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