Del día del transistor al día del móvil: los directivos de España tratan de explicar a sus ‘headquarters’ el apagón eléctrico

Los centros de decisión de las grandes corporaciones están reclamando a sus equipos directivos informes fiables sobre lo que ha sucedido un día después del incidente que dejó a nuestro país sin electricidad, pero ninguna de las versiones posibles, tanto el ciberataque como el fallo técnico, contribuye a transmitir la imagen de un entorno fiable para la inversión
María José Martínez
30 de abril de 2025 | Compartir: Compartir en twitter Compartir en LinkedIn
Del día del transistor al día del móvil: los directivos de España tratan de explicar a sus ‘headquarters’ el apagón eléctrico

El día después del apagón sufrido por la Península Ibérica no fue el de los transistores, sino el de los móviles y los correos electrónicos. Diversas fuentes en el ámbito de las corporaciones internacionales confirman a Atlas Tecnológico el interés de los grandes centros de decisión ubicados en Europa y Estados Unidos por conocer las causas reales del fenómeno. «Enviadnos un informe al respecto», fue una de las notas comunes en esas conversaciones. España se convirtió en un hervidero de conversaciones de directivos tratando de encontrar sentido a lo sucedido.

El problema, según algunos de los testimonios recogidos, es que ninguna de las respuestas posibles transmiten una imagen de país fiable en un aspecto tan crítico como el de la energía. «Si le decimos a los headquarters que ha sido un ciberataque, la imagen de España queda seriamente comprometida; si la versión es que se ha tratado de un fallo técnico, como todo parece indicar, casi resulta peor», afirma uno de los directivos consultados.

Nos encontramos en un punto de madurez crítico para muchos de los proyectos de inversión que ha venido atrayendo en los últimos años y, en todos los casos, la energía resulta un factor clave. Por supuesto, lo es en el caso de los centros de datos, con una inversión prevista de 34.100 millones de euros de AWS, Meta, Microsoft y Oracle, que han llegado a España interesados precisamente por su potencial en el campo de las renovables. También hay grandes actuaciones contempladas en los ámbitos del Perte del Vehículo Eléctrico y Conectado o en el de los combustibles renovables.

La economía española se encuentra inmersa en un proceso irreversible de electrificación, hacia el que avanza con decisión. Esta transformación, clave para cumplir los objetivos europeos de descarbonización y modernización productiva, se está topando con un sistema eléctrico cuya capacidad de adaptación avanza con menor celeridad que la que exige el nuevo modelo energético. El riesgo no es tanto un apagón físico, como uno estructural: la incapacidad del sistema para gestionar el volumen, la variabilidad y la descentralización de la energía renovable en una economía cada vez más dependiente de la electricidad.

El crecimiento sostenido del parque fotovoltaico, el incremento del consumo eléctrico residencial y la electrificación del transporte están tensando una red de distribución que aún presenta cuellos de botella, limitaciones tecnológicas y un déficit de inversión acumulado. Aunque más del 50 % de la generación eléctrica ya procede de fuentes limpias, las restricciones para evacuar esa energía, en momentos de baja demanda o por saturación de nodos, obligan en ocasiones a reducir la producción renovable. Es la paradoja de una transición energética que avanza más rápido en generación que en infraestructura. Sin una red que absorba, distribuya y almacene esa energía limpia, la transición energética corre el riesgo de estancarse.

La evolución técnica del sistema avanza, pero requiere un volumen de inversión aún lejos de materializarse plenamente. Red Eléctrica prevé más de 6.000 millones de euros en inversión en redes de transporte hasta 2030. El Plan de desarrollo de la red de transporte de energía eléctrica 2025-2030 (actualmente en fase de estudio) incluye proyectos estratégicos que buscan facilitar la transición energética y mejorar la infraestructura eléctrica.

El desafío de la distribución


El modelo se enfrenta además al desafío climático. Las olas de calor, el incremento de la demanda en climatización eléctrica y la imprevisibilidad de fenómenos extremos refuerzan la necesidad de una red resiliente. Pero adaptar el sistema exige no solo capital, sino también voluntad política y agilidad regulatoria. La transición energética requiere coordinación entre administraciones, empresas, ciudadanos y operadores. También, una estrategia clara para evitar la acumulación de proyectos no viables, infraestructuras sobredimensionadas o desequilibrios territoriales.

España ha demostrado liderazgo en renovables, pero la electrificación masiva exige una segunda fase del proceso: la del despliegue de infraestructuras, gestión inteligente de la demanda y capacidad de almacenamiento. No basta con generar energía: hay que gestionarla con precisión, estabilidad y visión estratégica. El apagón al que se enfrenta España no será de luz, sino de coordinación, inversión y anticipación. Si no se adapta la red, no se podrá aprovechar toda la energía renovable disponible. El verdadero reto de la electrificación no es solo producir más, sino distribuir mejor.

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