Cuatro conversaciones con el candidato Ezequiel Navarro y una conferencia
Repaso mis conversaciones con Ezequiel Navarro sobre los grandes temas de la tecnología, la industria, la conexión con el mundo del conocimiento, la competitividad, la aceleración necesaria; por desgracia, no puedo comparar sus ideas con las del otro candidato a presidir AMETIC, Francisco Hortigüela, porque ni lo he escuchado en ningún gran evento de industria 4.0 ni hemos tenido la oportunidad de conversar nunca
Encuentro entre Ezequiel Navarro y Eugenio Mallol en el MWC a mediados de 2021.
“Sin la mascarilla estás menos guapo”. Fue la tonta broma postpandémica que se me ocurrió soltarle en mi primer encuentro en persona con Ezequiel Navarro, candidato mañana a la presidencia de AMETIC. Era en el espacio 4YFN del Mobile World Congress y nos habíamos quitado la mascarilla para hacernos la foto.
Ezequiel acababa de tener un papel protagonista desde AMETIC en la coordinación de industrias, centros tecnológicos, universidades y Administración, para producir en tiempo récord respiradores con los que paliar la dramática estela de muertes del COVID-19. Fue una historia de éxito y de heroicidad memorable por parte de todos los que se implicaron. Así lo ha atestiguado la secretaria general de Innovación del Ministerio, Teresa Riesgo. “Lo pudimos hacer porque teníamos industria”, decía acertadamente el todavía presidente de Ametic, Pedro Mier, en el reciente Collaborate de Santander.
En la conversación con Ezequiel Navarro en un pasillo del MWC, y posteriormente durante la cena junto a Pablo Oliete en una preciosa plaza de Barcelona, surgieron los grandes temas: la tecnología, la industria productiva, las patentes, la conexión con esa universidad que tiene que aspirar a ser Stanford, la necesidad de reaccionar rápido y competir no sólo con ideas, sino también con velocidad. Su discurso es conectivo, elocuente, no exento de cierto atrevimiento y de sesgos, quién no, y documentado. Un directivo que extrae ideas de Science y Nature para innovar y es capaz de dedicar una tarde a una startup de deep tech en una universidad. No es muy habitual esto.
Unos meses después de nuestro encuentro en el MWC, en octubre de 2021, Ezequiel inauguró el formato de Hora Premium de Atlas Tecnológico con una sesión que moderé yo, en la que continuó por esa senda. La titulé: “Los Estados deben implicarse, todo necesitará microelectrónica”. En noviembre, se animó a documentar esas ideas en un informe sobre “Soberanía industrial y tecnológica” repleto de referencias a fuentes de prestigio, con especial atención por la microelectrónica. Las conclusiones de aquel trabajo siguen plenamente vigentes pese al paso ya de tres años. Vale la pena leerlo.
En enero de 2022, nos sentamos de nuevo a hablar. Esta vez a propósito del lanzamiento del Innova Instituto Ricardo Valle (IRV), del que Ezequiel era impulsor y primer presidente. ¿De dónde sacaba este hombre el tiempo? La idea de conectar al tejido industrial con la universidad y los centros tecnológicos para hacer realidad cualquier proyecto, por aventurado que fuera, estaba y sigue estando en el centro de esa iniciativa. Le hablé por entonces de Eduardo Castelló, investigador valenciano del MIT Media Lab que deseaba volver a España por razones personales. “Me interesa”, me contestó enseguida.
Y en junio de 2022, la apoteosis. Ezequiel Navarro vino a cerrar la primera edición del Collaborate, organizado por Atlas Tecnológico en Valladolid. Sobre el escenario, amigos como el recordado y llorado Mario Tascón conversando con futuristas como Francisco J. Jariego, Javier G. Recuenco y Sylvia Díaz-Montenegro. Una maravillosa locura. Comienza titubeante Ezequiel Navarro sobre el escenario con el típico repaso a su actividad, y de repente, el vendaval, una conferencia memorable, con un titular extraordinario: «Estamos fragmentados mortalmente en temas que necesitan economías de escala».
Hemos tenido desencuentros en todo este tiempo, claro. A Ezequiel no le gustó que titulara mi entrevista a Mario Nemirovsky en InnovaSpain así: «En España hay pocos talentos tecnológicos, pero todavía hay menos CEOs brillantes». Sigo pensando que Mario tenía razón cuando ponía de manifiesto la escasez de profesionales en España capaces de escalar buenas ideas y conectar con los grandes inversores, pero ese planteamiento es perfectamente compatible con la existencia de fabulosos CEO en empresas españolas que son campeones ocultos a nivel mundial, muchas de ellas presentes en la Fundación Cre100do, en la que Ezequiel está también muy implicado.
Nuestra cuarta conversación publicada se produjo en julio pasado, con motivo de su intervención en el Ciclo de Microelectrónica. Habíamos pactado que fuera una sesión dinámica, y que le interrumpiera con las preguntas de los asistentes conforme fueran apareciendo en Zoom. Realmente pudo exponer la presentación que había preparado durante apenas 20 minutos, cuando comenzaron a llegar las cuestiones ya no hubo opción. “Me tendréis que dejar otra Hora Premium para que lo cuente, con lo bien que me lo había preparado”, nos dijo.
Siento mucho no poder comparar todas estas ideas de Ezequiel Navarro con las del otro candidato a la presidencia de AMETIC, Francisco Hortigüela, porque sinceramente no las conozco, no sé qué piensa. No le he escuchado hablar en ningún evento relevante de industria 4.0 ni de tecnología, ni en los años que nos conocemos hemos mostrado interés el uno por el otro. No hemos conversado. Quizás tenga planteamientos fantásticos, pero no sé cuáles son, esa es la realidad.