Claves 2024: el futuro de la identidad digital, según Arabia Saudí

¿Cuál ha sido la aplicación más descargada del Reino de Arabia Saudí en 2022, con 16,3 millones de descargas, más de 320 millones de solicitudes de verificación y más de 460 plataformas y aplicaciones integradas? Se llama Nafath, que significa acceso en árabe y quiere marcar un hito en el concepto de identidad digital. 

“Se tarda de media 20 segundos en completar una solicitud y un minuto para activar la app” apunta Hotham Altwaijry, adjunto al director del área Advanced Recognition Technologies and Digital Identity (iDART) de la Saudi Data and Artificial Intelligence Authority (SDAIA).

“El concepto de identidad digital se ha convertido en crecientemente importante”, afirma, “sirve como una puerta de entrada para que las personas puedan acceder a un amplio rango de servicios, desde los beneficios gubernamentales a las ofertas del sector privado”.

La aplicación pretende “revolucionar el ciclo de vida de la identidad digital”, aunque por su origen se da por hecho un nivel de tutela estatal significativo, desde la emisión (provisión de identidades digitales y emisión de credenciales para establecer la identidad del usuario) hasta la autenticación (verificando la identidad antes de garantizar el acceso a fuentes de servicios específicas), la autorización (garantizando permisos, derechos de acceso y consentimiento para acciones, recursos o información específicas) y la gestión (administrar y mantener las identidades digitales a lo largo de su ciclo de vida). 

“El objetivo es que el dato esté cada vez más cerca del usuario”, subraya el responsable de SDAIA, “queremos convertir tu móvil en tu tarjeta de identificación de bolsillo”. 

En la fase de emisión, por ejemplo, “permite a las personas activar sus identidades digitales remotamente, mediante tecnologías biométricas avanzadas”. A continuación, hace el “matching con los archivos guardados en las bases de datos nacionales. El proceso es fiable y elimina la necesidad de los individuos de visitar físicamente las oficinas del gobierno”.

La aplicación usa cinco factores clave para la autenticación de la identidad: el código PIN, que es “algo que el usuario conoce”; la autenticación local y vía número solicitado, que es “algo que tú tienes”; autenticación central vía reconocimiento facial y huellas dactilares, que es “algo que tú eres”. 

Protección dinámica

Según expone Hotham Altwaijry, “esos factores son proporcionados dinámicamente, están basados en el tipo de servicio y se integran dentro de los tres niveles de autenticación, asegurando un proceso robusto y seguro”.

Para permitir a las identidades clasificar sus servicios se ha desarrollado una metodología que determina el nivel apropiado de autenticación para cada servicio. “La app se convierte en un punto central para aceptar solicitudes o requerimientos procedentes de aplicaciones o plataformas de entidades gubernamentales o privadas”, explica. 

El objetivo de SDAIA es convertir el teléfono móvil en “un instrumento de verificación biométrica que permita a los individuos probar su identidad de forma digital”. Además, la aplicación “incluye una propiedad única que permite completar el proceso de verificación de identidad en una localización específica, lo que contribuye a facilitar los procedimientos de registro en eventos y diferentes instalaciones”, añade Hotham Altwaijry. 

La expansión de las aplicaciones de identidad digital contribuye a ampliar las capacidades de la aplicación que podría incorporar nuevos casos “para autenticar identidades individuales en ubicaciones físicas, lo que simplifica el proceso de registro en eventos e infraestructuras”. En ese sentido, apunta, “se ha instalado en uno de los puertos secos de Arabia Saudí para facilitar el paso fronterizo”.  

“Confirma un envío postal, emite una tarjeta SIM móvil, mira los resultados académicos, compra una entrada, abre una cuenta bancaria, cierra una cita médica, renueva el pasaporte, emite un visado de viaje”. Nafath posibilita ya “abrir una cuenta en el Arab Bank desde casa, sin ir al banco”, se trata, concluye, de una “protección dinámica en función de cómo gestiona el usuario la aplicación”.