Bruno Cendón en la Hora Premium: “El metaverso es un maratón, hay que reinventar el ratón y liberar espectro para el Wi-Fi”

Las grandes corporaciones tecnológicas marcan el avance del sector, Bruno Cendón, senior director de Wireless Technologies en los Realy Labs de Meta, repasa los desafíos que plantea la computación inmersiva, desde los vatios que soporta nuestra cara a la cadena de commoditización para asegurarse el suministro de componentes
31 de mayo de 2023 | Compartir: Compartir en twitter Compartir en LinkedIn
Bruno Cendón en la Hora Premium: “El metaverso es un maratón, hay que reinventar el ratón y liberar espectro para el Wi-Fi”

La cuarta revolución tecnológica de la computación ha comenzado y trata de la computación inmersiva, «en ese consiste el metaverso, no de entes filosóficos, ni de novelas futuristas», afirma en la Hora Premium Bruno Cendón, senior director de Wireless Technologies en los Meta Reality Labs en Meta y colaborador en Atlas Tecnológico. La diferencia es que ahora «nos podemos meter dentro de la computación inmersiva, cambiamos desde el punto de vista de la manera en que interactuamos y la sentimos, pasamos de una pantalla 2D que estaba en el monitor y en nuestro bolsillo, a algo que nos ponemos, que es wearable. Esta revolución permite ir más allá en la manera en que nos conectamos, conforme las revoluciones tecnológicas han avanzado hemos ido viendo que ya no se trata sólo de computación».

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«Hay que entender los tiempos de desarrollo tecnológico», añade, para no sentirse decepcionado por el avance del metaverso. «Hacer una plataforma inmersiva requiere que las experiencias se parezcan cada vez más a la vida real» y eso se puede producir de dos formas: la realidad virtual y la aumentada o mixta, aunque «a largo plazo utilizaremos una tecnología u otra sin darnos cuenta, cuando necesitemos ver lo que nos rodea lo veremos y podremos escanear nuestro entorno y reproducirlo en una realidad virtual, las barreras van a ser cada vez más difusas». Pero «hacer todo esto es algo complejo, no sé qué pensaba la gente cuando creían que íbamos a vivir en un mundo virtual en 12 meses».

Para lograr la experiencia inmersiva necesitas hacer un dispositivo que sea capaz «de entender tu entorno, tu expresividad y tus movimientos y de hacer una generación en 3D en tiempo real de todo eso, y que además sea lo suficientemente rápido para que no te marees mientras lo está generando». A todo eso hay que sumar que «la tarjeta gráfica de un PC de videojuegos puede estar consumiendo fácilmente 300 vatios, o incluso 800 vatios, pero en la cara, que es donde pones las gafas de realidad virtual no intentes llevar más de 6-8 vatios de potencia. Tenemos una serie de limitaciones muy importantes».

Además, la computación inmersiva usa procesadores similares a los de los móviles de alta gama, «la diferencia es que unas gafas de realidad virtual no sólo tienen unos displays como un móvil, sino también las cámaras que reproducen el entorno, incluidos tu cara y tus movimientos, y deben estar generando continuamente un entorno en 3D tras haber interpretado todos los sensores que tienes», explica Bruno Cendón. «La cantidad de computación que eso requiere si además quieres hacer gráficos bonitos, experiencias increíbles, es difícil. Esto no es una carrera de 100 metros, es una maratón«.

Vamos a ver «generaciones» de dispositivos, señala. «Si yo hago una conexión en realidad virtual desde EEUU, hay un tiempo de 300-400 milisegundos hasta Europa, eso es mareo asegurado en 15-20 minutos, tiene que haber una densificación, tener el centro de computación a no más de 100-200 kilómetros, una capacidad de conexión Wi-Fi sin interferencia ni latencia, con lo que los estándares tienen que evolucionar, la serie de retos que hay requerirá varias generaciones».

Hay que crear una «cadena de commoditización para este tipo de dispositivos», indica el directivo de Meta. El desarrollo de la cadena de los móviles de pantallas, procesadores, baterías, «ha acelerado la realidad virtual porque pueden ser reutilizadas, el problema está en que no existe para la óptica, para las mecánicas, cubre alrededor del 60% de los requerimientos, no todo».

A eso se suma el desarrollo del software, el entorno de interacción actual es 2D con pantalla táctil o controlador, «en el momento en que nos vamos a una interacción en el metaverso, los controladores son distintos para replicar tus manos o se puede hacer con detección de manos. Cuando toco una pantalla la siento, pero en el metaverso es más complicado, porque lo que yo toco no existe. Hay que ser prácticos, se está empezando a hablar de medidores en la muñeca que interpreten los movimientos de la mano, digamos que hay que reinventar el ratón, y crear un sistema nueva de interacción es caro porque debes tener un reconocimiento muy preciso, una latencia mínima y hacer un desarrollo nuevo, lo que hemos hecho para 2D no suele funcionar».

«¿Hemos entrado en un invierno del metaverso? Toda tecnología tiene su invierno», dice Bruno Cendón. Se habla de que el blockchain está muerto, pero a mí me parece una idea muy atractiva para tener contratos distribuidos y mecanismos que te permitan tokenizar y distribuir en una red blockchain, con cierto soporte de infraestructura, no apoyado en granjas de computación que no se sabe donde están. Sobre todo, uno de los temas importantes en la evolución del metaverso es el de la identidad y propiedad, tener una cartera única con identidades, objetos y posesiones, que puedas llevar de un metaverso a otro».

En cuanto a la inteligencia artificial, «ha hecho falta un LLM (large lenguage model) al que la gente pueda hacer preguntas de cualquier tipo, o tener un generative AI de imágenes para que empiece esta revolución, pero en realidad lo que ha pasado es que la gente se siente identificada con ello más porque tener algo que te responde de una manera locuaz o genera imágenes es impresionante, de repente hemos hecho ese cambio mental, ¿la IA se ha vuelto inteligente y autónoma? No, ha estado siempre ahí. Si el metaverso van a ser mundos, entornos, objetos en los que vamos a tener una inmersión total, a poder conectar, o con los que vamos a poder interactuar, el tener ese tipo de interfaces de IA con una interacción más humana, lo va a hacer más sencillo». Si Apple presenta su dispositivo como parece que va a suceder «estoy seguro de que habrá otro momento dulce del metaverso o como lo quieran llamar, porque estoy seguro de que lo harán de otra manera, yo lo llamo computación inmersiva».

En cuanto a conectividad, Bruno Cendón cree que «ahora mismo no haya una necesidad de inversión en infraestructura específica, la evolución propia de las tecnologías y las infraestructuras va a traer esa capacidad, el metaverso va a crecer con el resto de las aplicaciones». Lo que sí hay que hacer es «evolucionar los estándares para hacerlos más adecuados», y eso incluye en el caso del Wi-Fi «pasar de un protocolo más de uso oportunista del espectro, donde uno envía y si hay interferencias espera y vuelve a enviar, porque eso genera una latencia grande» para el tiempo real en el que no puedes beneficiarte del buffer.

Eso es especialmente significativo en el caso del Wi-Fi 7 que viene ahora y está empezando a traer ese tipo de capacidades, «las discusiones iniciales en Wi-Fi 8 están yendo por ahí». La Administración debe comprender, en su opinión, que «el Wi-Fi no ha tenido espectro nuevo en 20 años y todas las empresas del ecosistema, GoogleAppleAmazonMicrosoft, vamos de la mano en este tema pidiendo más frecuencias sin licencia en la famosa de 6Ghz que empieza a funcionar con el Wi-Fi 6Ex y con el Wi-Fi 7. Hay una falta de política global en esta frecuenciaEEUU ha abierto 1,2 Ghz de espectro en varias potencias y va a tener un impacto tecnológico increíble; y Europa sólo va con 500 Mhz. Se habla de que las telcos quieren la parte alta de 6,5 Ghz para telefonía 5G cuando así ninguna señal pasa ni una pared. Apoyaré que se liberen frecuencias que creen una capacidad mayor, inferiores, que den entrada a edificios y esa cobertura indoor. Ahí está la gran cuestión. Cualquier experiencia conectada y el llevar la fibra al Wi-Fi en todas las casas va a requerir este tipo de frecuencias».

Sobre los wearables, invita a pensar en el «real estate de nuestro cuerpo, uno puede convertirse en un robot cubierto de dispositivos, pero si uno lo piensa bien las muñecas son un sitio atractivo y las caras con smart glasses que además sean bonitas». Otras áreas del cuerpo «dependerá de la fricción y de lo fácil que sea utilizarlo, pero aún estamos lejos del Ready Player One. Todo lo que no sea actuar como lo hacemos ahora mismo hace que sea un Oh my, and then goodbye, la retención es el gran problema, por mucho que te sorprenda».

“En cuanto a desarrollo de nuevos dispositivos tenemos tres familias de productos, el teléfono de videollamada portal, un dispositivo de videoconferencia con inteligencia artificial, también el dispositivo de realidad virtual Oculus Quest, y por último, el partnership con Ray-Ban para constituir unas gafas con altavoces, cámara y micrófono desde las que escuchar música y recibir llamadas”, explica.

El desarrollo del propio dispositivo móvil va a abrir la puerta a un hub de conexiones. “Este suceso construye una pasarela de computación y conexiones, sin embargo, se plantea una cuestión entorno a si el smartphone será la plataforma reina siempre o evolucionará, por ejemplo, las gafas de realidad virtual podrían ocupar su lugar”, confiesa.

Por otra parte, la implementación y adopción del 5G han sido consideradas como una de las principales tendencias tecnológicas en Silicon Valley. La quinta generación de tecnología de redes móviles promete velocidades de conexión mucho más rápidas, menor latencia y una capacidad de conectar una mayor cantidad de dispositivos simultáneamente. “El despliegue exitoso del 5G abrirá las puertas a pensar en que podemos olvidarnos del 4G. Esta capacidad no solo se define por su acceso, sino que su core, red e infraestructura, va a permitir consolidarla como una única tecnología donde se agrupe toda la infraestructura”.

Entre los avances que contemplan las corporaciones tecnológicas se encuentran la interacción con reconocimiento de manos o el polémico clic con el cerebro. “Hay prototipos para ello, aunque la única manera por el momento precisaría una intervención del propio cráneo. No somos opacos, por lo que nosotros, como humanos, dejamos pasar la luz. El objetivo sería disponer de un reflejo de luz que pudiera ser entendido con inteligencia artificial para detectar los cambios en el cerebro. Sin embargo, todo ello encarna un debate filosófico”, y añade “el Metaverso no solo va de definir mundos con muñecos virtuales, sino de resolver los problemas tecnológicos de muchas áreas”.

En materia automovilística, “los coches conectados tienen participación en tecnologías inalámbricas, peleando por tener canales de espectro no licenciado para uso exclusivo de coches. Además, a parte del 5G hay un esfuerzo importante en la comunicación de vehículo a vehículo a través de la propia conexión Wi-Fi”, concluye Bruno Cendón.

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