Biología y robots retan a la química en el ‘nuevo’ campo
El cambio de paradigma puede resumirse en una idea: pasaremos de pensar en clave de trabajadores del sector agroalimentario a hacerlo en la de operadores profesionales de equipos agrícolas de alta tecnología, un desafío que implica mejorar la recolección de datos y que traerá la personalización del suelo
La robótica es la próxima gran revolución en la agricultura. Con la escasez de mano de obra y los desafíos de la cadena de suministro camino de convertirse en un problema crónico, el impulso hacia la automatización de muchos de los procesos manuales en la producción de alimentos es primordial”, afirma Dan McCann, CEO de Precision.ai a World AgriTech, que ha consultado a directivos de distintos ámbitos sobre el futuro de la innovación en el sector primario.
La clave es encontrar vías que permitan que la tecnología escale en un mercado con tantos obstáculos como el agrícola. Los robots autónomos que pueden ejecutarse a escala de campo requieren mucho capital y un largo ciclo de aprendizaje para generar resultados agrícolas de manera repetible y confiable. Pero la agricultura es una de las pocas industrias en el mundo donde el valor de por vida del cliente es intergeneracional, por lo que la recompensa a la inversión puede ser proporcionalmente alta.
Robots de ayuda a la cosecha como los de Burro y Future Acres entusiasman a Vonnie Estes, vicepresidenta de tecnología de la IFPA (Asociación Internacional de Productos Frescos). Pueden transportar uvas recolectadas por las filas de recolectores, y liberar a los trabajadores para que realicen tareas más cualificadas. “¡Estoy entusiasmado con la rapidez con la que la robótica se acelera en la agricultura! Hace 10 años, cuando inicié Blue River Technology, éramos prácticamente la única empresa que trabajaba en robótica”, dice Jorge Heraud, de John Deere.
GPU e inteligencia artificial (IA) se encuentran en miles de máquinas agrícolas, desde pulverizadores hasta cosechadoras. El inconveniente sigue siendo el tiempo para escalar los proyectos. “Varias empresas de robótica agrícola se han quedado sin tiempo ni dinero antes de poder llegar al mercado. Necesitamos ayudarles a buscar una financiación temprana alternativa”, dice Vonnie Estes.
Precisamente uno de los asuntos que marcarán la transformación del sector tiene que ver con el impacto de la tecnología en el trabajo agrícola. “Si usted es un agricultor que continúa operando equipos de una manera tradicional impulsada por humanos, pagará cada vez más por operadores cualificados”, advierte Rob Saik, CEO de Agvisorpro. En su opinión, el concepto de “trabajo agrícola” evolucionará hacia el de “carrera agrícola”, y pasaremos de decir “soy un peón agrícola” a “soy un tecnólogo agrícola” o un “operador profesional de equipos agrícolas”.
Para Britaldo Hernández, director general de Solinftec, una de las grandes aportaciones de la automatización será la de reducir drásticamente el uso de químicos en la granja, con una aplicación más precisa y soluciones que los eliminan incluso por completo. Desde el lado del capital riesgo, Seana Day, de Better Food Ventures, destaca que contribuirá a la resolución de los flujos de trabajo menos complejos por parte de la robótica, como la pulverización automatizada y la fumigación de precisión con vehículos autónomos (UAV).
Datos interoperables
Se ha abierto una nueva carrera en agricultura: los integradores de tecnología agrícola serán determinantes para aprovechar los datos de los sensores provenientes de dispositivos IoT conectados a plataformas que serán procesados por algoritmos que, en última instancia, deben conectarse a los robots o máquinas para realizar el trabajo.
La forma en que se mueve la información presenta aún tantas ineficiencias que, una vez resueltas, podremos crear mayores márgenes para la cadena de valor. Muchas soluciones ya existen: hay sistemas de administración de fincas, sistemas de contabilidad y comerciales y sistemas de punto de venta. El problema es la conectividad y la interoperabilidad, según advierte Jake Joraanstad, cofundador y CEO de Bushel, en World AgriTech.
Las explotaciones usan a menudo sistemas heredados o encerrados en silos, completamente separados de los sistemas que utilizan para el resto de su negocio. Joraanstad llama Infraestructura Agrícola Digital a aquella que elimina las duplicidades que provocan las soluciones de un solo uso y crean modelos para que la información se comparta fácilmente entre las partes.
Si algo tiene el momento actual es que el origen de los datos se ha amplia[1]do de forma exponencial. Airbus proporcionará a Intelinair imágenes satelitales de alta resolución (de 50 cm y 1,5 m) a la plataforma AGMRI de análisis de cultivos impulsada por IA para que los agricultores y minoristas agrícolas puedan tomar decisiones basadas en datos y gestionar sus operaciones de manera proactiva.
Biotecnología
En clave de lucha contra el cambio climático, según Nicky Deasy, de The Yield Lab Europe, el campo necesita mejores sistemas para medir de manera precisa, rápida y automática las emisiones de carbono y la captación de CO2 en todo el mundo, y a muy bajo coste. “No podemos gestionar lo que no medimos”, dice, “los sistemas actuales son lentos y laboriosos, o no son lo suficientemente fiables y precisos”.
Además de la digitalización, la biotecnología también está abriendo nuevas posibilidades al sector hasta ahora impensables. Los inversores están comenzando a ver que hay un valor financiero, nutricional y de salud en los cultivos especiales, según Vonnie Estes, pero las demandas de los consumidores de productos frescos durante todo el año plantean desafíos en áreas que incluyen el almacenamiento, la mano de obra y la sensibilidad a las condiciones climáticas extremas que se están produciendo.
La próxima generación de semillas no está en los mercados de materias primas, sino en nichos de mercado de alto valor añadido, según los expertos, que hablan de personalización del suelo como otro impulsor de las semillas de próxima generación.
Los nutrientes tendrán que reparar los daños de reproducción causados en el pasado en el terreno, incrementando el contenido en vitaminas, los agentes antioxidantes y los agentes amargos.
Algunas innovaciones destacadas tienen que ver con los nuevos métodos de reproducción, como la edición de genes. Reino Unido ha suavizado las barreras en este ámbito, sin dar pista libre a los transgénicos, a raíz de su salida de la Unión Europea.
Stéphane Roussel, socio de riesgo del European Circular Bioeconomy Fund (ECBF), advierte, no obstante, de que persisten muchas incertidumbres desde el punto de vista regulatorio y de aceptación del consumidor.
Nuevos fertilizantes
A seguir la actividad de los emprendedores que están empezando a hacer con la biología lo que hacemos hoy con la química, desde los principios activos hasta la producción. Micropep Technologies desarrolla pequeños péptidos en productos que pueden regular los rasgos de las plantas y permitirán rociar biología de la manera en que se rocía química hoy. Aprovechar todo el poder de la biología será una misión crítica para el futuro de la protección de cultivos, según Sara Olson, directora de FMC Ventures.
Las mayores oportunidades de inversión que se abren en la actualidad en el ámbito de la nutrición de cultivos e insumos sostenibles que favorezcan la agricultura sostenible se encuentran en las áreas de biofertilizantes y bioestimulantes, así como en la eficiencia del uso de nutrientes (NUE), especialmente para la fijación de nitrógeno, ya que la regulación en la UE tiene como objetivo reducir el consumo de fertilizantes en un 20% en 2030.
Desintermediación
El potencial de la edición genética y las técnicas aceleradas de reproducción que se avecinan no encajan con el modelo actual de ecosistema empresarial agroalimentario. Los expertos advierten de que requerirán un desarrollo de cadenas de suministro de circuito cerrado e integración más vertical. También influirá en el cambio de paradigma la creciente preferencia de los consumidores por los productos frescos, limpios y de alta calidad. Directivos de fondos, como Nolan Paul, socio de Yamaha Motor Ventures, auguran una mayor actividad de inversión en soluciones que eliminan los intermediarios e integran las cadenas de valor más fragmentadas. La agricultura de interior es claramente el ejemplo más destacado de desintermediación dentro de los cultivos especiales y su auge en países con dificultad de acceso a suelo cultivable, incluidos los desarrollados invita a pensar que su incidencia no será pasajera.
Un volumen significativo de inversión está fluyendo también hacia soluciones que crean valor al integrar los silos de la cadena de suministro de cultivos de especialidad y conectan la granja con la tienda y el consumidor. Estas tecnologías están impulsando mejores prácticas de cultivo y decisiones de gestión de inventario e incentivando a las partes interesadas en priori[1]zar la calidad del producto, su consistencia y su sostenibilidad”.
Matías Viel, CEO de Beeflow, cree que “existe la necesidad de comprender mejor la contribución de los servicios ecosistémicos. Se ha gastado una gran cantidad de energía en investigación e innovación con respecto al riego, la fertilización, la genética de semillas y plantas, pero los servicios de los ecosistemas, como la polinización o el control de plagas, se han pasado por alto”.
En su opinión, hay mucho conocimiento en el mundo académico sobre la biología de las abejas, su comportamiento y la ecología de la polinización, pero no se aplica hoy en día en la agricultura.
Beeflow ha construido un puente entre la academia y la industria al asociarse con científicos para desarrollar soluciones y su plataforma mejora el rendimiento de las abejas mientras polinizan los cultivos: las pruebas con almendras, arándanos, frambuesas y kiwis han mos[1]trado un aumento de entre el 20% y el 60% en el rendimiento y un ROI que varía entre cultivos del 320% al 750%.
En cuanto al transporte y las soluciones de logística específicas para la agricultura están comenzando a ganar terreno y están atrayendo el interés de los inversores después de las interrupciones de la cadena de suministro vividas en 2020 y 2021.
Sigue siendo un problema difícil de resolver, dada la fragmentación de la industria del transporte por carretera, pero su gran ventaja es que brindan trazabilidad integrada desde la puerta de la granja hasta la industria transformadora, según destaca Seana Day, socia de Better Food Ventures.
Fondos como Generation Investment hablan de ‘Sistema positivo’ a escala para referirse al impacto de las innovaciones agroalimentarias positivas para el clima que están consiguiendo eliminar el riesgo de la tecnología y están compitiendo con las alternativas establecidas en cuanto a costes con una mejor propuesta de valor general.
La clave es que la empresa agroalimentaria sea capaz de producir beneficios para múltiples partes interesadas, ya sean productores, consumidores, las propias empresas o el cambio climático y el medio ambiente. Todo ello tendrá implicaciones en el desarrollo de soluciones tecnológicas y en la gestión del talento en el sector agroalimentario, que deberá adaptarse al cambio de paradigma.
Proteínas vegetales
Los líderes de la industria alimentaria pronostican un crecimiento sin precedentes durante los próximos 10 años para la carne y los productos lácteos de origen vegetal a nivel mundial. Se pronostica que la demanda de los consumidores de alternativas en el ámbito de las proteínas se disparará, creando importantes oportunidades de crecimiento.
Están llegando al mercado muchas proteínas nuevas y excelentes, la mayoría con sólidas métricas de sostenibilidad. Es el caso de las que proceden de semillas oleaginosas y legumbres de soya, canola, guisantes y habas, como las que promueve el fabricante BUNGE. O, en el caso de PURIS, los guisantes y su proteína, con grandes beneficios en las rotaciones de cultivos: agregan nitrógeno al suelo, mejoran la textura del suelo, aportan diversidad y mantienen el suelo cubierto con más frecuencia.