Cinco claves para entender la Data Act y su impacto en la industria

La Data Act, que entra en funcionamiento este viernes transforma los datos en un activo estratégico, impulsa la competencia y redefine la relación entre empresas, consumidores y administraciones en la industria europea
María José Martínez
10 de septiembre de 2025 | Compartir: Compartir en twitter Compartir en LinkedIn
Cinco claves para entender la Data Act y su impacto en la industria
Imagen: Freepik

En estos días de convulsión geopolítica, la Unión Europea continúa consolidando su estrategia digital. Tras el RGPD, que convirtió la protección de los datos personales en un derecho fundamental, llega ahora el turno del dato como activo económico. El nuevo Reglamento europeo de datos, más conocido como Data Act, empezará a aplicarse el viernes 12 de septiembre de 2025 y promete transformar la relación de empresas, consumidores y administraciones con la información que generan los productos conectados. Europa busca pasar de un paradigma centrado en la privacidad a otro en el que los datos se reconocen también como bien económico y estratégico, capaz de generar innovación, competitividad y soberanía digital.

Recogemos cinco claves para entender esta regulación y su impacto en el sector industrial.

1. El derecho de acceso

El principio fundacional de la Data Act es sencillo y disruptivo: el usuario de un dispositivo, sea particular o empresa, tiene derecho a acceder a los datos que este genera. Hasta ahora, los fabricantes de maquinaria, automóviles o electrodomésticos conectados ejercían un control casi exclusivo sobre esa información y la utilizaban como ventaja competitiva.

Con la nueva norma, ese monopolio se rompe. En la industria, por ejemplo, una fábrica podrá exigir los datos en bruto de una máquina de inyección para integrarlos en su propio sistema de gestión. La consecuencia inmediata será la creación de un ecosistema de servicios posventa, mantenimiento predictivo y personalización hasta ahora impensable, con más competencia y más opciones para el cliente final.

2. Nuevos actores y mayor competencia

El acceso a los datos abre la puerta a un mercado de servicios digitales sobre capas de información previamente cautiva. Startups, pymes tecnológicas y consultoras podrán ofrecer análisis, optimización energética, gemelos digitales o plataformas de monitorización, sin necesidad de depender del fabricante original.

Para los proveedores tradicionales esto supone un reto importante, pues deberán competir no solo en la calidad de sus productos, sino en la inteligencia y el valor añadido que sean capaces de construir alrededor de los datos.

3. Interoperabilidad y portabilidad

El Data Act también afecta de lleno a los proveedores de servicios en la nube. La norma obliga a facilitar el cambio de proveedor (cloud switching) y la portabilidad de los datos en condiciones transparentes, sin barreras técnicas ni costes abusivos.

Para las empresas industriales, esto se traduce en independencia tecnológica: podrán mover sus datos de AWS a Azure, o de Siemens MindSphere a otro proveedor, sin quedar cautivas de un único ecosistema. La interoperabilidad deja de ser un ideal para convertirse en un derecho.


4. Un delicado equilibrio

La apertura de datos no significa carta blanca. La norma introduce salvaguardas para proteger secretos comerciales, propiedad intelectual y ciberseguridad. Aquí reside uno de los puntos más complejos: definir qué datos son operativos del producto y cuáles forman parte del know-how del fabricante.

Será un campo de batalla técnico y legal, donde se exigirán mecanismos de gobernanza de datos sofisticados y protocolos de seguridad robustos.

Además, la Data Act prevé que, en situaciones de emergencia (como crisis energéticas o catástrofes naturales), las empresas puedan estar obligadas a compartir determinados datos con las autoridades públicas. Otro frente de debate para un sector industrial preocupado por la confidencialidad.

5. De la obligación al modelo de negocio

La gran paradoja de la Data Act es que aquello que muchos perciben como una imposición regulatoria puede convertirse en un motor de innovación empresarial. Las compañías que se adelanten podrán diseñar APIs de datos prémium, servicios de análisis avanzados o certificaciones de calidad, y transformar la obligación en una ventaja competitiva.

Para las pymes, startups y proyectos de intraemprendimiento acceder a datos hasta ahora cerrados les permitirá crear soluciones disruptivas en logística, movilidad, eficiencia energética o telemedicina.

La Data Act forma parte de un ecosistema normativo más amplio (que incluye la Open Data Directive, la Data Governance Act, la Digital Markets Act, la Digital Services Act y la AI Act) con el que la UE busca afianzar su soberanía digital. Para el sector industrial, supone un desafío de primer orden en materia de diseño de producto, arquitectura de sistemas y estrategia comercial.

La pregunta para directivos y emprendedores no es si la Data Act afectará a su negocio, sino cómo y cuándo serán capaces de rentabilizar la transformación que impone. En una economía donde el valor ya no residirá solo en el producto, sino en la inteligencia extraíble de su funcionamiento, quedarse al margen equivale a renunciar a la competitividad.

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