Plazas, calles, bancos del parque… o una sala de la Biblioteca Nacional

Mario Tascón fue mucho más que un innovador: fue un referente ético, generoso y comprometido con el bien común, cuyo legado merece ser recordado en cada rincón donde el conocimiento y la innovación se encuentren
Pablo Oliete
31 de julio de 2025 | Compartir: Compartir en twitter Compartir en LinkedIn
Plazas, calles, bancos del parque… o una sala de la Biblioteca Nacional

Quizás mi pasión por Mario Tascón y el agradecimiento por haberle conocido (sumado a mi condición de valenciano apasionado) puedan hacer pensar al lector que exagero. Pero si tuviera la competencia para hacerlo, propondría sin dudar que plazas o calles donde se ubiquen bibliotecas o centros de innovación en España llevaran su nombre. Porque Mario no fue solo un innovador brillante, fue un referente ético, generoso y profundamente comprometido con el bien común.

Recientemente, el Ayuntamiento de Ponferrada, su ciudad natal, ha anunciado que el nuevo centro de innovación y emprendimiento C2IET, ubicado en la calle Ancha y financiado con más de tres millones de euros de fondos de Transición Justa, se llamará Centro de Innovación Mario Tascón. El alcalde Marco Morala, comunicó personalmente la decisión a su familia, representada por Amalita Ruiz y Javier Tascón. La noticia, recibida con emoción y orgullo, es un merecido homenaje a quien tanto aportó a Ponferrada, al Bierzo y a toda España. En palabras del alcalde, Mario “ha sido el innovador por excelencia”, y vincular su nombre al centro “es motivo de orgullo”.

Yo también he querido rendirle homenaje. En septiembre de 2023, poco después de su repentino fallecimiento en Buenos Aires, publiqué un artículo en el que contaba cómo conocí a Mario en Ponferrada. Fue un encuentro que marcó mi trayectoria profesional y personal. Desde el primer momento me impresionó su capacidad para escuchar, su mirada siempre orientada al futuro y su voluntad de conectar personas y proyectos para transformar realidades.

Un año más tarde, el 26 de septiembre de 2024, justo coincidiendo con el primer aniversario de su fallecimiento, inauguramos en Atlas Tecnológico nuestra Sala de Formación Mario Tascón. La jornada fue especialmente significativa gracias a una conferencia magistral de María Moya, cómplice de Mario y colaboradora clave en Prodigioso Volcán, quien participó en nuestro espacio ‘La Hora Premium’.

Aquel día no solo pusimos su nombre en una puerta: pusimos su espíritu en el corazón de nuestra compañía. La sala está concebida como un lugar de reflexión, aprendizaje y conexión entre profesionales y pensadores del ámbito tecnológico, empresarial y social, fiel al estilo que tanto defendió Mario: riguroso, innovador y siempre al servicio del bien común. Para nosotros, que trabajamos por una innovación con propósito, Mario Tascón es más que una referencia: es una brújula y una inspiración permanente.

Mario era generoso con mayúsculas. Le vi rendir homenaje a grandes amigos suyos, como el escritor gallego Domingo Villar. Me inspiró personalmente cuando dirigía la Fundación Isaac Peral, cuando me impulsó a crear un cómic para divulgar el genio innovador del cartagenero. También gestionó, en apenas unos días, que tuviéramos en nuestro Collaborate de Pamplona un retrato de Manuel Torres, fundador del Grupo Industrial M. Torres, para rendirle homenaje junto a su hija Yolanda Torres, el ex rector de la Universidad de Navarra, Alfonso Sánchez-Tabernero y Mikel Irujo, consejero de Industria del Gobierno de Navarra. Por cierto, ese retrato nunca me lo quiso cobrar.

Hoy, en Atlas Tecnológico, nuestras tres salas de trabajo llevan los nombres de Peral, Torres y Tascón. No es casualidad. Son referentes, cada uno a su manera, de cómo la innovación y la humanidad pueden caminar de la mano.

Mario creía que los proyectos empresariales debían medirse por su impacto en la sociedad, no solo por la rentabilidad en la cuenta de resultados. Hacía las cosas porque había que hacerlas, sin esperar beneficios personales. Por eso no me sorprende que Prodigioso Volcán, la agencia que fundó y lideró hasta su fallecimiento, sea una de las primeras empresas B Corp certificadas en España.

La iniciativa de instalar un banco en su memoria en El Retiro, apoyada por el alcalde Martínez-Almeida, es valiosa. Pero sinceramente, España le debe un homenaje de mayor calado. Me atrevo a proponer algo que me parece profundamente justo: que alguna sala de la Biblioteca Nacional de España lleve el nombre de Mario Tascón. Probablemente, fue uno de los españoles que más veces la visitó para investigar. Dedicarle un espacio en su honor sería reconocer su legado intelectual, su compromiso con el conocimiento y su inquebrantable fe en el poder de las ideas. Además, contribuiría a posicionar a la institución en ese punto de confluencia del mundo digital y la Cultura en mayúsculas, escrita y visual, en sentido amplio y enraizada en nuestra historia, local y global al mismo tiempo, que tanto defendió Mario.

Porque sí: Mario Tascón merece una plaza en cada pueblo de España… o algo aún más grande.

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