Cuando todo es mentira, anticipar tendencias es una actividad de riesgo

La apuesta por las smart cities se convirtió durante años en una de las fórmulas con las que empresas tecnológicas embarcaron a gestores públicos en proyectos sin ninguna viabilidad, como el tiempo demostró después, es la hora de reabrir ese debate desde una posición realista y aprovechando la oportunidad que ofrecen los nuevos desarrollos de la era inteligente
Pablo Oliete
3 de mayo de 2025 | Compartir: Compartir en twitter Compartir en LinkedIn
Cuando todo es mentira, anticipar tendencias es una actividad de riesgo

Una de las habilidades que adquirías y desarrollabas en la banca comercial tradicional era detectar mentiras de tus clientes.

La necesidad nos hace a las personas mentir sin ningún tipo de contención.

Entiendo que hay culturas donde la mentira está todavía más aceptada que en la nuestra, pero los españoles somos bastante permisivos con la mentira.

Reconozco que me sigue costando discernir entre lo que es o no es mentira. Es un tema que me sigue ocupando y que no deja de sorprenderme. Cada persona tiene una percepción distinta sobre lo que es mentir o no. Para algunas personas algo puede ser una leve exageración, lo que para otras es una mentira. Hay quien habla de ensoñación, lo que para otros es un claro golpe de estado. Para algunas personas tener una doble vida es algo aceptable, lo que para otras es una absoluta deslealtad.

Si nos centramos en el ámbito empresarial, muchos grandes negocios se construyen sobre supuestos que, según para quién, podrían ser considerados mentiras.

He visto grandes transacciones de empresas tecnológicas en España que terminan en los tribunales porque la parte compradora entiende que hubo mentiras injustificadas en la construcción de la valoración. He visto altos directivos ser despojados de sus poderes porque su consejo de administración pensaba que todo lo que se les presentaba era una auténtica mentira. He visto comercializar dispositivos sanitarios con certificaciones válidas en China, pero que no superarían ni siquiera la fase preliminar de revisión documental en España. O construir relatos falsos —o por lo menos exagerados— sobre incrementos exponenciales de robos en domicilios por bandas delictivas procedentes del este de Europa, para desarrollar estrategias de marketing en el ámbito de la seguridad en el hogar.

Nada a lo que el lector de esta columna no esté más que acostumbrado.

Una de las mayores “mentiras” de las que he participado fue el desarrollo del concepto de ciudades inteligentes o smart cities en España. Entre los años 2010 y 2015, incluso quizás algo más, en España desarrollamos toda una industria —o por lo menos un intento de industria— en torno a este concepto. De hecho, siguen existiendo comisiones en nuestra patronal tecnológica con este nombre. Poco después, el discurso migró a “Destinos Turísticos Inteligentes” y la pelota continúa con las Green Cities…

En España somos especialistas en inventarnos este tipo de modas que vuelven locos a los departamentos de marketing de las empresas tecnológicas y encuentran fácilmente el respaldo de una Administración central del Estado, carente de ideas y siempre motivada por defender los intereses del operador dominante en telecomunicaciones.

Honestamente, creo que nos vuelven locos los envoltorios. Muchos de estos alcaldes, considerados “líderes mundiales” en defender y desarrollar el concepto de ciudades inteligentes o también de Green Cities, permiten pisos patera de ingenieros altamente cualificados en sus ciudades. Cinco ingenieros viviendo juntos a kilómetros de distancia del parque tecnológico en el que trabajan. Yo a esto no le llamo “Territorio Inteligente”.

Desde ATLASTECH REVIEW abrimos un debate sobre cómo la tecnología disponible va a cambiar la organización de nuestras ciudades, y esto obligará a cambiar el paradigma de la ciudad. Si a esto le sumamos que, por fin, parece que la economía de plataformas es una realidad y el concepto de sociedad 5.0 de Europa avanza, nos enfrentamos a un cóctel apasionante que abre grandes oportunidades a quien sepa leer los próximos pasos en el desarrollo de las ciudades.

Pero personalmente mi experiencia previa me pesa demasiado y me hace ser escéptico con toda nueva tendencia. Porque cuando has comprobado en tus propias carnes que todo era mentira —o, por lo menos, que las ciudades no iban a cambiar tan rápidamente como decíamos—, te lleva a ser precavido a la hora de descubrir nuevas tendencias.

En una sociedad donde la IA va a poner en valor cada vez más la autenticidad de las personas, los modelos de liderazgo y, por qué no, los canales de información como ATLASTECH REVIEW—y donde seremos capaces de detectar cantamañanas a la legua—, la apertura de nuevos debates debe ser seria y con contenidos de calidad.

Anticipar tendencias siempre es una actividad de riesgo, pero también una necesidad. En ATLASTECH REVIEW queremos ofrecerte certezas en medio del ruido, sabiendo que en la autenticidad está el valor diferencial del futuro.

Scroll al inicio
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad