Paula Lamo: «IOTA en diez años estará en condiciones de máxima interoperabilidad»
Internet of things application (IOTA), es una tecnología "transversal" que asegura la transacción de información de forma "inimputable", gracias a su actuación en forma de red y no en cadena como el Blockchain, según afirma Paula Lamo, experta en IoT, a su vez, IOTA ha sido elegida por la Comisión Europea para el desarrollo de la identidad digital
Paula Lamo es doctora e investigadora, imparte el máster de internet de las cosas (IoT) de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR). Forma parte del grupo de investigación Industria, Energía y Sostenibilidad (InES) y del Instituto de Investigación, Innovación y Tecnología Educativas (iTED), ambos en UNIR. Su línea de exploración es la industria 4.0 y el blended learning. También abarca otras áreas como colaboradora del grupo de Ingeniería Microelectrónica en la Universidad de Cantabria. Paula Lamo explica qué es IOTA y lo que supone su implementación para el panorama español y europeo. Se trata de una tecnología más avanzada que el blockchain, elegida por la Comisión Europea para el desarrollo «obligatorio» de la identidad digital, que prevé estar operativa para 2026 en todos los países; y respecto al panorama industrial, IOTA en «diez años estará en condiciones de máxima interoperabilidad», según afirma la experta.
El blockchain trabaja con cadenas de bloques de datos, mientras IOTA registra las transacciones de datos en forma de red. Cada vez que un bloque o nodo realiza una transacción de información, en simultáneo este verifica dos informaciones más, lo que aumenta la eficiencia y velocidad. El objetivo de la invención es garantizar la seguridad en el intercambio de información y para ello se basa en el valor del IoT. Por ejemplo, una máquina con la instalación de IOTA es capaz de «avisar por sí sola al soporte técnico de que debe hacer un mantenimiento preventivo», afirma Paula Lamo. Sin embargo la tecnología es «transversal a cualquier sector».
El colapso mundial de Microsoft, el pasado viernes 19 de julio, dejó a millones de usuarios varados en los aeropuertos y corporaciones sin acceso a herramientas críticas. El incidente ha demostrado la vulnerabilidad de algunos sistemas y la urgencia de adoptar soluciones seguras. A diferencia del blockchain, IOTA al actuar en forma de tangle o red, recoge datos «imputables, y nadie los puede alterar» porque para registrarlos deben estar verificados por el por el nodo o la identidad que lo ofrece y otras dos entidades más.
«La tecnología se ha inventado de forma específica para IoT», afirma,Paula Lamo, es decir, la base del proyecto es un sistema IoT que permite realizar las transacciones de forma eficiente y veloz.
Aterrizando la invención en el sector industrial, la experta sostiene que se trata de una «tecnología transversal», que en el corto plazo representará la «capa tecnológica superior de cualquier proceso» en salud, educación, entre otros, como logística. Todo el mundo conoce blockchain porque es «veterana», no obstante ahora «tenemos otra alternativa», cuya holgada implementación requiere solo de un programador que añada al sistema la «capa» de ciberseguridad o trazabilidad, que al ser descentralizada «no puede censurarse de ninguna manera».
En sectores como el alimenticio «ya se está utilizando», por ejemplo, para trazabilidad del producto. Es posible saber de un viñedo «cuál es exactamente el lugar donde se extrajeron las uvas, quién fue la empresa, a dónde las llevaron, en qué barrica», según afirma Paula Lamo. El consumidor con su móvil puede acceder a los datos «inmutables». IOTA es una tecnología emergente que «nos va a empezar a sonar a todos mucho más» y ya ha sido puesta a prueba en distintos rubros, entre ellos, una máquina con la instalación de IOTA es capaz de «avisarle por sí sola al soporte técnico, que debe hacer un mantenimiento preventivo», todo ello «sin contactar con el cliente», lo que tendrá «un impulso importante», según la experta.
Sobre la identidad digital y la tecnología IOTA le permiten al usuario, por ejemplo, «comprar la energía sobrante del panel solar del vecino, mediante un micro pago por esa electricidad», todo ello a través de contratos inteligentes. A su vez, la identidad digital recoge una totalidad de datos, sin embrago «podrías ir a alquilar un coche con la identidad digital» y a la empresa de alquiler solo «decirle cómo te llamas y cuál es tu DNI», a través de un simple escaneo con en el móvil.
Una de las debilidades de la nueva tecnología es que «no hay una regulación per se», aunque según afirma Paula Lamo, «es lo mismo que cuando salió la inteligencia artificial (IA)». La experta ha hecho referencia a los momentos previos a la exposición de la IA, cuando no se planteaba una legislación por su inexistencia. Sin embargo, IOTA posee la «autorización de la Comisión Europea», que ha definido a la invención como «una de las tecnologías que se utilizarán». También la nueva normativa europea «obliga» a los países a disponer de la cartera digital en 2026.
El desarrollo de una identidad digital desde la Comisión Europea para Paula Lamo «es un punto» y «va a ser el inicio de un gran desarrollo, en cuanto a normativa y regulación» para las tecnologías de registro de transacciones, «es el principio de algo muy grande». En el caso de IOTA la experta sostiene que «en cinco o seis años vamos a tener un desarrollo normativo».
Respecto a la colaboración de los sectores, según Paula Lamo «debe haber un impulso a nivel público porque se tiene que implementar esa cartera de identidad digital para los ciudadanos» y se deben establecer «los recursos a disposición de las empresas, para que no sea algo que usar solo en el sector público». A su vez, «la cartera o identidad digital tiene que servir al ciudadano y a las empresas para comunicarse con la administración, para poder hacer transacciones entre empresas privadas y entre ciudadanos privados también» y añade, «debe haber una inversión en ambos sentidos».
Para asentar la IOTA desde la perspectiva corporativa, Paula Lamo afirma que se debe «ir cerrando el círculo», a través de «un desarrollo normativo y estandarización común a todos los países». La profesora plantea que todas «las infraestructuras necesitan estar interconectadas», para que pueda darse un libre tránsito e interoperabilidad real a nivel global, porque según la experta «en pocos años vamos a asistir a muchos cambios tecnológicos», «la sociedad digital está evolucionando».