Demoledor informe de Digital Europe sobre la brecha tecnológica: a entre el 55% y el 30% de distancia del top mundial

El informe The EU’s Critical Tech Gap, elaborado por Digital Europe determina con exactitud la competitividad tecnológica de la Unión Europea (UE) basada en dos indicadores principales: su proximidad respecto a las mejores prácticas mundiales y los riesgos presentes en su cadena de valor. Para ello, emplea un análisis cuantitativo detallado, a través de diversos parámetros para cada área tecnológica.

Con las estadísticas menos favorables se encuentran los semiconductores avanzados con riesgo «alto» de no suministro . Europa se encuentra a un 45% de las mejores prácticas mundiales en este ámbito. En el caso de la inteligencia artificial (IA) , apenas llega al 53% y el riesgo de su cadena de suministro es «moderado a alto».

En biotecnologías de la salud y computación cuántica la brecha respecto de las mejores prácticas mundiales es también sustancial, apenas alcanzan el 57%. Cuatro puntos más arriba se encuentran las tecnologías energéticas, aunque llegan sólo al 61% del top global.

Las tecnologías del espacio y la fabricación aditiva comparten un diagnóstico similar: alcanzan el 69% del máximo desarrollo, aunque la cadena de suministro del ámbito espacial presenta mayor riesgo ,»moderado a alto», frente al «moderado» que corresponde al entorno 3D.

La opción menos desfavorable ahora mismo, tanto en la proximidad de las prácticas mundiales (71%) como en el riesgo en la cadena de suministro («bajo a moderado») cadena de valor es la conectividad avanzada.

Para determinar todos estos valores, el informe se enfoca en elementos como la cuota de mercado de exportaciones mundiales o la financiación de empresas emergentes, entre otras, cuyas totalidades convergen en una puntuación, que indica cómo se comporta la UE en relación a los líderes mundiales. Ese conjunto establece el rendimiento y la fortaleza de la industria, que en el mismo orden representan el 33 % (rendimiento) y el 67% (fortaleza) de la puntuación total. A su vez, el decreto sostiene que, «una puntuación superior al 70 por ciento indica una alta competitividad», (en este caso la única es la conectividad avanzada).

En segundo lugar, respecto a la presencia en la cadena de valor europea se analiza su presencia y capacidad que posee para obtener beneficios económicos en toda la cadena de valor, de cada tecnología crítica analizada, o solo en determinadas etapas en las que se desarrolla la mayor parte del valor.

El entorno europeo es «fuerte en investigación y desarrollo, pero débil en fabricación y comercialización», por lo que «se ha quedado rezagado en competitividad global en múltiples sectores tecnológicos». A su vez, la regulación y el entorno empresarial «deficientes», según sostiene el documento, son los responsables de afectar a la competitividad. La complejidad de los marcos normativos y la financiación restrictiva dificultan la escalabilidad de las compañías europeas.

El territorio europeo lidera el desarrollo de normas mundiales, en especial, en ámbitos como la conectividad avanzada, «aprovechar estas ventajas puede ayudar a mantener una ventaja competitiva en los mercados mundiales».

Las cadenas de valor de las tecnologías críticas son complejas y globales, debido a ello «debe colaborar estratégicamente para limitar las interrupciones de la cadena de suministro». El refuerzo de las asociaciones y la colaboración «es esencial para limitar los riesgos y crear ecosistemas tecnológicos competitivos» sobre todo en «en segmentos críticos de la cadena de suministro» como «los semiconductores».