Brecha generacional y la guerra del talento
Ambos asuntos aparecen hoy, de forma recurrente, entre las principales preocupaciones de los responsables de la industria 4.0 en nuestro país, según el CEO de Atlas Tecnológico, quien sostiene que cada vez se requerirán menos personas, pero más formadas y sobre todo más actualizadas
Escuchar a la industria es una actividad esencial dentro de mis responsabilidades en FOM y Atlas Tecnológico. La escucha activa requiere tiempo de calidad y saber dejar en un segundo plano tus intereses comerciales para generar un clima en el que tu interlocutor comparte sus dolores. Reconozco que no siempre es fácil propiciar estas situaciones, máxime con la presión comercial con la que convivo diariamente como responsable de una startup del ámbito industrial.
Lo que está claro es que si eres capaz de activar el modo escucha, te enteras de aquellas cosas que les preocupan a tus clientes. En este caso, directivos de la industria española alejados de la actualidad política española, pero muy atentos a la geopolítica. Están muy capacitados para resolver los inconvenientes que surgen en el día a día, pero también son capaces de anticipar los que prevén que les aparecerán a la vuelta de la esquina, entienden perfectamente la importancia de la digitalización de la industria y anticipan que en el futuro será sostenible o no será.
En estos momentos hay dos temas que recurrentemente aparece en todas las conversaciones. Quizás sean más de dos, pero me centro en dos que considero interesante compartir. El primero sería la brecha generacional que se está abriendo en la industria y el segundo la guerra por el talento con capacitación 4.0 o STEM.
Hoy en la industria conviven fácilmente dos generaciones de profesionales muy claras de identificar: un grupo que tiene entre 20 y 25 años que normalmente ha finalizado algún tipo de estudios y empieza su actividad profesional; y otro, entre 50 y 55 años con una dilatada experiencia en la posición que desempeñan. Evidentemente también hay muchos profesionales en medio, pero me quedo con estos dos colectivos.
No quiero incurrir en poner el foco de mi reflexión en un tópico como la brecha digital en las organizaciones industriales, porque además de ser un tema bastante tratado no creo que hoy sea el principal reto al que se enfrentan los equipos de las industrias, además el riesgo de esta brecha, desde mi punto de vista afecta a todas las generaciones y no exclusivamente a las más veteranas.
Cuando hablo de riesgo de brecha generacional en las organizaciones industriales me refiero a aspectos tan obvios y ya tratados en otros ámbitos como las motivaciones por el trabajo de las generaciones entrantes, el lugar que ocupa el trabajo en sus preferencias, la predisposición a la formación continua o el rechazo a la movilidad geográfica y en concreto a vivir alejados de las grandes ciudades. Por supuesto la industria del futuro tendrá estar adaptada a la conciliación familiar.
Por otro lado, tenemos el otro grupo de profesionales que han priorizado en muchas ocasiones su actividad profesional al desarrollo de su esfera personal y familiar e incluso su ocio, pero está llegando un momento donde empiezan a visualizar, desde la responsabilidad que les caracteriza, que habrá que organizar su industria para que se pueda producir un relevo generacional, y que ese nuevo escenario requerirá de un cambio profundo en la relación persona-trabajo.
En segundo lugar, veo con cierta preocupación la escasez de perfiles profesionales cualificados en Industria 4.0, podríamos hablar de escasez de perfiles STEM, pero nos quedaríamos un poco cortos. La industria requiere cada vez de menos personas y esto es una evidencia, pero cada vez requiere de personas más capacitadas y sobre todo más actualizadas. La estructura funcional actual de las operaciones industriales requiere de pocos profesionales, pero es necesario que tengan la mayor experiencia posible en trabajar en la industria, daría igual sector y ámbito, y una gran predisposición a formarse continuamente y mantenerse actualizados.
Hay zonas geográficas tradicionalmente industriales en España donde la competencia por profesionales 4.0 con una experiencia de tres a cinco años está siendo brutal. Vemos saltos entre automoción y su industria de componentes al sector agroalimentario por mejoras salariales de 5.000 euros y poder trabajar un poco más cerca de casa. También vemos los clásicos fichajes entre competidores por mejoras salariales significativas. La movilidad laboral entre organizaciones vecinas está siendo enorme, la inflación salarial para cubrir determinadas posiciones intermedias sorprende. La industria cada vez requiere de mayor cualificación y actualización en tecnologías habilitadoras y nuevos modelos de gestión, pero no son muchos los perfiles disponibles. No quiero entrar en los perfiles del ámbito de la programación donde la disputa es entre sectores más distantes. Un programador es requerido hoy para trabajar en cualquier sector y sorprende el tipo de exigencias que ponen encima de la mesa para decantarse por una empresa u otra.
Por lo tanto, creo que en cualquier hoja de ruta de una industria las personas debemos ocupar un papel muy importante. Sabemos que la industria del futuro requerirá de menos profesionales, pero también sabemos que el perfil del profesional y sus motivaciones se parecerá poco a los actuales. Creo que debemos de dejar de hablar tanto de la brecha digital para empezar a prestar un poco de atención a la brecha generacional o cualquier día no tenemos quien se haga cargo de nuestras industrias.