Los 4 niveles de madurez innovadora de la empresa
Pocas empresas tienen interiorizada la capacidad de dar el salto de simplemente hacer proyectos a disponer de un sistema de innovación articulado y alineado con la estrategia de negocio, según el autor, que insta a seguir un camino de madurez innovadora en las organizaciones dotándose de los diferentes perfiles de personas necesarios para cada fase
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Hace unos años, descubrí que los Reyes Magos eran los padres. Hablando de innovación, quiero decir. Frente a la teoría de que la innovación empieza con un plan, la realidad, es algo más parecido al dibujo de abajo.
Es lo que denomino el modelo de la pirámide de innovación. Y para explicártelo mejor, permíteme que te cuente la historia de Laura, la responsable de innovación de una empresa cualquiera y cómo ella empieza a innovar y va avanzando hacia la parte superior de la pirámide.
Todo parte de un directivo, un gerente o alguien que, tras años en la empresa, ha leído un libro, un artículo en prensa o ha asistido a una charla donde le han vendido que la innovación es fundamental para las empresas.
Cuando este directivo vuelve a su empresa con los ojos brillantes, coge a una persona de su confianza y le dice: “Laura, tenemos que innovar”. Y se va. Laura se queda con el marrón, sin tener ni idea de por dónde tirar, así que hace lo que hacemos todos cuando no sabemos algo. Preguntar a Google.
Laura encuentra y aprende de forma autodidacta que lo primero que tiene que hacer para innovar es montar un proyecto. Está en la fase de “el primer proyecto de innovación”.
Y lo hace. Y encima, sin saber del todo cómo, le sale bien. Así que monta otro proyecto. Y otro más cuando termina.
Entonces pide a su jefe un becario que le ayude. Y sigue haciendo proyectos. Cada vez más. Aprende que existen unas cosas que se llaman subvenciones, conoce centros tecnológicos y universidades. La máquina de hacer proyectos echa humo. Están en el segundo nivel: “Más madera, proyectos en paralelo”.
Y así, Laura puede seguir hasta que se jubile.
Entonces, hay algunos casos (solo algunos) en el que el CEO un día llama a Laura y le pregunta: «¿Para qué estamos haciendo todos esos proyectos? ¿Qué tienen que ver con la estrategia de la empresa?»
Booom!!
Es el momento en que Laura se da cuenta que innovar va más allá de hacer proyectos. Es condición necesaria, pero no suficiente. Es cuando necesitas estructurar un sistema de innovación, que permita innovar sin depender de unas personas concretas, con nombre y apellidos. Que si a Laura le toca la lotería y decide largarse al Caribe, que la empresa siga innovando.
Y que exista una estrategia de innovación, unos procesos, unos recursos y unos indicadores. Estamos en el escalón de “ordenar la casa”. Mi experiencia es que pocas empresas dan el salto de hacer proyectos a tener un sistema de innovación.
Pero aún nos queda un paso en el camino de nuestra pirámide. Hasta ese momento, lo normal es que los proyectos los ejecute el equipo de Laura, el departamento de I+D+i. O el de Transformación Digital. O el que sea que haga proyectos.
Sin embargo, por muy bueno que sea el equipo de Laura, o el tuyo, les faltarán perfiles de mercado y de negocio. Necesitarás involucrar a otras personas en la innovación. Primero poniéndoles una pistola en la cabeza (o sea, obligados) y después que sean ellas las que de forma, más o menos natural, innovan.
Porque tu objetivo no es otro que la innovación forme parte del día a día de las personas de la organización. Estos 4 niveles de madurez innovadora, a su vez, incluyen 15 retos que deben resolver los profesionales de la innovación en su día a día. Sin embargo, no todos los innovadores tienen los mismos retos.
A partir del estudio Radiografía del Innovador 2020 y 2022 que hicimos en Innolandia, identificamos dos perfiles claros (aunque con algunas excepciones) de los profesionales de la innovación. Y cada uno es más adecuado para el nivel de madurez en el que te encuentres.
1. Yoda, el experto
Es una persona con horas de vuelo, que suele tener entre siete y diez años de experiencia trabajando en innovación. Trabaja o dirige un departamento de innovación con un equipo de entre dos y cinco personas.
Incluso suele tener un presupuesto propio aproximadamente rondando los 15 mil euros para hacer pequeñas pruebas, desarrollos que puedan hacer más allá de lo que puedan ser financiación de proyectos.
En cuanto a las herramientas, estos profesionales trabajan con un abanico de más de 5 herramientas, y dedican más tiempo a formarse “formalmente”, a través de cursos online e incluso másters.
Su foco ha pasado de hacer proyectos a sistematizar la innovación, a que funcionen los procesos de innovación, el engranaje.
Por tanto, sus retos están en los niveles 3 y 4 de la pirámide de la innovación: gestionar el sistema y construir una cultura innovadora.
Al ser un perfil que trabaja en organizaciones más maduras, su principal barrera es la falta de tiempo a todos los niveles. Falta de tiempo para él/ella, de su equipo, y de otras personas a las que se intenta involucrar dentro del sistema.
2. Rei, la novata
Es una persona que lleva poco tiempo en esto de la innovación, entre uno y tres años, y con características diferentes al anterior arquetipo. Habitualmente no están en el departamento de innovación y puede que realice su trabajo a tiempo parcial.
Otro aprendizaje que hemos obtenido desarrollando nuestro modelo de la pirámide de innovación, es que un departamento de innovación no empieza porque sí, sino que arranca con un encargo a personas concretas en diferentes áreas. Por tanto esta persona, estos novatos, suelen trabajar en otras áreas.
Habitualmente personas que vienen del mundo de la Calidad, IT, o incluso de ingeniería, que van asumiendo actividades relacionadas con la innovación, pero no hay un departamento formado como tal.
Estas personas además no tienen presupuesto, sino que se apañan con las horas de trabajo y se centran fundamentalmente en hacer proyectos. Con el riesgo de crear una churrera de proyectos sin sentido.
Como están empezando en sus organizaciones, la principal barrera no es una barrera de tiempo, es una barrera de cambio. De que a la gente no le importa una puñeta lo que están haciendo en innovación. Es muy complicado involucrarlo dentro de las actividades de innovación porque no está formalizado como tal. Lo que genera mucha frustración.
El aprendizaje final que quería compartir en este artículo es que la innovación es un camino de madurez y que necesitarás diferentes perfiles de personas en función del momento en el que estés en tu organización.