Disrupción, colaboración, pasión y sostenibilidad

Mira que es corto el mes de febrero, pero qué provechoso puede ser cuando desarrollas tu actividad en el ecosistema colaborativo en el que las personas y las empresas se ayudan para construir escenarios de crecimiento sostenibles.

Acabo de definir lo que es la cultura de ATLAS TECNOLÓGICO y por qué no, la motivación que hay detrás de nuestros encuentros Collaborate. El próximo será el 29 y 30 de marzo, en colaboración con la Universidad de Navarra, promovido por LODISNA y cuenta como partners institucionales con el Gobierno de Navarra, CEN y AIN. En general todo lo que rodea a ATLAS es apasionante, quizás porque está iniciativa está impulsada por algo que podríamos llamar COLABORACIÓN APASIONADA.

Esta semana le preguntaba a mi hijo Pablo, que próximamente cumplirá doce años, qué era para él un encuentro Collaborate. Su respuesta fue rápida: “Es un mutualismo entre personas y empresas, donde las personas y las empresas se ayudan entre ellas sin que ninguna salga perjudicada. En este caso el mutualismo se produce entre empresas tecnológicas e industriales”. Yo me quedé alucinado. Mi intención al preguntarle era la misma que perseguía en el programa de televisión presentado por Xavier Sardá, Juego de niños.

En este mes hemos diseñado nuestro #CollaboratePamplona23. No es un fin en sí mismo , ni queremos dedicarle un excesivo tiempo de nuestra agenda, pero queremos garantizar una experiencia brutal para nuestros clientes, colaboradores, trabajadores y accionistas. El reto no es sencillo, pero partimos de un ecosistema cada día mejor engrasado en el que la generosidad y reciprocidad, el apoyo mutuo entre los miembros del ecosistema, está generando un entorno disruptivo de colaboración.

Después de dos Collaborate, Valladolid y Valencia, en los que nuestros socios locales para la organización estuvieron cumbre, como dirían en el sur,  este año nos planteábamos hacer dos eventos, uno en el norte, preferiblemente un lugar industrial con peso del sector agroalimentario, y otro en el sur, aquí no había dudas, todos nuestros colaboradores querían que fuera Málaga. Seguramente la influencia de Ezequiel Navarro, Pablo Tapia y Claudio Cañete tendrá algo que ver. También que Málaga es un ejemplo de colaboración, o mutualidad como diría mi hijo Pablo, brutal.

Finalmente, la decisión fue fácil gracias a la proactividad de nuestra empresa amiga LODISNA, cliente de la plataforma y patrocinador en los dos primeros Collaborate. Tanto Antonio Tuñón como Igor Beguiristain, nos ofrecieron toda su ayuda a sumar al proyecto a la Universidad de Navarra, al Gobierno de Navarra y a las principales asociaciones empresariales industriales CEN y AIN. LODISNA se ha convertido en el promotor ideal con el que todo Collaborate debe contar. Lo que más me está impresionando de esta nueva cultura ATLAS es que es contagiosa y las instituciones y administraciones se suman rápidamente al proyecto. Es verdad que todos salimos ganando y nadie pierde nada, pero en eso nadie repara. Veo una actitud colaborativa impresionante. Utilizo la expresión por tercera vez. Sencillamente brutal.

Por último, este febrero se constituyó INVERSORES ATLAS TECNOLÓGICO. En su primer mes de vida el vehículo ha alcanzado los 110.000 euros y pronto superará los 200.000, con la participación de más de 40 colaboradores y empleados. Denota que ATLAS es claramente un modelo de negocio disruptivo, que engancha con nuestros empleados, colaboradores, clientes y amigos, para convertirlos en inversores y retroalimenta la pasión del ecosistema por garantizar un proyecto innovador sostenible en el tiempo. Nos vemos en Pamplona. Gracias ecosistema.