Vacas por una flauta, Apolo analogiza a España
En la negociación de los acuerdos de investidura sigue sin identificarse lo sustancial para la mejora de la competitividad de España, especialmente en el ámbito tecnológico, según el autor, que remarca que el debate se pierde en meandros argumentales
La vicepresidenta en funciones y líder de Sumar, Yolanda Díaz, llega a La Moncloa. / Pool Moncloa/Fernando Calvo
Descubierto Hermes, todavía un niño, como el autor del robo de un rebaño de vacas de Apolo, cogió la lira que había construido con un caparazón de tortuga y comenzó a tocar una melodía cautivadora. Al escucharla, Apolo le perdonó de inmediato y le propuso un trato: “tú te quedas las vacas, y yo me llevo la lira”. Satisfecho con el intercambio, Hermes cortó unos juncos y formó con ellos una flauta de pastor, con la que tocó otra melodía. “Tu flauta por el bastón de oro con el que pastoreo mi ganado”, le volvió a decir Apolo. Maravillado por el ingenio y la persuasión de su hijo Hermes, Zeus declaró que en adelante se ocuparía de hacer tratados, promover el comercio y mantener el libre derecho de paso para los viajeros. El dios de la economía comenzó siendo un ladronzuelo. Pero fue Apolo quien se dejó engañar por él. Mundus vult decipi; ergo decipiatur, escribió el romano Petronio.
Para cualquier sociedad, la clave de su progreso consiste en saber identificar adecuadamente qué son las vacas, qué los instrumentos musicales y qué es la melodía en este mito tan ilustrador. Muchos países lo tienen muy claro, compartamos o no su visión, pero ese no parece ser el fuerte de España. No se produce una coindidencia al respecto en nuestro país entre el sector privado (y buena parte de la Administración pública) y la esfera política.
Asistimos desde hace semanas a la negociación de dos acuerdos de gobierno, uno ya fracasado, el otro todavía en gestación, y sigue sin haber rastro en ellos de las vacas. Andan sobrados los textos y las declaraciones de flautas, liras y melodías, pero quién se va a ocupar de las vacas, de hacerlas crecer y reproducirse, de garantizar que nutrirán a la población, es algo que todavía no sabemos.
Puedes leer el acuerdo entre PSOE y Sumar aquí. Es muy entretenido, incluye frases sensacionales como «promoveremos la educación física y el deporte entre toda la población». El primer apartado está orientado a crear una economía moderna. Y, sí, habla de la industria: «Apostaremos por la producción de aquellos bienes, servicios y materias primas en los que ya tenemos una ventaja competitiva consolidada o en los que debemos tener una capacidad mínima de fabricación dada su importancia para la economía del futuro». Y olé. «Impulsaremos la digitalización de los trámites empresariales, reforzaremos la transferencia tecnológica a las pymes e impulsaremos el escalado de las empresas innovadoras». ¡Buen rollo ante todo!
En cierta ocasión, un dirigente de CCOO me afeó que les hubiera acusado de hacer un discurso plagado de “meandros argumentales”. No le gustó el término, al parecer. Pero ese ha sido tradicionalmente uno de sus mecanismos de convicción. Que suele la flauta Los contenidos que críticos en las negociaciones de investidura transmiten una visión analógica de la política que huele a más tiempo perdido por venir. Aparentemente, en Moncloa se da por hecho que las empresas a las que están regando de dinero europeo, no pueden decir ni mu. Que pasten las vacas y nos dejen tranquilos disfrutando de la música.