“Tecnología adaptada al contexto de las empresas, por favor”, Diálogos 4.0 insta a vencer la complejidad con colaboración

Un proyecto dirigido a analizar la complejidad y la gestión del cambio en la digitalización de industrias de bienes de equipo unió los destinos de Carlos Cosials, Industry 4.0 manager de Integral Innovation Experts. 9altitudes; José María Ramos, director de tecnología e innovación de ONA EDM; Francisco Manuel Soriano, director de sistemas de Industrias David; Miguel García, director de proyectos de Industrias David; y Asier Alonso, director de proyectos de Tecnalia. En el espacio Diálogos 4.0 de Atlas Tecnológico, y bajo la batuta del periodista Sergio Martín como moderador, han compartido sus principales conclusiones en el marco incomparable de la Fundación PONS.

Para Carlos Cosials, se trata en buena medida de un asunto de aproximación entre proveedor y empresa. “Los fabricantes de tecnología solemos llegar con las soluciones, y el cliente nos dice: ‘cómo vienes con la solución sin conocer el problema’”. Hay que potenciar, por consiguiente, la colaboración, cuya naturaleza es “voluntaria y altruista”, e implica vencer “la resistencia al cambio” de partes de la organización que prefieren permanecer en su “zona de confort de la tecnología”.

La información “tiene que estar disponible”, añade Carlos Cosials, “si se crea un sistema que sienta las bases para compartir información y nadie lo hace, no se pone en marcha”. Hay que superar lo que llama el “dilema entre adoptar un software y adaptarse a un software”.

Los fabricantes de software han conseguido “automatizar una serie de procesos que nos permiten ser más rápidos e ir en tiempo real, pero sus herramientas se tienen que adaptar” a la realidad de las empresas que las incorporan. “Alguien en una gran corporación americana pensó en cómo teníamos que trabajar, de forma muy compartimentada, pero no se adapta bien a empresas en las que existen diferentes roles, que muchas veces son empresas familiares”. Ese es uno de los desafíos diarios a los que se enfrenta su actividad.

José María Ramos se vale del concepto de entropía para describir “las dificultades que tiene una pyme para competir con grandes centros mundiales. En el proyecto intentábamos saber si podemos usar la digitalización para lidiar con entornos complejos, marcados por la aceleración de los cambios”.

Su conclusión es que “no hay recetas mágicas empaquetadas”. La industria 4.0 “migra a 5.0 al poner a la persona en el centro, el sistema complejo tiene propiedades específicas y el efecto multiplicador de la colaboración es la forma de lidiar con todos estos desafíos y con la digitalización”. En ese sentido, Ramos cree que “la clave en la colaboración es identificar el valor de lo que se obtiene, no se trata de forzarla”, y eso depende muchas veces de los intangibles.

“La complejidad que me encuentro son muchas personas pidiendo información a muchos departamentos que no está estructurada o que está en un cajón y no saben cómo acceder a ella”, explica Francisco Manuel Soriano. Para añadir dificultad, “las herramientas de las empresas tecnológicas no hablan entre ellas”.

Y por si todo eso fuera poco, el reto de la velocidad. “Como pyme estamos adaptándonos para convertirnos en empresa 4.0 y ya tenemos a la IA haciéndonos correr todavía más. Aún no tenemos la información bien estructurada para que la IA sea capaz de consumirla y hacerle un resumen a operario, diseñador, no somos capaces de llegar a ese 4.0, a tenerlo todo digitalizado. Es mucha la velocidad a la que nos movemos y más que va a aumentar. Nos tenemos que apoyar en centros tecnológicos y empresas que nos ayuden a avanzar”, afirma Soriano.

El punto ideal para la intervención de Asier Alonso. “La colaboración es un elemento fundamental, pero a la hora de tratar en un entorno cambiante con empresas que requieren una actualización constante, requerimos un modelo de colaboración abierto, en el que sean capaces de compartir su conocimiento, sus experiencias. Esa colaboración abierta es fundamental para ser capaces como pymes de responder a un entorno complicado”.

En línea con Ramos, el responsable de Tecnalia apunta que “sin digitalizarnos e incorporar IA no sobreviviremos a un entorno cambiante, pero eso requiere esfuerzo de adaptación al contexto de cada empresa, para crear una base sólida de digitalización y entender los procesos antes de dar el siguiente paso. Se tiene que hacer con análisis consciente de hacia dónde queremos llegar. Si no se hace así, suele llevar a frustración tecnológica, a pilotos en los que no se llega a nada o a esa idea de que la tecnología no es para mí”.

El segundo ponente de Industrias David es Miguel García. En su opinión, “los puestos directivos fallamos en transmitir esa cultura y ese conocimiento a todos los estratos de la empresa. A la hora de tomar decisiones, el análisis se hace a un nivel muy técnico y tiene que llegar a los que tienen que utilizar la tecnología. La cultura se come a la estrategia, podemos tener sistemas espectaculares que funcionen de maravilla, pero si no los entienden no sirve de nada”.

Aunque abre la puerta a más competencia desde cualquier punto del mundo, cree que “la democratización tecnológica al final es buena, contribuye a dar ideas, a marcar líneas de desarrollo, a ampliar el campo. Es importante que las empresas contribuyamos al análisis del mercado. Tiene las dos vertientes: supone un riesgo, cuando una empresa tiene una trayectoria, transformarla es más difícil que empezar de cero. Pero al mismo tiempo es un potencial puente de colaboración”.

¿Cómo transformará la IA la toma de decisiones en las empresas? José María Ramos destaca que “sintetizar la información es una de las cosas más complejas y que más demandan las empresas, porque hay aplicaciones que nos muestran cientos de miles de datos”, pero advierte de una “expectativa desorbitada con la IA generativa, está muy lejos todavía. Casi todas las decisiones de negocio se toman con un montón de datos, pero con las tripas”.

“La planta industrial a oscuras sin humanos se ha desechado”, apostilla Asier Alonso. “La complejidad de la realidad es inasumible para sistemas que aprenden a partir de históricos. Desde UE, se defiende que la IA tiene que ser data centric, pero también human centric, es evidente el cambio de mentalidad, ya no se concibe prescindir de las personas”.

Miguel García insta a cuidar el “hilo digital, la disponibilidad de la información en toda la cadena productiva. No sólo desde el diseño, sino desde la definición de los requisitos, documentar por qué se toman decisiones”.

En cuanto al gemelo digital, el directivo de Tecnalia afirma que “el problema gemelo digital es la ambigüedad del término. Puede ser cualquier cosa, es imposible que te hagas una idea de lo que es. En el proyecto, hemos trabajado la definición de gemelo digital llevado al contexto de las empresas. Es un medio, un pasaporte, para introducir toda la información del ciclo de vida de un producto, de forma que esté disponible en todo momento”.

Bajo ese paradigma “sí es útil y será imprescindible en el futuro”, añade, pero “el enlace entre la información que se captura y la del comportamiento del producto en la realidad, y cómo cierro el lazo con diseño, no está completada. Hay parte hecha, pero queda mucho por trabajar”. El gemelo digital es “un concepto que va a ayudar y es aplicable a la realidad de las pymes y se irá implantando”.

Cosials concluye que “en las empresas tenemos que pasar de los responsables a preguntables, personas que saben hacer preguntas. Cuando estás conduciendo miras los retrovisores y en las empresas sucede algo similar: se están preguntando qué ha pasado, en qué momento hemos decidido esto, el gemelo digital va con la simulación y con la pregunta hacia adelante: ¿esto va a funcionar? Y le respondes un sí condicional, ya veremos. Las herramientas van de ayudar a responder lo que pasó, hemos guardado las evidencias, y el digital twin va hacia adelante”.