Sorpasso a Japón, ¿para qué innovar?

España ha superado en PIB per capita a Japón, lo que ha abierto un debate acerca del potencial de nuestra economía de servicios, turismo e inmobiliario, frente a la innovación tecnológica, si olvidamos por supuesto el problema de las cotizaciones a la Seguridad Social o que los precios han subido un 102% en 30 años, mientras los salarios sólo un 6%, quizás nos estamos dejando llevar por ese espejismo de competitividad que han generado los fondos europeos
Eugenio Mallol
6 de julio de 2025 | Compartir: Compartir en twitter Compartir en LinkedIn
Sorpasso a Japón, ¿para qué innovar?

Parece que España ha dado el sorpasso a Japón en PIB per capita, lo cual ha disparado en algunos ámbitos el entusiasmo por nuestro modelo económico de servicios frente al de la industria tecnológica avanzada nipona. ¿Para qué innovar, verdad? Resulta mucho más directo, y hasta divertido, producir frutas y hortalizas, sangría y paella, noches de hotel y discoteca, y vender y alquilar viviendas que esa monserga de cambiar el modelo productivo que sólo entienden ingenieros y fondos de inversión.

Ahora miramos por encima del hombro a Japón y, de paso, a esas economías que siguen empeñadas en ponérselo difícil a la vida. La de informes estratégicos que he leído los últimos 30 años en los que se decía que uno de los principales atractivos de España es lo bien que se está aquí. ¡Si al final tendré que darles la razón! La de gente que se muere por venir a trabajar y a montar empresas en España y dejar el insoportable frío de Chicago, Boston, Nueva York y Londres, por no hablar de la asfixiante humedad de San Francisco, Shenzhen, Shanghái y Hong Kong.

Nos reímos como la cigarra de esas aplicadas hormigas japonesas, y de su aburrida innovación tecnológica. No hay problema con ese déficit de la Seguridad Social que ni siquiera la IA sabe cifrar (¡prueba!). Qué más da si nuestra economía de servicios ofrece salarios (y cotizaciones) entre un 30% y un 50% más bajos de media que los de la industria, y si el sueldo medio en España es 5.000 euros inferior al japonés. El faro es el PIB per capita, no la realidad de las personas.

Bailemos, olvidemos el gráfico de Eurostat, según el cual el salario medio de los trabajadores en España ha aumentado sólo un 3% (un 6% en términos reales ) desde 1995, mientras la inflación lo ha hecho ¡un 102,3%! en ese periodo, según el INE. Hay crecimiento económico, ¡ciudadanos a las terrazas!

Consulto el Observatorio de Complejidad Económica, que comenzó en el grupo de Aprendizaje Colectivo del MIT y hoy comercializa la empresa Datawheel. Japón está en posición de hablar con voz propia en la inteligencia artificial física del futuro. Es dueña de tecnología clave para la producción de chips, robots y coches. España tiene una industria intermedia estupenda, pero sus principales locomotoras son básicamente fantásticos clientes del sector tecnológico (nadie en el Ibex solicita más de 25 patentes al año, salvo en ocasiones Amadeus) o multinacionales extranjeras.

Es increíble cómo nos gusta dar la espalda a la innovación. Sigo pensando que el aluvión de fondos europeos tras el Covid-19 alimenta ese espejismo de competitividad que nos permite vivir tan despreocupadamente. Una de las principales actividades económicas en todos los sectores es hoy conseguir dinero europeo. Pero mi sospecha se complica: el verdadero cambio de modelo productivo es asegurar de que los fondos no dejen de llegar hasta el último rincón del país. Si lo logramos, Japón quedará a la altura del betún.

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