Sony AI se propone crear «un ‘científico IA’ capaz de ganar un Premio Nobel en torno al 2050»
Hiroaki Kitano, vicepresidente ejecutivo y director de tecnología de Sony, reflexiona sobre el impacto de las limitaciones cognitivas humanas en la evolución científica y apunta a la IA como herramienta clave para la optimización de las investigaciones
Hiroaki Kitano en la tercera edición del Foto del Consejo Científico de ValgrAI, celebrado en la Universidad Politécnica de Valencia | UPV
La penetración de la inteligencia artificial (IA) en la contemporaneidad se ha producido de una manera abrupta y agresiva, lo que ha obligado a la sociedad a reorganizar sus parámetros mentales para adaptarse a esta conquista. De algún modo, la IA es una especie de Aníbal que, como en la Batalla de Trasimenio (217 a.C.), se adentró en territorio romano de manera súbita e inevitable. Ante esta emboscada magistral, los romanos se vieron obligados a ajustarse a la realidad cartaginense. En el caso del hombre actual, con la entrada de la inteligencia artificial, se remitió al clásico «adaptarse o morir». En este marco, Hiroaki Kitano es el rapsoda que narra la historia en la tercera edición del Foro del Consejo Científico de ValgrAI, celebrado en la Universidad Politécnica de Valencia.
Hiroaki Kitano es vicepresidente ejecutivo y director de tecnología de Sony Group Corporation, además de experto en la construcción de sistemas de IA basados en datos a gran escala. Desde su punto de vista, la IA generativa y el machine learning han revolucionado no solamente al pueblo latino, sino a la población mundial. En su presentación «El reto del giro Nobel: crear el motor del descubrimiento científico», explica que la IA tiene la capacidad de hacer planteamientos más profundos y razonar sobre temas complejos, y no solamente dedicarse a la recopilación de datos. Según explica Kitano, «esto implicaría un cambio en la manera en la que funciona la civilización y, como la civilización está conducida por la ciencia, el primer paso para mí fue investigar la aplicación de la IA en el descubrimiento científico«
Como señala el experto, su estudio se erige a partir de una pregunta: «si creamos una IA con capacidad de crear un Premio Nobel, ¿su tipo de inteligencia se asemejará a la de un ser humano o será una clase de inteligencia totalmente diferente?». Sony AI fue la organización de investigación de alto nivel que se encargó de impulsar esta propuesta. Su objetivo era acelerar el proceso de investigación científica en beneficio del hombre, así como desarrollar herramientas que colaboraran con científicos y que apoyaran al refinamiento de las hipótesis durante el procedimiento.
«Al inicio del proceso, Sony AI formuló un challenge: desarrollar un ‘científico IA’ que elabore descubrimientos científicos merecedores del Premio Nobel hacia el 2050″, expone. Pero, además, se plantearon una pregunta que guiaría el proceso: «la cuestión era si ese ‘científico IA’ debería comportarse como un científico humano o de una manera completamente diferente«. En comparación con las décadas pasadas, este ‘científico IA’ ha evolucionado, puesto que «en las primeras investigaciones el fundamento era redescubrir cosas que ya se sabían, pero ahora la clave es descubrir cosas que no se han alcanzado todavía y que tengan valor». Para ello, Kitano destaca la importancia de utilizar la IA no solamente como una herramienta compilatoria de información, sino que pueda interpretar los datos y reflexionar sobre ellos.
Las limitaciones cognitivas del científico
En el caso de muchos de descubrimientos científicos, el camino se inicia a partir de un hallazgo accidental o, por otro lado, a raíz de una intuición científica: «de hecho, muchos Premios Nobel nacen así». Ello obliga a los científicos a estar siempre preparados por si se les presenta un resultado inesperado y saber reconocer su valía. Esta es una demostración de las limitaciones cognitivas del hombre científico, entre las que se destacan muchas otras deficiencias.
Otro gran problema para la investigación científica es que, según Kitano, «cada año, en campos como la biomedicina se producen más de 2 millones de trabajos y, evidentemente, los científicos no alcanzan a leerlos todos». Este inevitable fenómeno es una frontera para el descubrimiento científico, porque los expertos solamente poseen un fragmento de toda la información. «Sin quererlo, la investigación científica emanada por el hombre está sesgada«, señala. Asimismo, si se quisieran incluir todos los trabajos, llevaría tantas décadas que, una vez se lanzara la publicación, estaría desactualizada. «Por esta razón, el poder de la IA y de la computación deberían convertirse en el motor del descubrimiento científico, porque, al automatizar el experimento, se optimizan los resultados», concluye.
Más allá de la hiperautomatización del proceso, la IA también puede servir de asistente durante todo el proceso. De este modo, la IA podría interpretar datos y guiar a los científicos a tomar decisiones sobre qué análisis es más óptimo, qué experimentos adicionales elaborar y qué vía tomar.
«Al fin y al cabo, se ha de ser consciente de una cosa: en muchas ocasiones el proceso investigativo no es lineal y después de un gran hallazgo, se puede dar con un dato menos útil», expresa Kitano. De esta forma, demuestra que la incorporación de la IA supone un aumento de la eficiencia y de la precisión, pues se reduce el tiempo de trabajo y se mantiene la motivación de un científico desmoralizado por ese paso en falso. «Y la optimización comienza por la formulación de una pregunta correcta, he ahí el espacio en el que entra la IA» prosigue. «En la investigación científica, la clave no se halla en trabajar en todas las cuestiones posibles, sino enfocarse en la principal«. En este supuesto, puede ser útil formular preguntas significativas y que la IA sea el filtro que, tras haber analizado todos los datos comparecientes en la red, decida cuál es más relevante según las necesidades de la ciencia y de la civilización.